Rudy Ulloa Igor, el ex chofer de Néstor Kirchner, lanzó un libro autobiográfico sobre su vida y amistad con el ex presidente. Fue el pasado jueves 8 de septiembre en el Ateneo NK en San Telmo junto al sindicalista de los porteros Víctor Santa María. El libro se llama “Mi amigo, el presidente” y se trata de “una crónica en primera persona sobre la militancia, el proyecto y el legado de Néstor Kirchner”.
Ulloa, de origen chileno, traza en este libro un breve resumen de su infancia y juventud, y su vida desde que conoció a Kirchner. “Conocí una unidad básica con mi mamá. Era en 1974, en el Barrio Del Carmen, donde vivía. Mi familia militaba en la Unidad Básica Eva Perón. Ahí conocí a Néstor”, cuenta Ulloa, y recuerda que por entonces andaba por los 14 años.
Lo que no explica en ninguna parte de su obra es cómo desde un origen tan humilde, e incluso desde su posterior condición de chofer y secretario de Kirchner, se convirtió luego en un millonario empresario periodístico y multiplicó su fortuna gracias a la abundante publicidad oficial que el gobierno provincial y luego el nacional de los Kirchner le inyectaba a su multimedios santacruceño. Un caso de fortuna rápida, como el de Lázaro Báez.
Uno de los puntos más fuertes del libro está en los capítulos que hablan de la muerte de Kirchner. Ulloa cuenta, con detalles, los momentos previos al funeral. “El triste debate fue sobre cómo debía estar vestido. Las opiniones de protocolo por su investidura indicaban la gama de los tonos negro, azul oscuro y gris, colores oscuros, porque los colores vivos –nos explicaban– se distancian del dolor y la pena por la pérdida. Se hablaba de cómo debían estar las mangas de la camisa, sus brazos cruzados, con un rosario y la mortaja”, relata Ulloa y agrega que en ese momento “algo se apretaba” en su interior.
“Sentí la necesidad de expresarlo: ‘¡¡Noo!! ¡¡No es Néstor!! Él jamás hubiera querido eso. La camisa que más le gustaba era una de cuadros rojos; esa es la que él elegiría’. No hubo debate, y así inicié mi tarea de vestirlo. ¿Cómo se hace para vestir el cuerpo del mejor amigo? Es un momento desgarrador, inimaginable. Lágrimas, la responsabilidad de hacerse fuerte y ponerse al frente del triste momento por la mamá de Néstor, sus hermanas, su esposa y sus hijos”.
Luego de pasado el funeral, Rudy cuenta que le costaba mucho conciliar el sueño y a veces hasta evitaba irse a dormir para no soñar con su amigo. Por momentos llegó a pensar que se estaba volviendo loco y se preguntó si necesitaba acudir a ayuda profesional.
El libro no está ordenando de manera cronológica, sino que va y viene en el tiempo, con los temas de los que se propone escribir. Sobre los años de su infancia, Ulloa cuenta que sus primeros trabajos fueron como lustrabotas y canillita, e incluso se jacta de haber tenido visión del negocio por apuntar a trabajar para clientes ABC1.
“Algunos lustrabotas trabajaban como complemento en las peluquerías, otros cubrían los centros de reunión social como bares y confiterías. Mi estrategia era enfocarme en los clientes ABC1, les conocía los movimientos, tenían zapatos y botas muy buenas, salían cada mañana impecables, de punta en blanco, y tenían recursos para pagar una lustrada y comprar un diario, entonces combinaba mis dos negocios”.
Medios
El rol de canillita fue el primer acercamiento de Ulloa a los medios de comunicación. Sobre este punto no abunda demasiado, sino que solo cuenta la historia de FM del Carmen, una radio comunitaria de Río Gallegos y el lanzamiento de El Periódico Austral, su diario que era de circulación gratuita en Santa Cruz, sur de Chubut y a veces llegaba a Buenos Aires. En el libro cuenta que el diario siempre fue financiado, en su totalidad, por los ingresos publicitarios.
