Alberto Fernández (60) ya no besa ni abraza gente, Cristina Kirchner (67) está encerrada en su departamento de Recoleta, Mauricio Macri (61) suspendió su agenda de charlas y los viajes por la Fundación FIFA. Miguel Ángel Pichetto (69) se recluyó en su casa de Vicente López y Elisa “Lilita” Carrió (63) mira películas de amor en Exaltación de la Cruz. El ex presidente Carlos Menem (89) no sale de su casa en Belgrano R y Julio De Vido (70), quien quedó en libertad hace menos de un mes, se encerró en su chacra de Puerto Panal.
Por el coronavirus, la rutina de los políticos y las políticas dio un vuelco de 180 grados y obligó a aquellos que integran los distintos grupos de riesgo a acatar las medidas de aislamiento que dispuso el Gobierno para evitar ser contagiados por la pandemia que puso al mundo en una crisis sin precedentes.
En el caso de Alberto Fernández, la Unidad Médica Presidencial decidió vacunarlo contra la gripe común y a una docena de personas que están en contacto diario con él, como la primera dama Fabiola Yáñez; el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello; el vocero presidencial Juan Pablo Biondi y los asesores Juan Manuel Olmos y Julián Leunda, entre otros. La idea de esta medida preventiva es disminuir las posibilidades de que las defensas del Presidente bajen.
Entre los cambios de hábitos, el más difícil fue abandonar los besos. El Presidente suele hacer gala de su cercanía corporal y abraza y besa a todo el mundo. Hay veces que se olvida y tienen que recordarle que ya no puedo hacerlo.
En Olivos se tomó como medida de seguridad que no entren más autos que los necesarios y se le toma la temperatura a todo el que cruza la puerta de la calle Villate, y a aquel que tenga más de 37,3 se lo envía a un sanatorio externo. Ni siquiera se lo atiende en la enfermería de Olivos. Fernández tiene 60 años. El próximo 2 de abril cumplirá 61. El diputado Eduardo Valdés tenía pensado organizar un cumpleaños sorpresa como se hizo con la vicepresidenta Cristina Kirchner en su galpón de objetos recuperados llamado Café Las Palabras, pero ahora están planeando hacer un festejo virtual. Es lo que hay.
En el caso de CFK, la cuarentena la está cumpliendo en su departamento de la esquina de Juncal y Uruguay, en Recoleta. Allí pasa los días mirando películas y leyendo libros, entre los llamados telefónicos que mantiene con el Presidente. Una de las actividades políticas que tuvo durante la primera semana de cuarentena fue firmar un decreto parlamentario para interrumpir los plazos del Congreso hasta el 31 de marzo de 2020. Es decir que todos los proyectos que se hayan presentado y estaban por vencer, quedan en pausa para evitar que se caigan. Un ejemplo de esto es el pliego del candidato a la procuración Daniel Rafecas, que corría peligro de caerse y ahora podrá mantener estado parlamentario sin temor a que venzan los tiempos.
Cambiemos. En el caso de Mauricio Macri, el ex presidente canceló un viaje a París que tenía previsto por su rol en la Fundación FIFA y decidió recluirse en la quinta Los Abrojos. Su ex compañero de fórmula, Miguel Ángel Pichetto hizo lo mismo en su casa de la calle Gaspar Campos en Vicente López. Desde allí dio algunas entrevistas radiales y salió en unos pocos móviles televisivos.
“Lilita” Carrió, la líder de la Coalición Cívica, está encerrada en Exaltación de la Cruz junto a sus dos hijos. Carrió ya permanecía en cuarentena desde antes porque, como todos los años, estaba realizando la cuaresma, una tradición católica de 46 días de aislamiento previo a la celebración de Pascuas. Está dentro del grupo de riesgo no solo por sus 63 años, sino porque también tiene problemas respiratorios y cardíacos a los que se les suma una diabetes. Una de sus actividades preferidas es mirar películas de amor en Youtube, según escribió ella misma en la red social Twitter.
