El domingo 19 de noviembre, luego de que Sergio Massa reconociera la derrota del balotaje 2023, en el bunker de La Libertad Avanza comenzó a hablarse, nuevamente de cuál sería el lugar de Mauricio Macri en el gobierno de Javier Milei. El candidato de La Libertad Avanza ganó de forma contundente la segunda vuelta y el PRO empezará a reclamar su lugar en el nuevo gobierno.
La coalición de Gobierno del ala dura del PRO con La Libertad Avanza tiene pocas semanas. Sucedió luego de que Patricia Bullrich quedara tercera en la primera vuelta y Mauricio Macri se apurara a tener una nueva chance con el liberalismo, más allá de lo que pensaban los principales dirigentes del radicalismo y la Coalición Cívica
El miércoles 25 de octubre, tres días después de las elecciones generales, la conferencia de prensa de la UCR, liderada por Gerardo Morales y Martín Lousteau, comenzó a las 16.21. A esa misma hora, en un gimnasio de San Isidro, Mauricio Macri estaba haciendo ejercicio en una bicicleta fija y mirando por televisión el partido de la Champions League entre el Manchester City de Pep Guardiola y el club suizo Young Boys. Es decir, su interés por la opinión que los radicales tenían sobre la ruptura de Juntos por el Cambio que el ex presidente acababa de consumar se reducía casi al desprecio. “Macri está feliz, quería joderle la vida a Juntos por el Cambio”, dijo Morales en esa conferencia mientras el aludido seguía por TV lo que hacía el equipo de Pep.
Macri estaba convencido desde hacía meses de que el radicalismo y un sector de Juntos terminaría aliándose con Sergio Massa si había segunda vuelta. Consideraba que existían demasiados vasos comunicantes de esos sectores con el ministro de Economía como para ejercer una verdadera oposición. Con eso justificó su movida de romper antes que ellos.
La noche del domingo, un comentario que le llegó lo convenció de que había que avanzar a fondo en una alianza con Javier Milei. Le dijeron que, en el VIP del búnker, Emiliano Yacobitti, Lousteau y Morales y también Horacio Rodríguez Larreta y Elisa Carrió se acercaron a Patricia Bullrich y le pidieron que no fuera dura con Massa. Aquella sugerencia fue muy mal recibida por ella, que decidió redoblar la apuesta y atacar al candidato del Gobierno. A esa hora de la noche, el clima era de derrota absoluta y sobrevolaba la terrible certeza de que todo lo que habían construido en las dos décadas de vida del PRO se los acababa de arrebatar un recién llegado como Milei, que hasta hace tres años era un panelista televisivo. Al día siguiente, Bullrich retomó la presidencia del PRO y comenzó a trabajar con Macri en las alternativas a seguir.
Escenas de la cumbre.
El martes 24 por la noche se produjo el encuentro que hizo crujir al espacio. Macri invitó a Milei a su casa de la calle José C. Paz, en Acassuso, partido de San Isidro. El libertario fue acompañado por su hermana Karina y sus consejeros políticos Guillermo Francos y Santiago Caputo. Estuvieron Patricia Bullrich con su candidato a vice Luis Petri y también el diputado electo Cristian Ritondo y el ex candidato a gobernador por el PRO, Diego Santilli. La reunión se planificó en dos etapas. Macri, Bullrich y los hermanos Milei tuvieron una primera charla que fue de las 22.30 a las 23.30. Luego comenzaron a llegar los demás actores.
No hubo comida, apenas algunas bebidas sin alcohol: agua, gaseosas y café. No había asistentes ni secretarios. Tampoco estaba Juliana Awada, que se tomó unos días en Villa La Angostura para descansar en la casa familiar que tienen en el country Cumelén, tal vez previendo que se venían días agitados.