Tras la salida del kirchnerismo del poder dejó de salir en papel y solo quedó el portal. Hubo otros negocios mediáticos a los que no quiso hacer referencia, como la revista que publicaba con la editorial Publiexpress llamada Actitud o al Canal 2 de Santa Cruz. Tampoco sobre una productora con la que intentó armar un programa de debate político en el Canal C5N.
Mucho menos escribió sobre la intención de comprar, en el 2008, el canal Telefe, que en ese momento estaba en manos de los españoles de Telefónica. Ulloa, durante los años de Kirchner, pasó de tener algunos medios de bajo alcance a querer comprar uno de los canales más importantes del país. Incluso si se mira su vida de mucho más atrás: de lustrabotas a chofer de Kirchner y luego a empresario millonario, los saltos son mucho más abismales.
Su inversión cultural más importante son los Ateneos NK que están en Río Gallegos y Buenos Aires. Para la inauguración de la sucursal patagónica estuvieron Daniel Scioli y Carlos Zannini, que aprovecharon para dar un discurso de campaña, pero en aquel acto también estuvo un tímido Máximo Kirchner que utilizó el encuentro como una suerte de oficialización de su entonces candidatura diputado por Santa Cruz.
El otro Ateneo NK está en San Telmo. Estos bares culturales tienen como finalidad conservar y transmitir el legado de Néstor Kirchner. En ambos lugares hay una escultura del ex presidente sentado en una mesa con una camisa a cuadros con la que los turistas-militantes pueden tomarse una fotografía.
Estirpe
Ulloa pertenece al grupo más cercano del ex presidente que, tras la llegada al poder del kirchnerismo, tuvo un rotundo cambio de vida, no solo económico, sino también social. Comenzó a codearse con personajes de la política porteña con los que antes, desde Río Gallegos, no tenía trato. Junto con Daniel Muñoz, Lázaro Báez, Osvaldo “Bochi” Sanfelice y otros empresarios, son los “casos de éxito” kirchnerista en materia de ascenso social. Eso sí, él diálogo entre ellos nunca fue amistoso. Con Lázaro Báez tiene una pésima relación. Su gran amigo patagónico es Ricardo Echegaray, el ex jefe de la AFIP durante el kirchnerismo.
Sobre Cristina Kirchner hay pocos capítulos y apenas menciona algunas precisiones históricas de cuando se conocieron con Kirchner en octubre de 1974 y como fue el regreso de CFK a la facultad para terminar su carrera de abogacía tras dar a luz a su hijo Máximo. “Cristina postergó un tiempo su carrera y recién volvería a pedir su reincorporación a la vida universitaria el 6 de julio de 1978 en estos términos: ‘Soy madre de un niño y colaboro con tareas de mi esposo, abogado en Río Gallegos’. Terminó su carrera el primer día de octubre de 1979, fecha en que rindió su última materia: Derecho Internacional Privado”, cuenta Rudy.
El ex chofer de Kirchner le rindió un homenaje en vida a su amigo poniéndole a su hijo el nombre del hijo de Néstor. “Cuando nació mi hijo, no pensé en ponerle un nombre de la familia como para perpetuar generaciones o mantener viva la memoria. El nombre Máximo para mi hijo surgió inspirado en el nombre del hijo de quien entonces era mi jefe y amigo. Fue un agradecimiento a quien, más que una posibilidad laboral, me dio la posibilidad de realizarme personalmente”.
Ulloa fue también uno de los principales sostenes de Máximo Kirchner durante los primeros años tras la muerte de su padre. Por aquellos años, el hijo mayor de CFK no se dedicaba de manera activa a la política e incluso vivía en Río Gallegos. Mientras Cristina Kirchner ejercía la presidencia, Ulloa acompañaba a su hijo.
Los motivos por los que Ulloa decide contar su historia no están claros. Quiso dejar registro de su “aporte” en la vida de Néstor Kirchner y contar en primera persona lo que para él fue ser un “alumno privilegiado y testigo del nacimiento de un líder político”. Hace dos años dio una amable entrevista a su propio medio. Al parecer, le quedaron algunas cuestiones en el tintero y ahora decidió publicarlas.
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