Alguna vez le habrá pasado con el sushi o con el chaufan, pero seguro hoy es fanático. Lo desconocido nos asusta hasta que lo probamos, lo disfrutamos, y después lo deseamos: eso va a pasarle con la cocina coreana, garantizado. ¿Teme no saber qué pedir? En Mr. Ho lo van a orientar con paciencia y, creer o reventar, se enterará de que hay ravioles, fideos, milanesas y arrocito con huevo… en versión coreana, claro.
Los “ravioles” se llaman mandu –gyosas en Japón, dim sum en China- y vienen rellenos de verdura o cerdo, hechos al vapor o fritos. Los fideos -hay dos tipos los udon, de trigo; y los de batata, translúcidos y finitos- se comen en sopas o saltados con verduras, tofu, car ne o mariscos.
Las milanesas se llaman donkas: son de cerdo y empanadas en panko. El arroz con huevo es el bibimbap, uno de los platos más célebres de la cocina coreana: base de arroz blanco en un bowl con vegetales salteados, carne marinada y un huevo frito encima. Un sabor conocido y amigable, que puede complementarse con kimchi, un repollo fermentado en especias que viene como acompañamiento.
También hay opciones que no encuentran su equivalente occidental (y menos argentino) pero tampoco hay que temer. El tokbokki, por ejemplo, son unos pequeños cilindros de masa de arroz, típicas de la cocina callejera coreana, que se sirven con salsa de pescado, vegetales y huevo. El picante es opcional en todos los platos pero hay algunos, como el Ojingo Deopbab (salteado de calamar), que pierden la gracia sin él.
Como en toda la cocina asiática, hay pocos postres. El Samanco “un alfajor” en forma de pececito relleno de helado de crema y porotos aduki, tiene la dulzura perfecta para cerrar. Para tomar, lo tradicional es el soju (un destilado) o el makgoli, un delicioso vino de arroz, con baja graduación alcohólica.
Mr. Ho y su familia fueron uno de los participantes favoritos en “Familias Frente a Frente”, el reality de Telefe. La calidez y armonía que conquistaron al público, se sienten en su restaurante.
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