Wednesday 4 de December, 2024

POLíTICA | 28-12-2023 07:12

Santiago Caputo, el ministro del Pensamiento de Javier Milei

Así lo llama el Presidente. Discursos, mesa chica y desconfianza en Macri. Fascinación por los tatuajes de la mafia rusa y éxito en TikTok.

Durante la primera semana de gobierno, mientras conversaban en el despacho presidencial, Javier Milei decidió darle a Santiago Caputo un cargo ficticio pero no menos importante. “Vos vas a ser mi ministro del Pensamiento”, le dijo mientras lo miraba a los ojos y lo tomaba de ambos hombros.

Caputo es, junto a Karina Milei, la persona de mayor confianza del nuevo Presidente. Llegó a él con la ayuda del ex candidato a jefe de Gobierno porteño Ramiro Marra, y a partir de ese momento se volvieron inseparables. Hoy es quien escribe los discursos presidenciales y tiene la misión de custodiar la identidad del proyecto de La Libertad Avanza, y además le dieron la responsabilidad de monitorear las áreas de comunicación de todo el Gobierno. Es el cortafuego al avance del macrismo y también uno de los soldados más leales de Milei, a tal punto que antes de las PASO había prometido que, si el libertario salía primero en las primarias, se tatuaría en toda su espalda la obra “El hombre gris”, del Nostradamus argentino Benjamín Solari Parravicini. El martes 15 de agosto cumplió su promesa mientras tomaba unos sorbos de whisky Black Label de Johnnie Walker en un vaso de plástico. El diputado bonaerense Agustín Romo compartió la foto en su cuenta de Twitter.

El tatuaje místico de Santiago Caputo

Al cierre de esta edición, Caputo aún no tenía un nombramiento formal, pero se esperaba que su cargo oficial sea “asesor presidencial en Asuntos Estratégicos”. Esta figura es tal vez la que describa mejor la tarea de este hombre de 38 años que, como dijo el propio Presidente, disfruta de mantenerse “en las sombras”, aunque, detrás de ese supuesto bajo perfil, deja traslucir la mueca de una sonrisa que expone un disfrute cuando escucha los rumores que giran alrededor de él. En el círculo rojo se preguntan quién es Caputo, cómo piensa y qué rol tiene en la mesa chica del nuevo poder.

Trabajos. 

El rol principal de Caputo es cuidar la identidad del proyecto. El consejero tiene la misión de evitar que Milei sea visto como un político tradicional y siga en la senda de un presidente reformista, que tiene como brújula el mandato popular de “reconstruir la Argentina”, como dijo en su discurso de asunción, y no desviarse del ajuste de shock que ya está implementando.

El martes 19 de diciembre se quedó hasta las 23.30 en la Casa Rosada, en la oficina de la Secretaría de Medios escribiendo en su laptop personal el discurso que Milei pronunció en cadena nacional el día siguiente. Allí se habló de las reformas que necesita el Estado, se anunció el Decreto de Necesidad y Urgencia de desregulación del Estado, se adelantó que se llamará a sesiones extraordinarias en el Congreso y otra vez se avanzó sobre la idea del ajuste. Este punto es tal vez el más novedoso del gobierno de Milei, porque su ascenso al poder estuvo acompañado del mandato de achicar los gastos y liberar los precios y es una de las cruzadas más importantes de sus primeras semanas de gestión. Incluso, desde el oficialismo deslizan que en conversaciones subterráneas con la oposición, todos alientan al Presidente a que tome las medidas necesarias para ordenar la economía. En algún punto, todos están alineados en los intereses, porque la oposición se muestra en desacuerdo con el ajuste frente a su electorado y Milei toma las medidas que van en línea con sus ideas, sin mostrarse juntos frente a la sociedad. Es un win-win, del que Milei cree que tiene más para ganar que para perder. “La política quiere que Javier haga el trabajo sucio del ajuste”, traduce Caputo en la intimidad. Y asegura que el Presidente tiene internalizado ese papel.

