El domingo los uruguayos volvieron a las urnas, esta vez para elegir sus candidatos únicos a la presidencia, así como las convenciones nacionales y departamentales, estas últimas que habrán de determinar los postulantes a las 19 intendencias el año próximo.
Ahora comienza una nueva etapa, la decisiva, en la que los partidos pugnarán por la presidencia y por las bancas en un Parlamento que puede tener una inédita cantidad de colectividades políticas.
Es decir: llega el momento de la verdad, en la que los uruguayos dirán si el oficialismo continúa en el gobierno o se produce un cambio que obligará a acuerdos interpartidarios para poder gobernar.
La campaña por las internas estuvo signada por algunas novedades, pero en particular por la aparición de hechos negativos en cuanto a un modo sin precedentes de hacer política; y una importante desinformación del electorado.
Encuestas realizadas poco tiempo antes de las elecciones, demostraban que un alto porcentaje de los uruguayos ni siquiera sabían que estaban convocados a votar el domingo 30. Tal vez esa desinformación y el desinterés previo de amplios sectores de la población, se deba al hecho de la no obligatoriedad del voto. Pero seguramente no fue sólo por ello y los partidos -todos- deberían reflexionar sobre este fenómeno.
Pero en todo caso la cara más oscura de esta campaña estuvo signada por la utilización de métodos sucios y sin precedentes en la historia política uruguaya. La circulación de noticias falsas, el insulto anónimo, la descalificación de origen impreciso y hasta la circulación de una hoja adulterada de un libro sobre uno de los precandidatos, pautaron este fenómeno desagradable que desembarcó en nuestros país. Es decir, que se colaron en la campaña recursos utilizados en otras tierras y que en algún momento parecían lejanos.
Todo esto, como también ha ocurrido en otras partes, se vio facilitado por la mala utilización de las modernas tecnologías en materia de comunicación.
Lo ocurrido en la campaña de las elecciones primarias o internas, no abre precisamente demasiadas esperanzas para lo que pueda ocurrir en el camino hacia octubre. Sin embargo lo deseable será un juego limpio. Por la democracia y la república.
Galería de imágenes
Comentarios