“Gran Hermano”. El patriarca de los realities, con la conducción de Santiago del Moro.“Gran Hermano”. Después de sufrir meses la estricta y excesiva cuarentena gubernamental por la pandemia, ¿qué lleva a 18 argentinos a pugnar por un encierro voluntario, sin contacto con el mundo exterior y cámaras vigilándolos las 24 horas, durante aproximadamente 4 meses? ¿El suculento premio de 15 millones de pesos para quien gane o los famosos 15 minutos de fama que, según Andy Warhol (el artista que supo plasmar como nadie la cultura de masas) todos anhelamos? Cualquiera sea la razón, esta nueva versión del patriarca de los realitys se convirtió en formidable éxito para nuestra alicaída televisión abierta con más de 20 puntos de rating en sus primeros días.
Desde aquella primera edición local, a principios de este Siglo, mucha agua corrió bajo el puente. Gestado como una especie de experimento social para espiar la vida de extraños, sólo se lo recuerda por la amplificación de conflictos entre participantes, sus estrategias y relaciones de supervivencia. Pero ahora que impera la información de las redes sociales, los desconocidos ya no lo son tanto. Así fue como, en minutos, quedó expuesto el rechazo, pasado y presente de algunos: desde que el único sesentón del grupo intervino en una edición de Masterchef, o que la ex diputada nacional militó el acceso al aborto, pero no lo votó cuando tuvo oportunidad de hacerlo; hasta las apariciones televisivas infantiles de una actriz o la exhibición pública del rotundo atractivo físico de un casi abogado salteño. Además, tras su presentación, Thiago Medina, el tierno joven de 19 años, repositor del Mercado Central y cartonero, se convirtió en el favorito indiscutido de la audiencia.
Ante la grave crisis socioeconómica que padecemos, la imperiosa necesidad mental de evadirnos, aunque sea un rato, quizá influya para que el nivel de interés se mantenga muy alto. Más allá de que el formato, ideal para voyeurs, casi sin sorpresas estructurales, resulta tedioso e imposible de seguir en forma detallada.
Por cierto, involuntariamente, ya hay una triunfadora: Wanda Nara. La mediática empresaria fue anfitriona del debut y demostró una admirable soltura, muy al estilo de Susana Giménez, algo que un incómodo Roberto Funes Ugarte, su partenaire, no supo (o no quiso) disimular ante la cámara escrutadora.
Comentarios