Una de las ideas principales de las que suele repetir Caputo en sus análisis es que el triunfo de Milei representa el fin del “consenso alfonsinista”, esa idea clásica de construir política a través de acuerdos, y que incluso es positivo ceder en algunas negociaciones en pos de un bien superior. Detrás de este concepto prevalece la idea de que Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando De la Rúa, Eduardo Duhalde, Néstor y Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández son parte de una generación de políticos pasados de moda cuyo fin último, aunque tuvieran episodios de confrontación, era lograr consensos. Milei, por el contrario, no buscaría consensuar, sino que avanzaría fuerte con las ideas que presentó en la campaña y que los votantes eligieron como algo diferente a la oferta tradicional. Un ejemplo del rechazo de la sociedad a un candidato que ofrecía consignas sobre consensos fue Horacio Rodríguez Larreta, que quedó en el camino en las PASO.

En este punto, Caputo es similar a las dos personas más importantes que tuvo Mauricio Macri durante su presidencia: Marcos Peña y Jaime Durán Barba. Ambos pregonaban la idea de avanzar con reformas y evitar la “politiquería” del diálogo y la negociación. El DNU de la desregulación del Estado, sumado a la ley ómnibus que buscan sancionar antes de fin de año, va en esa línea. En las conversaciones de Caputo con el Presidente sobrevuela la idea de que, si la cirugía mayor que pretenden aplicar al Estado sale mal, tendrán un breve paso por el Gobierno, pero se irán con la satisfacción haber sido fieles a sus ideas y no transar con “la casta”, como ellos llaman a los dirigentes políticos. Pero si sale bien, podrían soñar con la reelección. “Ahí empieza una dinastía”, se relamen.

El primer gesto en esta línea fue dar su discurso de asunción en la calle frente a la Plaza de los dos Congresos y no ante la Asamblea Legislativa. Esta pose general de sostenerse en la legitimación popular y no en el diálogo político es tal vez el corazón del pensamiento del consejero.

Matices. 

De todos modos, el Presidente y su principal asesor no siempre están en sintonía. A Caputo no le gusta que Milei tenga una constante aparición pública o que su voz se escuche demasiado. Sus consejos apuntan a la construcción de una figura presidencial más sólida y omnipresente. Algo más parecido a un emperador que a un presidente. La imagen de Milei monitoreando la manifestación en su contra en la jefatura de la Policía Federal encabezada por el Polo Obrero buscaba generar esa imagen de Gran Hermano que todo lo ve.

Caputo tampoco es amigo de todos los amigos de Milei. No simpatiza con Federico Sturzenegger: considera que su proyecto de DNU con las reformas tuvo más defectos que virtudes y que muestra de ello fue que la gran mayoría de los artículos hubo que reescribirlos porque en muchos casos dejaban la puerta abierta a una ola de juicios y amparos en el fuero contencioso administrativo.

Otro amigo del Milei con el que Caputo no congenia es Mauricio Macri. Cree que el boquense no desea, en el fondo, que el libertario tenga una buena presidencia. Más bien lo ve como alguien que busca controlar el poder todo el tiempo y a veces hasta con un juego perverso. Hasta se lo escuchó quejarse de que Milei quedó expuesto frente a una muchedumbre cuando fue a votar en las elecciones de Boca, mientras Macri estaba en Emiratos Árabes. Según Caputo, Macri lo incentivó a Milei a que vaya a votar, aunque se preservó a sí mismo.

Estas diferencias no son cuestiones de fondo, sino más bien de simpatía personal. Para Milei, Caputo es una persona esencial en su rutina diaria y hasta lo considera el “arquitecto” del triunfo electoral. “Quiero agradecerle a ese gigante, que me ha acompañado a lo largo de todo este proceso. Ese gigante que suele mantenerse en la oscuridad, que se llama Santiago Caputo y es el verdadero arquitecto junto 'al jefe'”, dijo Milei cuando comenzó a agradecer a quienes lo acompañaron en la campaña. “El jefe”, se sabe, es la hermana Karina.

Historia. 

Caputo conoció a Milei a través de su amigo Ramiro Marra, con quien cursó la secundaria en el Colegio Manuel Belgrano de la Ciudad de Buenos Aires. Su apellido está vinculado a la política por ser familiar lejano de Nicolás “Nicky” Caputo y Luis “Toto” Caputo, el “amigo del alma” de Macri y su ex ministro de Finanzas, respectivamente. Al último, hoy al frente de la cartera de Economía con Milei, lo acercó él, que es su sobrino. El padre de Santiago era Claudio, un escribano que fue presidente del Colegio de Escribanos y falleció este año. Para ese momento, ya había establecido una relación sólida con Milei, con quien interactuaba constantemente y participaba en reuniones cruciales. El afecto de Milei era tan profundo que el día del fallecimiento de su padre suspendió todas sus actividades de campaña para brindar apoyo personal en su casa. En esos meses, la vida de Caputo era una vorágine: había perdido a su padre, trabajaba en una campaña presidencial y su esposa esperaba su segundo hijo, nacido días antes de la primera vuelta electoral en octubre pasado.

