El 23 de octubre arteBA nombró nuevas autoridades y el drama que suponía estar sin conducción, en medio de la pandemia, se convirtió en un festejado optimismo. Una empresaria, Larisa Andreani, y un abogado y coleccionista, Eduardo Mallea, se convirtieron en presidenta y vice de la fundación. “La convicción de arteBA es continuar apoyando el desarrollo del sector artístico y consolidar a la Argentina como principal referente latinoamericano de arte”, anunció Andreani.
En un mercado pequeño, donde entre un cuarenta y un ochenta por ciento de las ventas anuales depende de esta feria, a nadie le conviene que naufrague. ¿Podrá el recambio lograr una reactivación que supere los desafíos actuales y zanje las diferencias acumuladas en el tiempo?
Quién es quién
La salida de Julia Converti, gerente general hasta mediados de octubre, había provocado un pico de incertidumbre porque era la figura más próxima para artistas, galeristas y coleccionistas. Después de veinte años en la institución, su retiro fue un cimbronazo en una estructura golpeada. La pregunta sobre qué pasaba en arteBA resonó en los medios y en la calle pero también al interior de la escena y empezó a hablarse de un proceso de reestructuración. Desde mediados de agosto, tras la renuncia escandalosa de Juan Carlos Lynch, el Comité Ejecutivo promovió un sondeo de opinión entre los distintos actores, que fue tomado en cuenta para definir el nuevo liderazgo y una agenda en diálogo con las galerías y colectivos de artistas. Ese diagnóstico y tejido de consensos parece ahora fundamental.
A punto de cumplir 47 años, Larisa Andreani tiene experiencia en el voluntariado: fue presidenta de la Asociación Amigos del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires desde mayo de 2015 a diciembre de 2019; desde marzo, es miembro del consejo de administración del Banco de Alimentos y había entrado en agosto al de arteBA. Pero, a su vez, hace cinco años que es directora del Grupo Logístico Andreani, empresa fundada por su abuelo, donde ingresó en 2000 como analista comercial. En diálogo con NOTICIAS, la nueva presidenta explicó qué puso en la balanza a la hora de aceptar el cargo en medio de la inestabilidad interna y del contexto general incierto: “Fueron clave los treinta años de historia, el prestigio y la potencialidad que tiene arteBA en el ecosistema del arte. Pero lo que más motivó mi decisión fue todo el proceso previo de mirar hacia adentro. Este trabajo lo hicimos con gente que admiro y respeto muchísimo. Somos un equipo que apunta a ahondar en un mayor espíritu colaborativo, de escucha permanente, más inclusivo, de más horizontalidad y nos motiva ser parte de un todo que apunta hacia adelante sabiendo de la influencia de la fundación en nuestro país y en Latinoamérica”. Andreani está secundada por Eduardo Mallea, socio del departamento Aduanero del estudio Bruchou y distinguido como uno de los abogados líderes por varios años consecutivos por Chambers & Partners y Legal 500. De trato aceitado con las galerías, organizó diversas muestras de arte.
Minutos después del anuncio, Nicolás Barraza, de la galería Mite, celebraba: “Esto es lo que estábamos esperando, se recobró la salud institucional. Queremos que las nuevas autoridades empiecen a trabajar ya”. Nahuel Ortiz Vidal, al frente de la galería Barro Arte Contemporáneo, tenía el mismo fervor: “Me parecen dos personas íntegras y renovadoras que van a llevar al recambio que estábamos necesitando. Mallea es un gran profesional y un coleccionista que se está haciendo. Y Larisa tiene mucho compromiso con el arte local, es muy moderada, solidaria, acostumbrada a escuchar y a resolver situaciones. Están altamente calificados”.
