Como muestra la inolvidable película Perdidos en Tokio, en los hoteles el tiempo se suspende. Si además está en medio de la ciudad donde vivimos, el espacio se convierte en una burbuja en la que estamos a un paso y a la vez alejadísimos de nuestra realidad cotidiana. El descanso rinde más y la intimidad se profundiza. Todo eso puede pasar con una noche de hotel, aunque sea a la vuelta de su casa.
El Hotel Palladio tiene esa magia. Está en pleno caos porteño, pero adentro es otro mundo. Incluso sin alojarse en sus habitaciones, entrar a su bar o restaurante es una experiencia recortada de la realidad. El Negresco Bistró tiene un super buffet de desayuno, almuerzos de cocina mediterránea, meriendas abundantes (de 17 a 19), coctelería de autor para la hora del aperitivo y cenas de alta gastronomía, con la opción de un menú de pasos maridado con buenos vinos. También hay brunch los domingos, o más bien “almueryuno”, porque además de huevos en la cocción que sueñe, vienoisserie, y mesa dulce incluye un buffet con entradas (excelente el ceviche de lenguado, el gazpacho y el carpaccio de ternera), una estación de pastas (tres tipos de pastas caseras, tres salsas), platos de cocina (pollo, risotto, etc) y un carro de postres (deliciosos quesos y dulces artesanales).
La cocina de Negresco está a cargo de Ramiro Martínez, discípulo nada menos que del chef Ramiro Rodríguez Pardo quien, junto al Gato Dumas, fue uno de los pioneros de la cocina moderna en Buenos Aires. El menú Andrea Palladio, de 6 pasos, hace honor a la sofisticación de su mentor: escabeche de ostras con espuma de mar y manzanas, tartar de trucha patagónica sobre causa limeña, abadejo marinado en miso (gran producto, cocinado de modo que se luzca su carne), cochinillo confitado y húmedo de chocolate con quinotos en almíbar (gran combinación).
También tiene la opción de ordenar a la carta. Hay buenas entradas y platos de pescado, risotti, carnes con atractivas guarniciones y ricos postres. Esté atento, quizás los vea a Bill Murray y Scarlett Johansson, tomando whisky en la barra.
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