Friday 6 de December, 2024

POLíTICA | 28-07-2023 11:59

Massa y Boudou, los secretos de una vieja sociedad

El ex vicepresidente reapareció en la Rosada. Su rol junto al ministro de Economía. De la Ucedé a la Anses. Amistad con Malena Galmarini.

Sergio Massa inició a Amado Boudou en el kirchnerismo. El precandidato a presidente de Unión por la Patria, que hoy recibe el apoyo incondicional del ex vicepresidente, fue quien hace 15 años atrás se lo presentó a Cristina y lo recomendó como titular de ANSES.

Fueron juntos a Casa Rosada y convencieron a la entonces presidenta de que Amado debía ocupar el lugar que estaba bacante. El único que desconfiaba del joven funcionario que había llegado de Mar del Plata era el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Ya lo había investigado y sabía de sus varias desprolijidades. A Cristina no le importó: quedó cautivada. Fue el primer cargo de importancia para el dirigente que, años después, sería condenado por la Corte Suprema por corrupción.

Boudou había crecido meteóricamente como economista en ANSES, el organismo que entonces dirigía Massa. Y fiel a su estilo, con encanto y con la habilidad de decirle a cada interlocutor lo que quería escuchar, lo fue seduciendo desde un cargo menor, al punto que se ganó su confianza. Empezaron a forjar una relación de amistad que incluyó también a Malena Galmarini.

En el camino hubo cortocircuitos. Massa se sintió traicionado por Boudou y luego quedaron en veredas enfrentadas de la política. El tigrense lo criticó cuando estaba preso. Pero la relación volvió a recomponerse en los últimos años y hoy los encuentra, una vez más, trabajando por la misma causa.

El partido que le había dado asilo a Boudou durante sus años más duros, Soberanxs, se alejó de la coalición oficialista cuando Massa fue elegido candidato de la unidad. “No se confronta a la derecha con candidatos de derecha”, protestaron. Pero Amado no saltó del barco. Le dio la espalda a aquellos que lo habían cobijado en su exilio carcelario: “Yo de Unión por la Patria no me voy ni aunque me echen”, le dijo a Horacio Verbitsky.

Con rumores de asesoramiento económico, con intercambio de mensajes y una furiosa defensa pública, la dupla Massa - Boudou está de regreso.

Amado no duda en bancar a su mentor. Es que, sin proponérselo, Massa le dio el empujón más importante en política. Sin la colaboración del tigrense, Boudou no hubiese llegado a la Casa Rosada. 

Asesor. 

La bomba explotó cuando el diputado Leopoldo Moreau contó la noticia: “Boudou está trabajando con Massa en el tema deuda con el FMI”, soltó. El estallido fue impactante. Es que sobre el ex vicepresidente, condenado en la causa Ciccone, pesa una inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, que sus abogados de vez en cuando intentan recurrir en la Justicia sin éxito.

La declaración de Moreau podía traer aparejado, entonces, un delito. Por eso la respuesta oficial del ministerio de Economía fue tajante. “Boudou y Massa ya lo aclararon. No es asesor”, le dicen a NOTICIAS. Y completan: “Moreau padre dijo eso por las suyas”. Hay parte de verdad: no hay contrato ni un trabajo formal. Pero la relación entre ambos se fue reconstruyendo luego de haberse enfriado años atrás y Boudou aparece como una especie de consultor externo. Nuevamente trabaja para acercarse al poder: “Estoy, como siempre, poniendo ideas”, advierte.

Ante la insistencia del periodismo, Boudou repite lo mismo que surge del ministerio: “Yo no formo parte del equipo económico”, aclara. Pero también admite que ya trabaja “muy fuerte por la fórmula Massa - Rossi”.

Del fluido intercambio de mensajes entre el ministro de Economía y el ex vice, surgieron algunas tareas informales que el último lleva a cabo. ¿Qué puede ofrecer el ex funcionario? Un acercamiento a la izquierda militante, para evitar la fuga de votos hacia Juan Grabois. Un respaldo público sin concesiones. Y, sobre todo, una crítica a los dirigentes que Massa no puede atacar con ferocidad, por cuestiones personales: Horacio Rodríguez Larreta, su histórico amigo de la política, y Gerardo Morales, con quien tuvo una alianza electoral en Jujuy.

Desde que Boudou empezó una gira mediática por los canales afines al electorado peronista, ha tenido diversas actuaciones de defensor público de Massa. Hace semanas, en C5N, la panelista Cynthia García le reprochó que, a diferencia de Grabois, el ministro de Economía no se había expedido sobre la crisis en Jujuy. “No me parece empezar a hablar de lo que se hace cada uno. Porque por ahí decimos cosas que a nadie le gustaría mucho escuchar”, sentenció Amado. Y completó: “Si empiezan a decir cosas inconvenientes, lo vamos a hacer todos. Y hay para todos lados”. Cambiaron de tema.

