Friday 29 de March, 2024

TELEVISIóN | 31-03-2023 16:22

The north water

Miniserie. Con Colin Farrell, Jack O’Connell y elenco. Creador y director: Andrew Haigh. Disponible completa en Flow.

★★★1/2 No hay ninguna metáfora en el “agua del norte” al que alude el título de esta miniserie británica de cinco episodios, producida por la BBC. La denominación alude a la Polynya, un área marítima que se encuentra entre Groenlandia y Canadá, expuesta todo el año al viento y las mareas, aunque rodeada de hielo marino. Por una combinación de factores, se genera un microclima más benigno en esa zona polar, y proporciona un refugio ideal para ballenas y otras especies que acuden para alimentarse y reponer fuerzas.

Allí se ambienta la exitosa novela homónima del autor y académico inglés Ian McGuire, publicada en 2016, en la cual se basa el envío. El cineasta Andrew Haigh, también anglosajón, conocido por la estupenda película “45 años”, con Charlotte Rampling, tomó las riendas de la versión televisiva, eludió los efectos visuales tan en boga, y audazmente filmó a bajas temperaturas en locaciones del archipiélago noruego de Svalbard. Es que la trama se sitúa en una expedición del ballenero inglés “Volunteer”, que en 1859 surca las aguas del Ártico, lleno de personajes parcos en palabras, cargados de culpas y pecados.

Uno es Patrick Sumner (Jack O’Connell), cirujano irlandés, veterano de las guerras en la India, dado de baja con deshonor, adicto al láudano y que lee a Homero y Schopenhauer a bordo. Otro es Henry Drax (Colin Farrell), un experto arponero, aficionado al alcohol y a las bajas pasiones. Estos hombres dispares, representan los polos opuestos de la moral humana, en el sentido de que el primero se revuelca en las consecuencias de sus fracasos, mientras que el segundo, es un bruto que solamente atiende a la satisfacción de sus instintos.

Las diferencias quedan ilustradas cuando pasan por una taberna en Lerwick, el último puerto en Escocia antes de salir a mar abierto. El marinero quiere irse a buscar sexo con unas prostitutas, mientras el médico rechaza la idea para evitar enfermedades venéreas.

Haigh, como guionista y director, hace un uso emocionante de épicos planos generales del océano turbulento, de paisajes áridos del extremo norte, salpicados de frágiles botes de remos, donde diminutas figuras humanas lucen ridículamente insignificantes en ese desierto helado. La homogénea calidad de un elenco sin fisuras (también se luce el multifacético Stephen Graham como el capitán Brownlee y aparece el gran Tom Courtenay), las alusiones a referentes literarios como “Moby Dick” de Melville o “El corazón de las tinieblas” de Conrad, y la certeza que los misterios de lo primitivo son insondables, definen a esta interesante crónica de supervivencia.

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Alejandro Ullúa

Alejandro Ullúa

Periodista crítico de televisión.

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