Wednesday 17 de December, 2025

SHOWBIZ | 21-11-2025 16:30

Casados sin hijos: una comedia sobre elecciones y libertad

Una comedia íntima y actual que cuestiona mandatos, relaciones y la decisión de no tener hijos con humor, emoción y una profunda reflexión sobre la libertad.

Casados sin hijos”, escrita por Matías Del Federico y dirigida por Alan Barceló, es una comedia teatral que penetra en las complejidades emocionales de la vida moderna y cuestiona las convenciones familiares. Con un fuerte trasfondo reflexivo, la obra propone un recorrido íntimo por decisiones profundas, como la de no tener descendencia, y cómo esas decisiones crean tensiones que trascienden lo personal para convertirse en un debate social.

La trama se sitúa en un solo escenario, lo que potencia la cercanía y la intensidad de las interacciones entre los personajes. Este recurso escénico refuerza la sensación de claustro emocional: el público presencia no solo diálogos, sino silencios, vacilaciones y tensiones que oscilan entre lo íntimo y lo más expansivo de la vida en pareja.

Los protagonistas son Flor y Augusto, una pareja que, por convicción, había decidido no tener hijos (“somos childfree”). Esa decisión forma parte de su pacto de pareja, una decisión de libertad y construcción conjunta que ha sido su centro de felicidad. Pero todo cambia en el cumpleaños número 50 de Augusto: Flor anuncia un embarazo inesperado y el equilibrio se tambalea. Esa revelación abre un espacio fascinante para el conflicto: ¿qué pasa cuando las convicciones más profundas se enfrentan a algo tan biológico y azaroso como la vida?

Casados con hijos

El elenco —formado por Malena Luchetti, Mauricio Viñas, Kairo Samará, Martín Manini y Vanina Corral— encarna no solo a la pareja, sino a un grupo que refleja distintas facetas de la sociedad contemporánea: Martín, el hermano de Flor; Federico, un amigo de la familia; y Nancy, una alumna de yoga. Cada uno aporta un punto de vista distinto sobre la maternidad, la paternidad, el deseo y el mandato social.

A través de sus diálogos se articula una reflexión poderosa: la presión familiar, el deseo de libertad, el miedo al cambio y la responsabilidad que implica traer una nueva vida al mundo. La obra, con humor ácido y momentos de ternura, no busca dar respuestas fáciles: invita, más bien, a contemplar el dilema con sus contradicciones. Las discusiones no son solo entre Flor y Augusto, sino también con su entorno, lo que demuestra que la decisión personal no está aislada de las expectativas sociales.

Uno de los grandes logros de Del Federico es convertir un tema contemporáneo —la elección de no tener hijos— en una reflexión teatral de peso. Según su propia biografía, la obra nació inspirada en la presencia real de más de medio millón de personas en la Argentina que comparten esa convicción. No se trata simplemente de evitar la paternidad, sino de una reivindicación del derecho a elegir libremente qué significa para cada pareja su propio formato de familia. 

Casados con hijos

La dirección de Alan Barceló, junto con el vestuario conceptual de Damián Pinto, y el maquillaje de Sol Rodríguez, logra potenciar esa intimidad escénica. La estética visual no distrae, sino que acompaña el estado emocional de los personajes: modestia en el decorado, sobriedad en el vestuario, todo para que lo que realmente brille sea el diálogo humano, las confesiones y los silencios.

Además, la obra cuenta con dirección asistida por Lu Loncon, diseño gráfico de Nahuel Lamoglia, fotografía de Nacho Lunadei y creación de contenido a cargo de Ailín Rojas Herrera, lo que evidencia una producción cuidada y coherente, pensada para resonar tanto en la risa como en la reflexión.

Desde el público, “Casados sin hijos” despierta una gama diversa de emociones. Hay humor —muchas risas surgen de la ironía, de los enredos y de las contradicciones de los personajes—, pero también momentos verdaderamente conmovedores, que logran tocar una fibra íntima: ¿hasta qué punto nuestras elecciones afectan nuestras identidades? ¿Qué significa amar sin reproducir? ¿Cómo enfrentarse a la posible pérdida del pacto más preciado en la pareja?

En su esencia, la obra podría definirse como una comedia romántica moderna, pero es mucho más: es un espacio de cuestionamiento, donde se invita al espectador a preguntarse sobre sus propios deseos, obligaciones y privilegios. No solo se ríe, sino que se piensa.

La relevancia de “Casados sin hijos” también se ve en su trayectoria: fue estrenada por primera vez en 2016 en el Paseo La Plaza de Buenos Aires. A partir de allí, ha tenido versiones en otras ciudades e incluso en el exterior (Miami, Uruguay, México), lo que habla de la universalidad de su tema y de la potencia de su planteo. 

Por todo esto, “Casados sin hijos” es una obra que atrapa: es simple en su estructura escénica, pero profunda en su contenido. Es una celebración de la libertad personal, una reflexión sobre el mandato social, y una invitación a comprender cómo nuestras decisiones más íntimas pueden tener consecuencias que resuenan más allá de nosotros mismos. Al final, la obra no solo plantea una pregunta: ¿qué significa ser libre para decidir nuestra vida?, sino que también ofrece un espejo para mirarnos, reírnos y tal vez replantear lo que creíamos inmutable. En definitiva, “Casados sin hijos” es una comedia que emociona, divierte y hace pensar.

por R.N.

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