Ubicado en el interior del hotel Fierro, Uco es uno de los refugios más apacibles dentro de lo que suele ser la locura palermitana. El salón es acogedor y tiene un patio lleno de plantas que es un privilegio urbano. El proyecto gastronómico, a cargo del chef irlandés Edward Holloway y del sommelier Andrés Rosberg, hoy está focalizado en los huéspedes del hotel, pero el lugar empezó a abrir los fines de semana al público para ofrecer un brunch de cuatro pasos que, por su relación precio-calidad, vale realmente la pena aprovechar.
El concepto de brunch es un poco amplio en la Argentina, y el de Uco no es la excepción. Empieza a las 13, y el primer paso es un desayuno hecho y derecho: plato de frutas de estación (ananá, kiwi, duraznos y arándanos, con un almíbar dulce pero no invasivo), yogurt casero con granola, mini scones bien a la inglesa rellenos de queso crema batido y mermelada, medialunas, jugo exprimido de naranja y un veggie shot del día (de remolacha y manzana). Las porciones son pequeñas, pero hay que respirar un poco antes de seguir. Por suerte no hay dos turnos, así que es posible tomarse el tiempo que uno necesite.
El paso almuerzo comienza con una entrada, un carpaccio de bresaola (en su opción vegana de zucchini), y es el momento de pedir una copa de vino o cóctel, incluidos en el precio final. Luego llega el momento de los principales, con tres platos a elección, dos de ellos claramente inspirados por la nacionalidad de Holloway. Uno es el fish and chips: la pesca del día puede ser por ejemplo lisa con un rebozado contundente, crocante y “sequito”, acompañado de muy buenas papas fritas y salsa tártara de alcaparras. El otro es el clásico desayuno irlandés, especialidad de la casa: salchicha parrillera, panceta, morcilla grillada, tomate asado, huevo frito, y baked beans. La tercera opción es un plato con huevos, el día de nuestra la propuesta fue un porteñísimo revuelto gramajo.
Por último el postre: cheesecake de frutos rojos y carrot cake “deconstruida”, con una base del bizcochuelo de la “carrot” tradicional, corazón de toffee con nuez y helado de queso. Después, directo a la siesta.
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