Saturday 27 de April, 2024

CULTURA | 12-03-2024 07:05

Homenaje o traición: la última historia de Gabriel García Márquez

Es el lanzamiento del año. “En Agosto nos vemos”, la novela póstuma del escritor colombiano se publicó esta semana. De qué trata.

“Volvió a la isla el viernes 16 de agosto en el transbordador de las tres de la tarde. Llevaba pantalones vaqueros, camisa de cuadros escoceses, zapatos sencillos de tacón bajo y sin medias, una sombrilla de raso, su bolso de mano y como único equipaje un maletín de playa”. Así comienza “En Agosto nos vemos”, la novela póstuma de Gabriel García Márquez que se publicó esta semana, exactamente el 6 de marzo, fecha en la que el escritor hubiera cumplido 97 años y a pocos días de conmemorarse el décimo aniversario de su muerte.

Sin dudas, es el lanzamiento del año, que llega simultáneamente a las librerías del mundo, desde Corea hasta Brasil y desde Taiwán a Colombia (el día 12 se publica en sus ediciones en inglés y francés). Sólo para el mundo hispano, Penguin Random House, la casa editora, hará una primera tirada de 250.000 ejemplares, una cifra inmensa para los estándares actuales del libro. El volumen costará en las librerías argentinas $ 19.990.

En Agosto nos vemos

Ana Magdalena Bach se llama la protagonista de esta historia que Gabo empezó a escribir hace cerca de tres décadas. Una mujer que todos los agostos viaja al lugar a donde está enterrada su madre, para contarle sobre amores, deslices y placeres que sucedieron durante el transcurso del año.

El texto está constituido por cinco relatos independientes y tuvo innumerables reescrituras hasta llegar a la versión final que hoy podemos comprar en las librerías. Viene acompañado de un prólogo de sus hijos y un epílogo del especialista que realizó la edición definitiva.

El periplo de los manuscritos

Pero esta no es una novela cualquiera en la historia del Nobel colombiano. Su escritura tuvo postergaciones e intensas correcciones, una costumbre típica de García Márquez que llegó a hacer 18 versiones de un libro antes de considerarlo terminado. Fue dejada de lado durante años mientras Gabo escribía “Vivir para contarla” y “Memoria de mis putas tristes”. Al final de su vida, un padecimiento mental que tuvo como consecuencia la pérdida de su memoria, truncó para siempre la posibilidad de concluir “En Agosto nos vemos”.

La existencia de la novela se transformó en una leyenda. García Márquez había anunciado que la estaba escribiendo en 1999, en un acto en Madrid en Casa de América, donde leyó un capítulo. En 2003, El País de España publicó un texto con el título “La noche del eclipse”, que pertenecía al mismo material.

Gabriel García Márquez

Después de la muerte del escritor, la familia decidió ceder al Harry Ranson Center de la Universidad de Austin, Texas; la mayor parte de los manuscritos y papeles de Gabo, considerando que era el lugar donde mejor cuidarían de ese legado.

El Harry Ranson Center es uno de los archivos más importantes del mundo, que reúne materiales de algunos de los escritores y artistas más destacados. Manuscritos de Borges y Cortázar forman parte de su colección, así como guiones de películas icónicas y hasta los borradores de la investigación del Watergate. El centro pagó la suma de 2,2 millones euros para quedarse con el archivo de García Márquez, uno de los más consultados hoy en la institución.

La decisión despertó críticas de intelectuales y universidades de Colombia y de México, país donde García Márquez residió casi toda su vida. Pero, la pronta digitalización del material y su puesta al alcance del público, confirmó que había sido una opción acertada.

Entre esos papeles se encontraban cinco borradores de “En Agosto nos vemos” que, cuando fueron volcados a sus versiones digitales, generaron gran interés en los lectores. “Eso nos despertó la curiosidad. Nos dimos cuenta de que la novela estaba mejor de lo que pensábamos”, explicó su hijo, Rodrigo García Barcha, en la conferencia de prensa con la que se presentó esta semana el libro a la prensa latina. “Mi padre nos había dicho que el libro no servía. Pero su problema de memoria también había afectado su capacidad para juzgarlo. Esto nos animó a publicarlo. Nos gustaba este personaje tan femenino, tan feminista. Nos parecía que hacía un buen trío con sus últimas novelas, 'El amor y otros demonios' y 'Memorias de mis putas tristes'. Era una buena coda”, concluyó García Barcha.