Árbol Genealógico de los Caputo

A los 14 años, Caputo abandonó el Colegio Manuel Belgrano para continuar sus estudios en el Esquiú, en el barrio porteño de Belgrano. A los 16, debido a problemas de conducta y rendimiento académico, tuvo que cambiar de escuela otra vez, pero mantuvo su amistad con ex compañeros del Manuel Belgrano, quienes años después lo conectarían con Milei. Además de Marra, también es amigo de Eugenio Casielles, un legislador porteño que no participó en los festejos debido a su mala relación con Karina Milei, quien también desplazó a Marra.

Caputo estudió tres años de Ingeniería Informática en la Universidad de la Defensa Nacional, interesado en unirse a la ex SIDE para desarrollar tecnología para hacer espionaje. Sin embargo, tras descubrir la realidad cotidiana del trabajo de un espía, comprendió que no era tan romántico como imaginaba. Cambió su enfoque y se pasó a Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires.

A través de conexiones personales, conoció a Jaime Durán Barba y comenzó a colaborar en los equipos del ecuatoriano. Allí conoció a Santiago Nieto y Roberto Zapata, socios destacados del ex gurú del PRO, especializados en opinión pública. La intensidad y la pasión del trabajo lo llevaron a abandonar la carrera a solo cuatro materias de recibirse, para dedicarse por completo a la consultoría política a través de la consultora Move Group, junto a Rodrigo Lugones, Guillermo Garat y Tomás Vidal. Hoy todos trabajan para el gobierno de La Libertad Avanza. En ese grupo también estaba Diego “Derek” Hampton, el asesor de Patricia Bullrich.

Antes de trabajar para Milei, Caputo asesoró a candidatos, gobiernos y empresas en diferentes países, incluyendo Chile, Uruguay, Paraguay y El Salvador. También colaboró con el dirigente radical santacruceño Eduardo Costa. En la consultora tenían una costumbre: cualquier miembro que viajara al exterior debía regresar con una botella de whisky de cualquier parte del mundo. Caputo hizo sus aportes.

Tinta. 

Al joven asesor le apasionan los tatuajes. Además del escudo de la familia Caputo y la ya mencionada obra “El hombre gris”, su cuerpo está decorado con tattoos rusos, extraídos del libro “Russian Criminal Tattoo Encyclopaedia” que un amigo le regaló. Esa obra, dividida en tres tomos de colores rojo, azul y violeta, está basada en fotografías de presos de la mafia rusa, junto con explicaciones de cada tatuaje. En su brazo derecho, Caputo lleva tatuada una proclama anticomunista en ruso que dice: “Una cabaña, una casa de campo y una caja de ahorros, un barco, un coche y un garaje calmarán mi capricho”. Esta revelación en septiembre pasado generó controversia y fue mencionada en medios rusos. Algo que preocupa al asesor presidencial, ya que entiende que sus tatuajes podrían ofender a alguien.

Ya no puede andar tranquilo por las calles. Es probable que una persona mayor de 60 años no lo reconozca porque sale poco en televisión, pero cualquier adolescente o adulto lo vio durante las últimas dos semanas en Instagram, Twitter o TikTok, viralizado en cientos de videos que suman millones de reproducciones. Con un look rudo y siempre con un cigarrillo en la boca, en las redes sociales lo bautizaron como una suerte de Peaky Blinder rioplatense, en referencia a la serie de Netflix sobre una pandilla familiar de gangsters en la Inglaterra de principios del siglo XX.

Hasta hace unos años, Caputo era un asesor en opinión pública que se ganaba la vida mirando trabajos de focus group. Pero hoy llegó al punto más alto para cualquier consejero político: ayudar a una persona a convertirse en presidente y acompañarlo en la gestión. Es el hombre más buscado por los empresarios, los políticos y el poder. Todos quieren hablar y saber quién es el “ministro del Pensamiento” de Milei.

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Rodis Recalt

Rodis Recalt

Periodista de política y columnista de Radio Perfil.

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