**** (CINCO ESTRELLAS) En cierta oportunidad, quien esto escribe, se encontraba en la platea del Teatro Colón, para ver la función vespertina de una ópera. Justo a mi lado, se ubicó una joven turista holandesa que, deslumbrada por el bellísimo ámbito de nuestro máximo coliseo, de forma muy respetuosa y en inglés me preguntó por algunos detalles históricos. Tras un momento, después de fijar su atención en uno de los palcos, consultó: “¿quién es la elegante señora rubia que está sentada allí”, mientras señalaba a Mirtha Legrand. La repuesta era obvia: “una estrella”.
Sin duda, ese calificativo define a Legrand como ninguno otro. No sólo en tanto reina absoluta de la televisión argentina sino dotada de un aura incandescente como tienen muy pocas personas del espectáculo en todo el mundo. Es decir, aquellas que nunca pasan inadvertidas cualquiera sea el lugar donde se encuentren. Porque una cosa es la popularidad o fama y otra muy distinta el estrellato.
Nuevamente, en lo que es la temporada número 52, Mirtha volvió a encabezar sus legendarios almuerzos. En cada inicio, con mucho humor, afirma: “Porque señores, yo soy una leyenda…y la leyenda continúa”. No se equivoca. Amada y criticada en dosis parejas, nadie puede discutir el imán irresistible y liderazgo que genera como anfitriona televisiva que conduce en vivo. Tampoco la minuciosa información que recopila de cada invitado o asunto; la prodigiosa memoria de situaciones y datos; y la capacidad de dialogar con uno o seis convidados (aunque el formato con cuatro siempre resulta más interesante). Incluso, en un bienvenido rasgo de sinceridad, se disculpa por sus ahora atenuadas interrupciones.
Infatigable, también conduce “La Noche de Mirtha”, los sábados a las 21. Ambos envíos cuentan con la excelente producción de StoryLab, empresa dirigida por su nieto Nacho Viale y Diego Palacio.El nuevo regreso la enfrentó a una crítica realidad nacional e internacional y, fiel a su estilo, no la eludió. Por el contrario, permitió que el doctor Daniel López Rosetti, prestigioso y didáctico facultativo, se extendiera sobre el candente tema del coronavirus; y, además, explicara cuál es la forma correcta de lavarse las manos. En otro orden, la confesión del director cinematográfico Marcos Carnevale sobre su vida junto a otro hombre, la tomó de sorpresa, pero no desprevenida. Enseguida le deseó felicidad y expresó su deseo de conocer a la pareja del cineasta.
Es que su ya famoso cierre con una invitación a disfrutar de la vida, abandonar enfrentamientos y mantener una actitud positiva, es algo sincero, que se agradece.
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