El ex presidente Carlos Menem, uno de los más longevos políticos en actividad, está en su casa de Belgrano R sobre la calle Echeverría, casi esquina Melián. Tiene 89 años y está acompañado por un grupo de asistentes. Su hija Zulemita es quien coordina todo y le lleva cosas en caso de necesitar algo muy puntual. Eso sí, cuando va, lo saluda de lejos para evitar riesgos.
El ex ministro de Planificación, Julio De Vido, quien recuperó la libertad a principios de marzo tras estar dos años preso, está haciendo la cuarentena en su chacra de Puerto Panal, donde a pesar del encierro tiene un jardín de importantes dimensiones para poder estar en movimiento. De Vido está dentro del grupo de riesgo por su condición de diabético.
Aliancistas. Carlos “Chacho” Álvarez, ex vicepresidente de Fernando De la Rúa y hoy designado embajador argentino en Perú, sufre de asma. Por ahora se quedará en el país, al igual que otros flamantes embajadores como Alfonsín (España) y Luis María Kreckler (China).
Su antigua socia política, la referente en Derechos Humanos Graciela Fernández Meijide, tiene 89 años y también mantiene el aislamiento total por encontrarse dentro el grupo de riesgo.
En el caso de Eduardo Duhalde, presidente post crisis de 2001, estuvo en aislamiento total hasta el miércoles 25 de este mes porque el 11 de marzo había regresado de España y Francia, adonde había viajado con su esposa, la también dirigente política bonaerense Hilda “Chiche” González. El motivo del viaje a Europa fue analizar cómo se implementa allí la venta de alimentos a granel para intentar bajar los costos. Duhalde, tras cumplir con la cuarentena, se dirigió a la Quinta de Olivos para reunirse con el Presidente, con quien habló sobre este tema y el del impacto actual del coronavirus en Argentina. Duhalde aportó a la conversación lo que recolectó de sus encuentros en Europa. La pandemia no es solo una preocupación en materia de salud sino que también es un riesgo en materia económica y social. En este punto, el ex presidente, según fuentes que estuvieron al tanto de lo que se charló en el encuentro, le transmitió la idea de crear cuasi monedas para algunas provincias que están atravesando crisis graves, como por ejemplo Chubut o Entre Ríos. El patacón fue la cuasimoneda más célebre que funcionó tras la crisis de 2001.
El ministro de Salud Ginés González García, quien tiene 74 años, está al frente del control de la pandemia en la Argentina y por eso debe seguir adelante. Al lado de él está su sobrino Lisandro Bonelli, quien es su jefe de Gabinete y un personaje que produce recelo dentro del ministerio, y también la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzoti. Ginés por ahora no hará aislamiento, a pesar de estar expuesto como pocos por su triple condición de médico, ministro de Salud y persona mayor. Y pensar que hace algunas semanas aún minimizaba el tema.
Más casos de personalidades de otros rubros:
Otros que también son parte de distintos grupos de riesgo pero que no petenecen a la política en un sentido estricto son Héctor Magnetto (75), Jorge Lanata (59), Hebe de Bonafini (91) y Ricardo Lorenzetti (64).
En el caso de Magnetto, el CEO del Grupo Clarín, a pesar de ser grupo de riesgo, seguía yendo a sus oficinas de la calle Piedras, incluso cuando ya se estaba empezando a implementar el “home office” en diferentes empresas e incluso en el propio diario. Cuando se estableció la cuarentena obligatoria, se resguardó en su departamento.
Jorge Lanata, luego de atravesar largos meses de complicaciones de salud, sigue haciendo su programa de radio en su casa. Lanata es un paciente inmunodeprimido, es decir que sus defensas son bajas y es propenso a enfermarse.
Hebe de Bonafini decidió suspender la rueda de los jueves y también no hubo actos por el 24 de marzo, Día de la Memoria por los desaparecidos de la última dictadura.
En el caso del juez de la Corte Ricardo Lorenzetti, se resguardó desde el martes 17 en Rafaela, su ciudad natal. Lorenzetti había faltado a la apertura de sesiones ordinarias, el 1 de marzo, por un cuadro de fiebre.
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