Saturday 14 de December, 2024

POLíTICA | 03-05-2023 14:42

Los mensajes contradictorios de Sergio Massa

Un futuro que se dirime entre el "sí" y el "no me dejan" del ministro de economía, por la posibilidad de una candidatura presidencial.

Sergio Massa dice que no lo dejan. Insiste con eso. Jura que ni Malena Galmarini ni sus hijos le permiten otra aventura electoral. Y que por eso no hay chances de que este año termine como el de candidato del Frente de Todos por más que todos se lo pidan.

Esta idea la empezó a hacer circular ni bien asumió el ministerio de Economía. Es una tesis que ya tiene varios meses pero que hace un tiempo empezó a crujir. Primero sufre por el peso de la realidad: Massa sí quiere. Su esposa Galmarini es titular de Aysa, y lleva la política, por herencia, en la sangre. Ella ya hizo públicos sus deseos de competir por la intendencia de Tigre, una campaña para la que puso primera y empezó a criticar al actual mandatario local, Julio Zamora. ¿Galmarini, en plena campaña propia, no deja a su esposo ir por la presidencia? ¿Ella, que quiere ir por la localidad bonaerense? De hecho, la propia esposa empezó a enviar mensajes contradictorios. En una entrevista que dio en Radio Perfil a fines de marzo, aseguró que “como ciudadana” le “encantaría” que su marido llegara a ser Presidente, pero que su hijo mayor, Tomás, no quería.

Fue aquella la primera señal: ya no era toda la familia la que no veía con buenos ojos la aventura, sino su hijo.

Después llegó otro mensaje. El miércoles 19, luego del cortocircuito con Antonio Aracre y su posterior renuncia como jefe de asesores, Galmarini subió la apuesta. Retuiteó desde su cuenta un texto de un usuario que decía: “Massa se queda hasta el final, porque el final es cuando se vaya Massa”.

Es esa una lógica que empieza a trascender desde el círculo del ministro: es la idea de que el resto de los actores del oficialismo no tiren demasiado de la cuerda. Porque se puede romper.

De cualquier manera, la respuesta formal del ministro sigue siendo una negativa ante la postulación. Además de las razones de índole familiar, ahora un nuevo relato empieza a asomarse. “¿Les parece que, con todos los tremendos quilombos que tengo, me queda tiempo de pensar en una campaña?”, es una reflexión que suele compartir a los que lo quieren convencer de competir, más que nada para hacerse el interesante. Argumenta que ahora la economía está demasiado al rojo como para que le de algún margen para trabajar en su candidatura presidencial.

Pero lo cierto es que, en su fuero íntimo, no deja de pensar en esa posibilidad.

por R.N.

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