Wednesday 4 de December, 2024

ARTE | 05-08-2022 17:56

Visceral y prolífico

A casi 20 años de su muerte, Alejandro Vainstein (Odesa, 1917-Buenos Aires, 2003) es homenajeado en el Museo Judío de Buenos Aires.

A casi 20 años de su muerte, Alejandro Vainstein (Odesa, 1917-Buenos Aires, 2003) es homenajeado en el Museo Judío de Buenos Aires. Iniciativa de los artistas Conde Divagante y Pedro Roth y del Museo Judío de Buenos Aires, la muestra “Vainstein Visceral” -al cuidado de Liliana Flugelman Curadora y Directora Ejecutiva de la institucióndespliega 58 pinturas de diversas épocas.

Vainstein llegó muy pequeño con sus padres a Buenos Aires, forzados a emigrar a causa de los pogromos contra los judíos de la Rusia zarista. Tal como dijo Julio E. Payró, su “vocación heroica de la pintura” se mostró tempranamente. Comenzó su formación a los 17 años con Esteban Lisa y continuó con Emilio Pettoruti, hasta convertirse en su ayudante y jefe de taller hasta 1959.

Despojadas, las primeras obras poseen elementos no figurativos con algunas imágenes que ofrecen pistas sobre ciertos temas abordados, como el de la infancia. La pieza “Kafka” (foto) formó parte de un conjunto de obras en honor a Franz Kafka exhibido en 1968 en galeria Van Riel, donde expuso por última vez en 2001. La revista Análisis señaló entonces certeramente que Vainstein “se lanza a un expresionismo vital, algo exasperado”.

La austeridad de las primeras telas dio paso a las distintas tendencias que recorren su obra, mayormente a una creciente pintura alegórica y gestual, apasionada y feroz. Intenso, el artista reitera en sus pinturas trazos de órganos, vísceras, calaveras, y otras partes del cuerpo humano en diverso grado de maltrato. La figura del mono aparece, llamativamente, una y otra vez. Da para pensar, acerca del significado exacto que les otorgaba Vainsten. Prevalecen las descarnadas imágenes reflejando grandes crímenes y tragedias del siglo pasado como el Holocausto y las hambrunas, desgarros sociales y soledades individuales pero también cierto corrosivo humor. Su discípulo Conde Divagante, que asistió al taller de Vainstein por años y publicó el catálogo de la muestra, sostiene que ve la obra de su gran maestro y amigo “como un guardián del pensamiento social del hombre”.

Galería de imágenes

En esta Nota

Victoria Verlichak

Victoria Verlichak

Crítica de arte.

Comentarios