Thursday 28 de March, 2024

PERSONAJES | 03-01-2014 11:00

Thelma Biral: “Hoy se le dice actriz a cualquiera”

Coprotagoniza “¡Dios mío!” con Juan Leyrado, ganó decenas de premios pero aún lucha con los miedos. Abuela feliz y elogio papal.

Con China Zorrilla. Con María Rosa Gallo. Con Margarita Xirgu, allá en el Uruguay donde pasó su infancia y descubrió su vocación. Y su rara valentía: a ella, Thelma Biral, no le daba miedo subirse a un escenario. Más aún, la envalentonaba y la volvía otra. Poderosa y frágil a la vez (“En el escenario uno pierde hasta el último caparazón”, dirá en la charla con NOTICIAS), y feliz de codearse con ellas. Con China Zorrilla, con María Rosa Gallo (su coprotagonista en la terrible “Adiós, mamá”), con Margarita Xirgu, su maestra, con Alejandra Boero, su otra maestra.

Hoy, esta elegante señora con tanto buen teatro sobre sus espaldas (“Coqueluche”, “Brujas”, y más) vuelve a salir a escena, a vérselas con un Dios humano, demasiado humano, en la figura de Juan Leyrado. La obra se llama “¡Dios mío!”, plantea un delirante y tremendamente conmovedor encuentro entre Él y ella (en la forma de una psicoanalista encarnada por Biral) y acaba de reestrenarse en Mar del Plata. Pero ella, para variar, marcha con fe, segura de poder combinar las olas, el viento y la divinidad. “Yo no le tengo miedo ni a Mar del Plata ni a su público porque se ha dado clara prueba de que aunque haya doscientos espectáculos, la gente va al que le interesa” –desafía–. El teatro “de verano”, “estival” o “de playa” para mí no existió nunca. Sé que existen las obras de temporada, pero eso no es lo único. Y ni siquiera me parece mal que existan esas obras porque eso también ayuda a que exista una industria del teatro” (se ríe)

Noticias: Perdón pero, ¿qué es lo que le hace tanta gracia?

Thelma Biral: Es que la gente va a ver primero una obra, después la otra, y se pone como eufórica. Y a veces no sabe en qué se está metiendo. Yo tuve una maestra que fue Alejandra Boero, y ella siempre decía: “La gente no sabe, cuando va al teatro, cuánto va a trabajar”. Y es así, porque cuando desde el escenario se le propone una verdad, el público se engancha y trabaja muchísimo. Se ríe con uno, piensa con uno, se angustia, se ríe otra vez. Y sale agotado. El otro día, de hecho, vi a una señora que se quedó veinte minutos llorando. Pero como también decía Boero, eso es mejor a que salgan y digan: “Ay, cómo me aburrí”. Hasta prefiero que salgan puteando, mirá lo que te digo. Lo que sea, antes de dejarlos indiferentes.

Noticias: ¿Sintió que esta obra iba a conmoverlos?

Biral: Sí, desde el principio, apenas la leí. Porque tiene humor, tiene inteligencia, tiene emoción… Lástima que hubo problemas técnicos que demoraron la cosa. Pero después empezó el verdadero trabajo con Lía Jelín y con Juan Leyrado, que hace de Dios. Porque mi personaje entra, sale. Pero en el caso de Juan había que preguntarse nada menos que cómo es Dios. Entonces en los ensayos aparecieron muchísimas cosas, pero le fue encontrando la vuelta y el trabajo quedó maravilloso, aunque fue sumamente difícil porque… ¡hay que hacerle creer al espectador que uno es Dios! (risas). Y yo creo que es Dios.

Noticias: A propósito, ¿en qué Dios cree? ¿Piensa que es todo amor? ¿Qué tiene un costado malo, como dicen algunos? ¿Que es mujer, como sostienen otros?

Biral: Bueno, esa idea del Dios malvado campea en toda la obra. La coprotagonista, la terapeuta Ana a la que encarno yo, todo el tiempo le pregunta: “¿por qué a mí?” Muchas veces nosotros nos preguntamos eso.

Noticias: Alguna vez una persona a la que se le había muerto un hijo me explicó que en realidad lo que hay que preguntarse es: “¿por qué a mí no?”

Biral: Sí, es verdad eso. Pero volviendo al tema de quién es Dios, no sé si es mujer. Pero sí sé que hubo una mujer antes de Eva.

Noticias: Claro, Lilith. La oscura. Su nombre fue borrado de la Biblia por “desobediente”.

Biral: ¿Te das cuenta? La echaron del Paraíso y fue borrada de la Biblia, pero la buscás en Google, aparece y…¡es fantástica! (risa) Lilith le dijo a Adán: “¡Chau, pelotudo! Me voy, sos un aburrido. Que venga Eva, que es dócil ”. Por eso, nosotros escarbamos bastante y salió una buena cosa, aunque teníamos un poco de miedo porque hay gente que se ofende, o que es muy dogmática. Pero lo que tiene de inteligente esta versión es que equilibró muy bien todo lo judío con todo lo cristiano. No invade, no ofende. ¡Y le gustó hasta al Papa!

Noticias: ¡Epa! ¿Y eso?

Biral: Sí, es así. Pasa que han ido sacerdotes, novicias, religiosas, rabinos….Y alguien que vio la obra le contó al Papa del espectáculo, y él dijo que le interesaba verla. Entonces la producción, por Cancillería, le cursó la invitación.

Noticias: ¿Siente que a usted Dios la ha decepcionado, a veces?

