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PERSONAJES | 27-08-2019 17:06

Soledad Pastorutti: “En el pueblo no hago ni los mandados”

Revolucionó el folklore y lo acercó a todos. Tradición y modernidad. Familia, su vida en Arequito y las ganas de superarse.

Tiene la misma ternura y la sonrisa franca del verano del ’96, cuando conquistó a todos revoleando el poncho en el Festival de Cosquín y, con sólo 15 años, fue la revelación y se quedó con el Cosquín de Oro. Entonces la bautizaron como el tifón de Arequito, y todavía lo es. Multipremiada cantautora y abanderada de la música folklórica, Soledad Pastorutti creció con la gente, testigo de su ductilidad como intérprete. Sin perder su identidad, fusionó su música con baladas y pop. Construyó su carrera pasito a paso y algunos arriesgan que modernizó el folklore. Hoy trabaja en un disco que aún no tiene nombre pero quiere que se llame “La gringa”, como su primer corte de difusión. Los días 5, 6, 11 y 12 de octubre se presenta en el Teatro Ópera. Y en 2020 probablemente vuelva a ser parte de “La voz argentina”, labor que combinará con una gira por Europa.

Mamá de Antonia (9) y Regina (6), Soledad Pastorutti está casada con Jeremías Audoglio, su fiel compañero en el trabajo. Vive en Arequito (Santa Fe), pero sueña con otras experiencias, con seguir creciendo y aprendiendo porque La Sole no tiene techo.

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Noticias: En general, cada año edita un disco. ¿Qué puede adelantar del nuevo trabajo?

Soledad Pastorutti: Me está llevando mucho tiempo porque siento que mi responsabilidad como artista es más grande. De más chica era más impulsiva, lo que me permitía mostrar mi frescura. Los errores y desaciertos se pasaban más por alto porque se cubría por la edad. Hoy siento un compromiso mayor, principalmente conmigo. Me enorgullece decir que hace 23 años que me dedico a esto. Porque si partís de mi punto de inicio, parecía mentira sostenerlo porque no lo había elegido, lo hacía para compartir algo con mi papá y era más una decisión y un disfrute de él que mío.

Noticias: ¿Cuándo llegó su elección?

Pastorutti: A la mitad de este camino. Cuando cumplí diez años con mi carrera, quise tomar todos los riesgos, me separé de mi representante y de la gente que me rodeaba. Ahora estoy trabajando en un disco importante con Carlos Vives, Cheche Alara y Juan Blas Caballero. Participé bastante en la composición y es un disco más propio que otros. Me pongo el desafío de que no desaparezca la esencia del folklore, pero trasladándola a estos tiempos. Es difícil. Creo que hoy en nuestro país no hay muchos artistas que puedan decir: lo hemos logrado. Un artista está en construcción, no debe dormirse en los laureles porque es un trabajo como cualquier otro. Pegar un hit es como ganarte la quiniela. Lo otro depende de muchos factores: carisma, la canción, que sea el momento. Todavía no saqué mi mejor disco ni hice mi mejor concierto, ni estoy en mi mejor momento. Espero poder más. Tengo mucho que aprender y para explorar. Mi raíz es el folklore pero si tengo ganas de cantar otro género, puedo darme ese permiso. No sé es si el público me va a aceptar en esa otra faceta.

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Noticias: Sigue viviendo en Arequito, ¿cómo es su rutina?

Pastorutti: (Ríe con ganas). A todos les parece raro y hay quienes no me creen que vivo en Arequito. Viví casi dos años en Buenos Aires en la semana y los fines de semana volvía al pueblo. Como los estudiantes. Nos casamos sin tener nuestra casa terminada y, al principio, vivimos en la casa de mis viejos y la libertad y la vida de pareja la teníamos más en Buenos Aires. Vivir en Arequito no es un impedimento. Son menos de 400 km, casi cuatro horas, y la ruta me gusta, manejo muchas veces aunque desde hace un tiempo mi marido lo hace por mí. Al principio hacía todo: limpiaba mi casa, cocinaba. Hasta que no pude más. Soy una persona con mucha energía y ni mi marido me puede seguir el ritmo. Duermo poco, cuatro horas por día. La profe de canto y el médico me dijeron que durmiera más pero no me alcanzan las 24 horas para todo lo que quiero hacer. Pero esa energía a veces te juega en contra y un día me caí baldeando mi casa, estaba embarazada de mi primera hija y mi marido me dijo: basta. Vivimos en un barrio privado de los Pastorutti. Mi papá hizo una inversión y compró cinco hectáreas a la salida del pueblo y ahí construimos todos: mis padres, mi hermana Natalia y nosotros. Pero tengo aclarar que no somos un clan, somos una familia unida. Elegir vivir en Arequito tiene que ver con eso.