El anfitrión Macri les abrió la puerta a los primeros en llegar -Patricia y los Milei-, sirvió las bebidas y los recibió en su gran living, donde suele atender a sus amigos y su familia, un espacio de más de 30 metros cuadrados decorado con cuadros del artista uruguayo Guillermo García Cruz, dos sillones de cuatro cuerpos y cuatro sillones individuales. En el centro, dos mesas ratonas negras, que simulan ser una sola, con floreros y libros de arte sobre ellas, entre los que se destaca uno del diseñador de moda Tom Ford.
Todos fueron convocados en el más absoluto secreto y nadie sabía quiénes iban a participar del encuentro. Ritondo, Petri y Santilli se sorprendieron al ver a Milei. Lo mismo le pasó a Francos y Caputo, los alfiles del libertario, que no sabían que estaban entrando a la casa de Macri. El ex presidente los miraba a todos y les medía la cara de sorpresa. Disfrutaba del efecto que estaba provocando en esa centésima de segundo en la que cada uno descubría el motivo de la reunión: se iba a sellar un pacto entre ambos espacios.
La charla se extendió hasta pasada la 1 de la madrugada y tuvo como eje principal acercar posiciones y “amigar” a Bullrich con Milei. Durante la campaña pasaron de tirarse flores a lanzarse golpes bajos y acusaciones, como cuando el libertario dijo que la dirigenta del PRO había puesto bombas en jardines de infantes en sus épocas de montonera, algo que derivó en una denuncia penal de la que ahora Bullrich prometió desistir en los próximos días. En el encuentro, ella tuvo la voz cantante y acordaron que haría un gesto público de apoyo y que trabajarían juntos con el objetivo de ganarle a Massa. El pedido más importante que hizo Bullrich fue que “escondan” a los candidatos polémicos que pueden correr la discusión a temas inesperados como la “renuncia a la paternidad” que planteó Lilia Lemoine. Algunos de los presentes hasta se llevaron la impresión de que la que estaba liderando esta aventura era la mismísima Bullrich y que Macri solo cumplía el rol de celestino.
Macri y Milei trabaron una relación de respeto mutuo luego que el ex presidente le pidiera al empresario Eduardo Eurnekian que le tendiera un puente para neutralizar los ataques del libertario. Eurnekian los puso en contacto y luego cada encuentro fue gestionado por Alberto Benegas Lynch hijo. Al principio fueron tres charlas por videollamada y un encuentro personal, según cuenta el periodista Juan Luis González en “El Loco”, la biografía no autorizada de Milei. En la última semana, previa a las elecciones generales, hablaron con mucha más frecuencia y se volvieron a ver en persona el martes para la reconciliación con Bullrich.
Al día siguiente del encuentro, los equipos de fiscalización de ambos espacios políticos ya estaban organizando la logística para encarar el ballotage.
Internas.
Todos los asistentes a la reunión tenían un rol, sobre todo los elegidos por Macri. ¿Por qué fueron invitados Cristian Ritondo y Diego Santilli? ¿Qué hacía Petri? El candidato a vicepresidente fue convocado por ser el compañero de fórmula de Bullrich, pero también por sus orígenes radicales. Petri es un hombre de Julio Cobos y representa un radicalismo más cercano a Macri y Milei que a Massa. La presencia de Ritondo y Santilli tiene un significado más profundo porque son los compañeros de ruta de Rodríguez Larreta a lo largo de toda la historia del PRO, en especial Santilli, que lo acompañó en su trunco sueño presidencial. Incluirlos a ellos y no al alcalde porteño es materializar una idea que Macri ya tenía en su cabeza: desplazar a Larreta de cualquier posibilidad de crecimiento dentro del PRO. El día que el jefe de Gobierno decidió llamar a elecciones concurrentes en la Ciudad de Buenos Aires para darle una oportunidad al radicalismo de Lousteau de quedarse con la Ciudad, Macri le hizo la cruz para siempre. El principal refugio del PRO es la Ciudad y perderla produciría daños irreparables.