Salir de la tormenta
Allegados a Julia Converti sostienen que la pandemia fue el disparador de la crisis porque impidió hacer la feria presencial, un evento que sostiene al mercado argentino. “Eso ocasionó la renuncia de Amalia Amoedo y la institución se vio forzada a actuar con celeridad para recobrar el liderazgo. Hubiera sido más conveniente esperar, hacer un proceso de escucha para percibir las necesidades de los distintos actores. Por suerte, lo hicieron después de la salida de Lynch”, dicen quienes conocen la interna. Delante y fuera del micrófono, artistas y galeristas puntean críticas. “Hace un tiempo que desde la cámara de galerías Meridiano empezamos a cuestionarle mucho a arteBA. Una de las cosas que veníamos pidiendo era que cambiara de lugar la feria porque La Rural es carísima”, reconoce Barraza y confiesa que hace malabares para estar porque “quien no está en arteBA, no existe para el mercado”.
Para el artista Milo Lockett, arteBA venía distrayéndose mucho, mirando para afuera. “Lo que más me molesta es que perdió la empatía sobre todo con los artistas plásticos del Interior”, dice Lockett, quien de ser el niño mimado de la feria y Revelación en 2006 (a partir de lo que se posicionó en el medio) pasó a no estar invitado en la última edición. En ese sentido, hay expectativas en las palabras de la nueva directora: “Nuestro objetivo fundamental es seguir desarrollando la promoción de los argentinos. Sabemos que debemos poner los esfuerzos en el ámbito nacional: llegar a artistas, coleccionistas y entusiastas del arte en todo el país y llevar la feria a nuevas provincias y regiones”.
Lockett afirma que el confinamiento potenció la necesidad de renovación: “Más allá de que parezcan muy snob y modernos, en muchas cosas son muy ortodoxos. Pero la pandemia adelantó todos los sistemas de compra, venta, de mercado y la preponderancia de las redes; todo se aceleró, el mundo cambió y hay que estar preparados para lo que viene”,
La suspensión del evento físico mostró también un trato discrecional entre galerías que habían pagado sus stands en diciembre y otras, muy importantes, que en marzo apenas habían dado la reserva. También expuso condiciones muy favorables para algunas extranjeras que eran invitadas. “Cuando lo planteábamos, nos decían que las de Brasil, por ejemplo, no venían gratis sino con un cincuenta de descuento y que la otra parte lo pagaba no sé quién. Pero a nosotros afuera nos cobran todo”, se queja una galerista. “Hubo un giro privilegiando la participación de galerías internacionales a costos bajísimos o regalándoles prácticamente el stand y los que estamos acá y somos sus clientes, no tenemos esos beneficios”, coincide otro.
Tampoco cayó bien que se hubiera convertido en un evento que alimentara el show on. Por lo bajo, una pintora cuenta que hace un par de años terminó regalándole su entrada a un reconocido escultor, maestro de muchos de los artistas que estaban adentro, que no había sido invitado y miraba desde la vereda mientras los stands estaban “llenos de tilingos”. “Afuera hay ferias en las que ni siquiera hay VIP. Acá tenés que ir mega montado, muchos famosos y hay VIP del VIP. Me ha pasado de que una clienta estuviera en el VIP y a mí, siendo galerista, no me dejaran pasar para que ella terminara un trámite, absurdo”, relata Barraza.
El desafío es robustecer el terreno. “No hay ninguna obra que se haya vendido en subasta pública de un artista argentino vivo o muerto a más de un millón de dólares y en Brasil hay más de quince. Sin embargo, el arte brasileño hace quince años era otro”, dice Ortiz Vidal. Barraza agrega que “hay que trabajar en políticas de Estado. Los presupuestos institucionales son bajísimos, hay museos en el Interior que están vacíos”.
La primera jugada del nuevo directorio será el lanzamiento en noviembre de “Panorama”, una semana de galerías con una programación online y una acción presencial de las que puedan abrir al público. “Esta iniciativa busca poner en el centro de la agenda cultural nacional a las artes visuales y permitirá generar nuevos públicos”, afirma Andreani y adelanta que el contexto los obliga a pensar un 2021 con feria en formato presencial y virtual.
Dicen que crisis es oportunidad. Tal vez sea cierto que hay que tocar el fondo para eyectarse con nuevos bríos.
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