Biral: Es que yo nunca pienso que es Dios cuando estoy decepcionada. Nunca le pregunté nada del tipo: “¿cómo me pudiste hacer esto a mí?”. Y eso que yo he tenido gravísimos problemas, incluyendo un accidente enorme de mi madre. Pero me acuerdo de haber ido a la iglesia a agradecer, nunca a reclamar. Me puedo enojar y mucho, pero nunca le reclamo nada.

Noticias: ¿Su familia era devota?

Biral: No, pero me bautizaron y tomé la comunión, cosa que ahora se hace cada vez menos. Ahora se deja que el chico elija si quiere tomar la comunión o no. Pero a mí me parece que el bautismo es como una bendición, y que una bendición nunca viene mal. Me parece que es algo sumamente necesario.

Noticias: Un famoso director de teatro me dijo alguna vez que “uno no puede vivir matando a la madre para poder llorar”. ¿Coincide?

Biral: Totalmente. La memoria emotiva exige mucho cuidado, y de hecho yo – que he dictado cursos, seminarios y talleres– no lo apruebo. Porque también están las técnicas, ¿no? Las técnicas te permiten hacer lo que no podrías hacer sin ellas. En este caso, la idea es que el personaje mate a alguien para poder llorar y no que vos tengas que imaginarte a tu madre muerta para poder hacerlo. Yo discrepo mucho con el abuso de la memoria emotiva. Porque, además, una vez lo podrás hacer pero, ¿cómo hacés para sufrir todos los días? Con “Brujas”, por ejemplo, ¿como hubiera podido hacer para sobrevivir metiendo el dedo en la herida durante siete años? No podés, te enfermás y de verdad.

Noticias: ¿Y usted alguna vez se “enfermó de verdad”?

Biral: No, pero recuerdo que cuando estaba haciendo “Doña Rosita la soltera”, se murió mi papá. Y yo tenía un dolor tan grande que no podía disociar. Y terminé…mal. Terminé con algunos “pires” importantes que por lo general me dan antes de estrenar una obra, cuando estoy armando el personaje, y después ya no. Después el personaje ya va.

Noticias: ¿Tiene rituales en su trabajo?

Biral: Y, sí. Yo llego mucho antes al teatro y me gusta entrar por la platea. A media luz y con el escenario abierto. Esperando.

Noticias: ¿La asusta eso?

Biral: No, pero yo he tenido mucho miedo. Me pasa en los ensayos y el día del estreno. Pero el escenario me tranquiliza. Me da una lucidez rara. La mente se aclara y me meto tanto en el personaje, que Thelma se va. Thelma tiene miedo, pero el personaje no. Y eso es fantástico, pese a que uno queda como muy desprovisto en el escenario. Por algo, alguna vez hubo un actor italiano que hablaba de esto con una frase maravillosa. Decía: “Llorar hasta las lágrimas pero escuchar al apuntador”. Creo en eso: en no perder nunca la conciencia del presente.

Noticias: ¿Y si suena un celular en la platea?

Biral: Me saco. Me sacan las boludeces, la improvisación, la falta de respeto. La gente que no tiene respeto por el prestigio de la labor. ¡Hoy cualquiera es actriz o actor! Y eso me pone loca, como cuando veo a una madre diciendo: “Mi hijo, el actor”. Ser actor es como ser médico o arquitecto. Solo que a los médicos no los dejan entrar al quirófano sin el título. Pero acá, en el mundo del teatro, opera todo el mundo, receta cualquiera….

Noticias: Entiendo. Como una mala praxis actoral…

Biral: Claro. La diferencia es que no matan a nadie. Pero que joden, joden.

Noticia: Entonces, ¿sigue existiendo aquello de la “hermandad de teatro” o ya no?

Biral: No siempre, no se da en todas las compañías. Es una cosa curiosa, porque es como un grupo familiar lo que se forma, pero terminada la obra ese vínculo se diluye. Es como una ley que hay en el teatro.

Noticias: Hay leyes más crueles. Por caso, ¿no teme que ya no la convoquen?

Biral: Y... sí . Seguro. Sobre todo porque mi marido (N. de R: el productor Oscar Pedemonti, quien falleció hace ocho años) fue siempre el motor de mi carrera. Y él siempre decía que nosotros sacábamos de una boletería para meter en otra. Casi siempre produjimos todo desde mi casa, desde la mesa del comedor, levantando el teléfono y haciendo los contratos y todo. Todo fue muy remado siempre y por eso el miedo a no ser convocada existe. Porque además a medida que pasa el tiempo pensás cuántos personajes más vas a poder hacer. El miedo no se te va nunca.

Noticias: ¿Es una madre “agarradora”, protectora?

Biral: Sí, pero mi hijo Bruno no me deja. Trabajamos juntos, él es como que ha heredado el trabajo de productor del padre. Ojo, soy una madre para nada invasora. Pero lo quiero querer, no sé.

Noticia: ¿Se imaginó viuda, alguna vez?

Biral: No (Hace un silencio largo. Se le quiebra la voz) Es duro, muy duro. En el caso mío, además, a los cinco meses de la muerte de mi marido llegó Mora, mi nieta. Y me costó mucho la relación con ella, porque no entendía qué pasaba. Pero hoy estamos locas de amor, locura total ella por mí y yo por ella. Somos socias en los juegos. Tenemos una boutique y somos Amapola (yo) y Jazmín, ella. Nos vamos, jugando, a París. Y podemos pasar horas inventando la historia. A veces actuamos y a mí me mata, porque ella termina la obra diciendo: “Si lo pasaron bien, vuelvan. Si no lo pasaron bien, manden a sus enemigos” (risas).

por Fernanda Sandez

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