Al día siguiente de la reunión, Larreta se mostró molesto con Santilli por haberle ocultado la reunión. Lejos de pedir disculpas, “El Colo” redobló la apuesta y le contestó que él también tenía muchas reuniones de las que no le contaba. Enojos viejos que salen a la luz cuando hay crisis.
La jugada de Macri tiene dos escenarios hipotéticos en la cabeza del ex presidente. Por un lado, si gana, será parte del gobierno de Milei con la posiblidad de incluir ministros de su entorno. Por estos días se barajaban nombres como Guillermo Dietrich, Jorge Triaca, Germán Garavano y Andrés Ibarra, todos ex funcionarios de su gobierno que lo acompañaron muy de cerca en estos cuatro años de llano. Dietrich es un amigo de confianza; Garavano lo asesoró ad honorem con sus problemas judiciales; Triaca funciona como un armador en las sombras y con Ibarra comparten la ambición de volver a la presidencia de Boca Juniors. Otro ex funcionario de Macri que es del agrado de Milei es Federico Sturzenegger. Todavía no hay nada cerrado, pero el libertario quiere que Macri lo ayude a “conformar Gobierno”, como se dice en España. Esta idea madrileña de cogobernar le resulta interesante también a Bullrich, quien estaría dispuesta a ser parte del gobierno de Milei, tal vez como jefa de Gabinete. Todo está en estudio.
En un escenario de derrota, Macri cree que también tiene posibilidades de supervivencia porque seguiría conservando un lugar de liderazgo en un espacio opositor al kirchnerismo. En el exterior, Macri aún es considerado el principal opositor al kirchnerismo, y él disfruta de dar conferencias en otros países hablando de su “batalla contra el populismo kirchnerista”. Regalarle ese lugar al recién llegado Milei no está en sus planes. Mucho menos ser fagocitado por el radicalismo, que, según él, está dispuesto a acercarse a Massa.
El pacto de Acassuso no sólo desencadenó la ruptura de Juntos Por el Cambio sino que también generó el rechazo de cofundadores de la coalición como Carrió, Larreta, Morales o Ernesto Sanz. También referentes macristas de la primera hora, como Marcos Peña y Jaime Durán Barba, hicieron cuestionamientos. El consultor ecuatoriano vaticinó que Macri “va a terminar liderando un pequeño partido de Barrio Norte”.
Más esquirlas.
Las internas también se dispararon en La Libertad Avanza: el armador y senador provincial electo Carlos Kikuchi se vio amenazado por el ingreso de una estructura como la macrista que los supera en número y capacidad de gestión y por estas horas está lanzando críticas en voz baja a la decisión de “mezclarse con la casta”, cuando el leitmotiv que dejó a Milei a las puertas de la Presidencia era mostrarse como el candidato que venía a terminar con la vieja política. El sindicalista Luis Barrionuevo, que apoyó al candidato y le aportó parte de la fiscalización en la elección general, también ya avisó que abandonaba el proyecto presidencial del libertario. El motivo es la llegada de Macri, con quien terminó enemistado durante el gobierno del ex presidente. Entre los diputados y senadores bonaerenses del libertario también se lanzan reproches a Milei por haber sumado a Macri (ver nota pág. 30).
Esta tormenta, que se desencadenó en la casa del ex presidente y que acumula escenas de traición en todos los espacios políticos, es parte de la reorganización política que desafía a la clase política argentina. Miguel Pichetto tiene una frase para estos momentos: “La traición solo es un defecto si el traidor fracasa. Un héroe es un traidor que tuvo éxito”.
Luego de detonar la bomba, como se contó al comienzo de esta nota, Macri entró en modo desaprensivo y fue al gimnasio a mirar un partido de fútbol mientras sus socios radicales y las “palomas” del PRO lo cuestionaban por haber quebrado el espacio. Para la semana previa al ballotage -el clímax de la campaña- tiene previsto volver a desconectarse: del 9 al 12 de noviembre viajará a Chile para un torneo de bridge. Mientras tanto, en Buenos Aires, todo seguirá ardiendo.
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