Cocina *****
Servicio *****
Ambientación ****
La madre de Héctor y Pablo Durigutti, Victoria, trabajaba cosechando uvas cada vendimia. Ellos iban siempre con ella y así crecieron, jugando entre viñedos, nutriéndose de la tierra y de la uva con la que muchos años después harían sus
vinos. Hoy les llueven los reconocimientos, entre otros, el que recibieron este año: entraron en el prestigioso ranking World’s Best Vineyards, donde solo hay otras 3 bodegas argentinas. Bastante bien para una bodega familiar con apenas 21 años de vida.
Hoy en Finca Victoria (¿qué otro nombre podía tener?) además de la bodega hay casas para alquilar y un restaurante que practica cocina de finca. La renombrada chef a cargo de 5 suelos, Patricia Courtois, desde esta semana, además,
Embajadora Marca País, se hizo un nombre dándole a distintos proyectos gastronómicos, la identidad propia del lugar. Y aquí también Courtois tomó nota de recetas familiares, se contactó e hizo alianzas con productores de la zona y, junto
con el sommelier de la casa, Martín Krawxcyk Pardo, trabajaron en encontrar las mejores armonías entre la cocina y los vinos de la bodega.
Ambos crearon una experiencia única, el menú Historia. Se trata de un menú lúdico de 14 pasos (son bocados, no se asuste) con 14 bebidas (además de vinos hay vermut, vino fortificado y grappa, también de la bodega), que cuenta la evolución del vino, de la bodega y de la cocina a través de la historia. Lleva su tiempo pero el interés se sostiene con un servicio eficiente, un narrador erudito (Krawxcyk) y maridajes que, si se crío en Argentina, seguro le harán saltar un lagrimón.
Probará desde platos populares hasta otros más refinados, como el delicioso conejo envuelto en panceta con un Cabernet Franc del Proyecto Las Compuertas, que conjuga lo mejor de la tradición local (sí, los Durigutti comían conejo desde chicos en el campo) con la impronta francesa siempre presente en la cocina de Courtois.
También tienen un menú a la carta (5 Suelos), con entrada, plato y postre a elección, más una entrada de sabrosos snacks (terrinas, pâtés, rilletes, buñuelos) y una sopa de ajo que enamora.
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