Noticias: ¿Cómo funciona el barrio privado de los Pastorutti?

Pastorutti: Mis hijas van a la misma escuela que fui yo y que fue mi papá. Me tranquiliza conocer a los amigos de mis hijas y sus familias. Me levanto a las siete de la mañana, preparo el desayuno, despierto a la mayor y Jere la lleva a la escuela. Después se va al galpón, donde tiene el micro de las giras y siempre hay algo que arreglar. Si me levanto con ganas, hago algún deporte: tengo una cinta y una bici. Sino me pongo con la computadora y la guitarra y trato de que salgan cosas, o leo un poco; busco disparadores. Me gusta el silencio, no prendo la tele aunque a veces escucho música. Después se levanta la más chiquita y alguna actividad tiene. En el medio comemos todos juntos en un quincho familiar. Lavamos los platos y acomodamos entre todos y cada uno se va a su casa. A la noche también cenamos todos ahí: mi hermana es la que menos va porque le gusta acostarse temprano. En el pueblo tengo una vida tranquila porque no hago ni los mandados; esa es labor de Jere o María, que hace años que trabaja conmigo. Ni al banco voy. Mis amigas son las de siempre; somos doce y la mitad vive en Rosario y las otras en Arequito.

Noticias: Quizás no se hubiera acostumbrado a vivir en Buenos Aires.

Pastorutti: No sé si siempre voy a vivir en Arequito. Tengo la fantasía de vivir en otro lado y empezar de cero. Si estás bien y tenés tu familia, podés acomodarte en cualquier lado.

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Noticias: Lleva veinte años con Jeremías. ¿Cómo es vivir y trabajar con el marido?

Pastorutti: Nos funciona. Nos conocimos en la escuela nocturna. Dejé la secundaria por mi carrera porque volver de gira e ir a la escuela mal dormida era complicado. Mi papá me dijo: el tren pasa pocas veces, si querés, podés estudiar en otro momento. Me liberó de una presión grande, me comprometí a terminar el secundario después y ahí conocí a Jere. No tenemos rutina, quizás sea el secreto. Nuestras hijas, Antonia y Regina, son hermosas, felices. Las disfrutamos mucho. Tenemos nuestras crisis pero somos de hablar mucho. Con respecto a la toma de decisiones, siempre fui rebelde y solitaria. Con él aprendí a compartir y a buscar otro punto de vista.

Noticias: ¿Les gustaría tener más hijos?

Pastorutti: Sí pero Jere no está tan convencido y es una decisión conjunta.

Noticias: ¿Fantaseó con hacer otra cosa?

Pastorutti: Sí. Estudiar es una cuestión pendiente. Hice un año de Ciencias Políticas. Estudiar es una manera de ponerse una meta, de instruirse. Me gusta conocer gente que piensa diferente, otros lugares, aprender que hay muchas miradas. Salirte de tu zona de confort te sacude.

Noticias: ¿Cuál es su posición con respecto al feminismo o la ley de legalización del aborto?

Pastorutti: Siento que el feminismo es una cuestión natural, maduramos como sociedad. El movimiento debería hacerse de una manera espontánea y no forzada, ni impuesta ni violenta. No hay nada que demostrar, la mujer cumple hoy un rol diferente. En otro tiempo no hubiese sido artista, aunque nunca me sentí discriminada por ser mujer. Todavía no hay una unión verdadera porque las mujeres somos duras con nosotras mismas. Con respecto al aborto, no podemos juzgar a ninguna mujer porque cada una tiene su historia. Hay que hacer un trabajo más profundo. Las instituciones están pasando por un momento de descreimiento y hay muchas cosas que replantearse.

No abortaría porque tuve la posibilidad de vivir la vida de otra manera: me casé, tuve a mis hijas cuando quise y Dios lo dispuso. Pero hay cosas que resolver de fondo. Hay que buscar un equilibrio y quienes tenemos un micrófono, debemos ser cuidadosos.

Liliana Podestá

@lilipodesta

Fotos: Juan Ferrari.

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Liliana Podestá

Liliana Podestá

Periodista.

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