Su pareja, Mónica García de la Fuente, sintió aquella entrevista como un ataque personal a Boudou. Por eso retuiteó un mensaje para bancarlo: "Si Amado sabrá lo que es que te suelten la mano. Decoroso silencio guardó este tiempo. Y aquí está, jugando para el peronismo el partido que hay que jugar”, decía el texto.

El de García no fue el único ataque periodístico hacia el rol de Amado de defensor público de Massa. Víctor Hugo Morales, que aún no logra procesar la elección del ministro de Economía como candidato de la unidad, le reprochó al ex vice: “Amado, diciendo que siempre ganar es mejor, me sorprende”.

Boudou había manifestado que “para este momento es mejor una fórmula de unidad que ir a unas PASO”. “Hay una conducción que toma decisiones y siempre ganar es mejor. Nuestro gobierno fracasó, pero eso no invalida que continuamos la lucha”, argumentaba.

Por eso, Víctor Hugo reaccionó: “¿Qué cosa que no cumplió Alberto Fernández va a cumplir Massa?”, le dejó flotando la pregunta a Boudou en una de sus editoriales.

Amado también aconsejó a Massa sobre su doble función política. “Yo fui candidato a vice y fue ministro de Economía hasta el último día de gestión”, le dijo acerca de la polémica sobre si debe o no dejar la cartera que dirige. “No es incompatible”, reafirmó. 

“Sergio tiene que seguir, tiene un buen equipo de trabajo. Le quitas horas de sueño y horas a la familia y se puede”, recomendó públicamente Boudou. Massa, por ahora, va por esa lógica: “Ministro en la semana, candidato los fines de semana”, dicen en su equipo.

A principios de julio pasó algo significativo: Boudou volvió a la Casa Rosada. Fue una sorpresa para la mayoría de los que lo vieron ingresando. “Me invitaron a una reunión. No sé si es política o económica”, les dijo al pasar, misterioso, a los periodistas acreditados. Intuyen los presentes que se dirigía al despacho del jefe de Gabinete, Agustín Rossi. Su equipo de comunicación no lo confirma ni lo desmiente.

Al santafesino, Boudou le tiene un aprecio especial. Fue de los pocos dirigentes que lo contuvieron durante sus tiempos de cárcel. Por eso, una vez mientras Rossi daba una conferencia, él lo interrumpió con un llamado telefónico y se declaró en vivo: “Sos parte de la familia que uno se va construyendo. Vos sabés lo que te quiero”. 

El ex funcionario tiene una relación especial con la fórmula completa de Unión por la Patria. Y un interés particular: si ellos triunfan en las elecciones, podría volver definitivamente del ostracismo al que el kirchnerismo lo condenó.

“La verdad es que yo no estoy en el equipo económico de Massa, no formo parte de ese espacio, pero algunas ideas en común estamos teniendo sobre lo que hay que hacer con el Fondo”, insiste Amado en cada una de las entrevistas para dejar en claro que, lo suyo, no es un asesoramiento formal. Pero que sí está al teléfono con el ministro y candidato.

No es la primera vez que hay un debate acerca de si, inhabilitado para ejercer cargos públicos, puede o no ser consultor. En 2020, el gobernador de la Rioja, Ricardo Quintela, realizó una confesión que le trajo dolores de cabeza. “Estuvimos participando en una teleconferencia con el compañero Amado Boudou. Le pedimos su asesoramiento para un temita particular que es que queremos desendeudar al sector público, a los empleados públicos riojanos que, como en varias partes del país, tienen prácticamente comprometidos el total de sus salarios”, contó. El ex vice todavía cumplía prisión domiciliaria. Fue tal el revuelo, que el mandatario provincial tuvo que desmentirse a sí mismo e indicar que no era nada formal, que sólo lo había “consultado por un proyecto”. Como ahora con Massa, los detalles del presunto asesoramiento no trascendieron.

El origen. 

En su juventud, tanto Massa como Boudou militaban en la Ucedé, lejos de los ideales de izquierda que en la actualidad representan. Pero el primero estaba en Capital, mientras que el segundo estudiaba en Mar del Plata. No hay registros de que se hayan conocido de aquella prematura militancia. “Amado era presidente del centro de estudiantes y el DJ de las fiestas. En ese entonces era novio con Marina, la sobrina del Vasco de Mendiguren, por eso cuando llegó al Gobierno, años después, le decía tío. Era un latin lover”, cuenta una compañera de facultad a NOTICIAS.

La misma fuente, revela quién fue el contacto que lo hizo ingresar al Estado. Benigno Vélez, un compañero universitario que había emigrado a Capital y ya trabajaba en ANSES fue quien le dio una mano a Boudou cuando se mudó: “Se había ido mal del municipio de la Costa. Estaba en la lona. Benigno, que era Director Financiero, lo metió ahí y Amado escaló rápido”. Por él conoció a Massa, fue el celestino.

