**** La visión de este thriller serbio, ambientado en la década de 1920, impone precisar su contexto. Varios legados imperiales, diferencias persistentes y pasados contrastantes configuraron la ambivalente y traumática historia del entonces recién formado “Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos”, en 1918. Comprendía, aproximadamente, el área de Bosnia-Herzegovina, Serbia, Montenegro, Macedonia del Norte y la mayor parte de los territorios de Croacia y Eslovenia.
Desde el inicio, como en todo estado multiétnico, resultaron manifiestas las tensiones étnicas, políticas, culturales y económicas entre las diversas naciones aglutinadas. Así, los desacuerdos irreconciliables y las ambiciones competitivas de las disímiles identidades nacionales, sociales y geopolíticas también definen la estructura, los personajes y sus relaciones en la ficción televisiva. Todo se refleja y sucede, en el paisaje urbano de Belgrado: la capital y metrópolis paradigmática de los Balcanes.
En la temporada inicial (hay dos más) el joven e ingenuo policía Stanko Pletikosić (Andrija Kuzmanovic) llega a una destartalada comisaría de esa ciudad, donde conoce a Andra Tane (Dragan Bjelogrlić), curtido y maduro inspector cuya vasta experiencia se contrapone con su infinita imprudencia. Juntos deben resolver el primer caso que le asignan al primero: investigar el crimen de un sacerdote de la Iglesia Ortodoxa Rusa, frecuentada por exiliados opuestos al bolchevismo, asesinado para robarle una parte del inmenso tesoro de los Zares, allí depositado. El ladrón, perteneciente a cosacos emigrantes en Serbia, comete la ligereza de regalar una pieza a su amante, la esposa del fiscal de Estado. En el curso de una fiesta, la mujer, que había lucido el collar en público, aparece decapitada. Es el segundo de una serie de asesinatos que encubrirán una trama de intereses gubernamentales, tráfico de opio macedonio y turco, sociedades secretas alemanas como la Logia Thule, actividades de nacionalistas croatas, y las maniobras de Stalin para recuperar las joyas.
Coproducción de la Radio Televisión Serbia, con la de Bosnia y la de Macedonia, contó con el mayor presupuesto en la historia de la TV de Europa central y resultó un verdadero éxito en la región. Por esta razón fue exportada a nivel mundial con notable repercusión. Sin dudas, ostenta una trama ambiciosa y un logrado ritmo narrativo. Es entretenida e interesante, y los protagonistas, a cargo de actores consumados, realizan labores extraordinarias.
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