Seguramente la conozca de la tele o de las redes: Karina Gao es una carismática influencer y comunicadora de cocina, nacida en Fujian, al sur de China, que llegó a Buenos Aires a los 9 años junto a su familia.
Años después estudió negocios en Francia, donde conoció a su marido, pero nunca dudó en volver. Karina se siente tan argentina como china y, a la hora de asumir el desafío de abrir su propio restaurante, se decidió por una propuesta con identidad propia, que honra la cocina de sus ancestros y busca conectar con el paladar local.

La carta, que recorre distintas regiones de China, se divide en entradas, proteínas, vegetales, hidratos y postres. Lo ideal es pedir varios platos para compartir (si son 8 o 10 personas, conviene pedir el salón privado, con el centro de mesa giratorio). Entre las entradas se destacan los arrolladitos primavera al vapor, como suelen comerlos los chinos; las albóndigas de cerdo y langostinos; los raviolitos de cerdo; y el pollo crocante al estilo taiwanés, marinado durante 24 horas y rebozado en almidón de batata (sin TACC, como muchos de sus platos).
Los platos con proteínas e hidratos son abundantes, nutritivos y llenos de sabor: Baby Ribs (receta de la madre de Karina), pollo a los tres aromas, ternera con salsa de ostras y verduras; y fideos en distintas versiones: salteados con ternera, con estofado de cerdo y una variante de ramen con costillar de asado del centro estofado al estilo chino.
La sección veggie es igualmente atractiva, con platos como coliflor agridulce, cazuela de berenjenas y chauchas salteadas.

Los postres son originales y visualmente impactantes, especialmente el helado chino para compartir: una torre de hielo picado bañada en leche condensada y acompañada con ocho toppings (frutas frescas, frutos secos, adukis caramelizados, entre otros), número de la fortuna en la cultura china.
La ambientación se aleja del estereotipo del restaurante chino: una paleta de colores que combina el rojo de la cultura china, el azul Francia y el celeste argentino, representando las tres culturas que conviven a diario en la vida de Karina.














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