Buenos Aires quiere volver a estar en pantalla grande. En el marco de la entrega de los premios Emmy en Nueva York, la ministra de Cultura porteña, Gabriela Ricardes, presentó una batería de medidas para impulsar la industria audiovisual, atraer inversiones internacionales y posicionar a la Ciudad como un polo creativo con competitividad global. La iniciativa, respaldada por la gestión de Jorge Macri, combina beneficios económicos, nuevas producciones y acuerdos estratégicos para ampliar la presencia de Buenos Aires en el mapa del cine mundial.
Una de las noticias más celebradas fue la confirmación de que dos grandes éxitos del Teatro San Martín darán su salto al cine. Se trata de Cyrano, dirigida por Maxi Gutiérrez con el protagónico de Julio “Puma” Goity, y Ricardo III, en versión de Marcelo Piñeyro con Joaquín Furriel. Ambas producciones se realizarán como coproducciones con empresas privadas, un modelo que busca consolidar la articulación entre el sector público y el privado en la cadena audiovisual.
Pero ese es solo un pilar del plan. Ricardes anunció un aumento del 15% en los fondos destinados al desarrollo y la producción de proyectos audiovisuales, una medida que busca ampliar las oportunidades para más cineastas, productoras y talentos técnicos. Además, se incrementará el cash rebate, un incentivo económico que devuelve parte de los gastos realizados por las producciones que filman en la Ciudad. Este mecanismo, utilizado en grandes centros audiovisuales del mundo, apunta a atraer rodajes internacionales, generar empleo local y promover servicios e infraestructura asociados al sector.
A los incentivos económicos se suman novedades para la exhibición y la promoción internacional. Buenos Aires, que ya cuenta con el prestigio del BAFICI como festival referente en la región, incorporará nuevas propuestas de alto impacto cultural: en 2026 habrá ediciones especiales en la Ciudad de los festivales de San Sebastián, Málaga y Sitges, entre otros. La apuesta es clara: convertir a Buenos Aires en una vidriera activa del mejor cine del mundo, al tiempo que se proyectan producciones nacionales en esos mismos circuitos.
Además, la BA Film Commission —dependiente del Ministerio de Cultura— confirmó la firma de más de 20 acuerdos con comisiones fílmicas de grandes ciudades internacionales. Estos convenios facilitan la circulación de proyectos, el intercambio de profesionales, el acceso a locaciones y la cooperación entre mercados audiovisuales.
El plan también incluye medidas operativas para facilitar la producción: simplificación de trámites, permisos de filmación más rápidos y asistencia a través de BA Set, el programa que ayuda a localizar escenarios, gestionar logística y articular con organismos públicos. La premisa es reducir la burocracia para que filmar en Buenos Aires sea más atractivo y eficiente.
“Tenemos la agilidad para generar políticas concretas y dinámicas y resolver con eficiencia las demandas de un sector cada vez más exigente”, destacó Ricardes. “La Ciudad promueve activamente el desarrollo audiovisual ofreciendo una amplia gama de oportunidades de financiación, incentivos y programas de apoyo integral para producciones cinematográficas, televisivas y digitales”.
La industria audiovisual representa uno de los sectores culturales con mayor capacidad de generar empleo calificado, exportaciones y visibilidad internacional. Por eso, esta nueva política busca combinar el talento creativo argentino con capitales globales, aprovechando la diversidad urbana de Buenos Aires, su infraestructura cultural y su posicionamiento como una de las capitales creativas de América Latina.
Las cámaras ya están listas. Con nuevos fondos, acuerdos internacionales y una estrategia que pone al cine en el centro de la escena, Buenos Aires busca protagonizar su propia historia de crecimiento audiovisual. Y, si todo sale según el guion oficial, la Ciudad no solo será escenario, sino también una productora de historias que viajen por el mundo.
por R.N.














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