A Vélez, Boudou no le pagó de la mejor manera. Lo ascendieron cuando Amado escaló peldaños de poder, pero lo dejaron involucrado en causas de las que los demás zafaron, como la investigación por una compra de autos de lujo en el ministerio. Hace años Benigno intenta recomponer su imagen: de hecho, se reúne con consultores para que lo ayuden, sin demasiado éxito.

“Amado siempre se manejó como cuando estaba en la facultad. Como una banda de amigos”, dice la misma compañera de universidad. Y completa: “Tipo inteligente, seductor. Ningún boludo. Pero se creía inimputable”.

La relación entre Boudou y Massa mutó a una cuestión personal. El entonces titular de ANSES lo llevó a su club, Tigre, y lo puso de tesorero. No aparecía por las reuniones de comisión en la semana, pero iba junto a Sergio y Malena a la cancha a ver los partidos.

Sin embargo, las cosas se iban a complicar años después. El cortocircuito más fuerte fue por el proyecto de Boudou de que ANSES se hiciera cargo de los fondos de las AFJP. Massa estaba en contra, porque eso perjudicaría a su amigo banquero Jorge Brito, pero el matrimonio Kirchner vio una oportunidad de oro y la tomó. Amado pasó a ser uno de los favoritos y eso determinaría su ascenso hasta la vicepresidencia, previo paso por el ministerio de Economía. Sergio, por su parte, empezaría el camino inverso, a despegarse del gobierno K.

La política los dejaría en veredas opuestas en los siguientes años y se sobrepondría a la amistad que habían cultivado. Por eso, en 2014, Massa no dudó en apoyar la realización de un juicio político contra Boudou, que finalmente no prosperó. 

En 2021, cuando promediaba la gestión Fernández, se empezó a agitar la bandera de los indultos o amnistías para los ex funcionarios K. Boudou era uno de los más interesados en la movida. Pero Massa no estaba de acuerdo: “Sería absurdo”, protestaba.

De hecho, hasta hace pocos meses se tiraban dardos. Cuando la carrera electoral aún no estaba en marcha y Boudou no podía imaginar que Massa sería el candidato de la unidad, se animaba a criticarlo: “No coincido con muchas de las cosas que hace”, decía sobre la insistencia del ministro de Economía de subir las tasas de interés para contener al dólar. 

Pero luego empezó la recomposición de la relación y hoy, otra vez, no hay fisuras. La banca es absoluta.

Relaciones. 

Para el ex funcionario condenado por la causa Ciccone, ya es hora de dar vuelta la página. Intenta olvidarse de quienes le dieron la espalda cuando la Justicia lo investigó y actúa sin rencores con el kirchnerismo. Lo más importante es resguardarse al calor del poder.

Es que más allá de la falta de empatía de Cristina, Boudou conservó siempre relaciones con algunos dirigentes kirchneristas de paladar negro. Por ejemplo con Oscar Parrilli, el histórico colaborador de la actual vicepresidenta, o con Santiago Carreras, un camporista de la mesa chica.

De hecho la diputada Paula Penacca, del círculo íntimo de Máximo Kirchner, inauguró a finales del 2021 una unidad básica en honor a Boudou que aún está activa. En la Comuna 15, barrio de La Paternal, se erige “Compañero Amado”, donde por estos fines de semana de frío se hacen ollas populares y ferias americanas.

Pero el cobijo que más agradece la familia Boudou es el que le brinda Rodrigo “Rodra” Rodríguez desde la Secretaría Administrativa de la Cámara de Diputados. El dirigente de extrema confianza de Máximo Kirchner, tiene en su staff de asesores a la pareja de Amado. Desde 2020, la tiene contratada en la categoría A3 de planta transitoria. Sin contar títulos ni años de antigüedad, el sueldo bruto de julio fue de 580 mil pesos. Nada mal, teniendo en cuenta que empleados históricos del Congreso aseguran no haberla visto nunca por esos pasillos. “Es probable que por eso esté asignada al bloque y no a un diputado en particular. Para no tener que declarar días y horas de trabajo”, le explica a NOTICIAS una fuente interna.

La política es una rueda. Massa le presentó a Boudou a Cristina y le dio la oportunidad de crecer como dirigente. Se distanciaron por un tiempo y se criticaron públicamente. Pero hoy se vuelven a encontrar. Y como una paradoja, ahora es Amado el que quiere ayudar a su mentor a desembarcar en la Casa Rosada. “Cuando me cruzo por la calle con un kirchnerista que me pregunta ‘¿Confiamos?’ Yo le digo que sí, que hay que confiar en Sergio”, dice. No es para menos.

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Carlos Claá

Carlos Claá

Periodista político

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