Gabriel García Márquez

Cristóbal Pera, que había trabajado con Gabo en la edición de sus últimos libros, fue el encargado de realizar la versión final. Para hacerlo cotejó los borradores que se conservaban en el Harry Ransom Center con el texto que la secretaria de Gabo había corregido en base a las observaciones del escritor. Pera conocía la obra desde antes. Aunque a García Márquez no le gustaba mostrar sus trabajos hasta que no estaban terminados, ya había compartirdo con él parte de esta novela: “Me permitió leer tres capítulos en voz alta junto a él. Recuerdo la impresión que me dejó de maestría absoluta con un tema original que no había abordado antes en sus obras, y la esperanza de que algún día sus lectores pudieran compartirlo. Su memoria ya no le permitía encajar todas las piezas y correcciones de su versión última, pero la revisión del texto fue por un tiempo la mejor manera de ocupar sus días en el estudio haciendo lo que más le gustaba hacer: proponiendo un adjetivo aquí o un detalle que podía cambiar allá”, cuenta el editor en el epílogo de “En Agosto nos vemos”.

Publicación Post Morten

¿Es lícito publicar, una vez que el autor desaparece, los papeles inconclusos o desechados que éste se negó a difundir en vida? La discusión podría atravesar la historia de la literatura del siglo XX, desde Kafka y Max Brod hasta hoy. Sobre todo si se tiene en cuenta que la industria editorial es capaz de tentar con sus promesas al más austero de los herederos.

“Él no quería que esto se publicara. Escribió la novela mientras padecía demencia y me preocupa que llegue a las librerías”, declaró Salman Rushdie, que admira a García Márquez, el año pasado; cuando se conoció la noticia de la publicación.

Gabriel García Márquez

En la conferencia de prensa mencionada, los hijos dieron sus explicaciones. “Me deja tranquilo que toda la obra de Gabo está a disposición de sus lectores. No queda 'la misteriosa novela en un archivo de Austin, Texas'. Era una obra que tarde o temprano iba a salir”, explicó Gonzalo García Barcha.

“Cuando esté muerto hagan lo que quieran”, cuentan los herederos que les dijo el escritor antes de morir. Y esa sola frase los exime de culpa.

García Márquez tampoco quería que se hiciera una versión fílmica de “Cien años de soledad”. Sin embargo, Netflix anunció para este año el estreno de una superproducción basada en la novela, uno de los libros más famosos del mundo. ¿Tributo o traición? Esa es dificil cuestión.

 

Fragmentos de “En Agosto nos vemos”

“Los primeros tres años fueron puntuales todos los días, de noche en la cama o por la mañana en el baño, salvo en las treguas sagradas de las reglas y los partos. Ambos vieron a tiempo las amenazas de la rutina, y sin ponerse de acuerdo decidieron sumarle al amor un grano de aventura. En una época solían ir a los moteles de lance, tanto a los más refinados como a los de mala muerte, hasta una noche en que el hotel fue asaltado a mano armada y los dejaron a ellos en los puros cueros. Eran inspiraciones tan imprevistas que ella se acostumbró a llevar los preservativos en la cartera para evitar sorpresas. Hasta que descubrieron por azar una marca que llevaba impreso su anuncio de publicidad: Next Time Buy Lutecian. Así fue como inauguraron una larga época en que cada amor llevaba el premio de una frase feliz, desde chistes procaces hasta sentencias de Séneca”.


“Ana Magdalena Bach encontró su hombre del año siguiente en el transbordador que la llevaba a la isla. Había amenazas de lluvia, el mar parecía de octubre y no se estaba bien a la intemperie. Un conjunto de música caribe empezó a tocar desde que el barco zarpó, y un grupo de turistas alemanes bailó sin reposo hasta la isla. Ella buscó un remanso en el comedor desierto a las once de la mañana para concentrarse en la lectura de Crónicas marcianas de Ray Bradbury. Lo había logrado a medias cuando la interrumpió un grito:
–¡Éste fue mi día feliz!
El doctor Aquiles Coronado, un abogado de gran prestigio, amigo suyo desde la escuela y padrino de bautismo de su hija, se acercaba por el pasillo con los brazos abiertos y su andar trabajoso de gran primate. La levantó en vilo por la cintura y la sofocó a besos. Su simpatía un tanto teatral despertaba más recelos de los que merecía, pero ella sabía que su alborozo era sincero. Le correspondió con la misma alegría, y lo sentó a su lado.

–Qué barbaridad –dijo él–, ya no nos vemos sino en bodas y entierros”.


«–Por una vez en tu vida, Doménico, dime la verdad. Él sabía que su nombre de pila en boca de ella era señal de tormenta, y la apresuró con su serenidad habitual:
–¿Qué es?
Ella no fue menos:
–¿Cuántas veces me has sido infiel?
–Infiel, nunca –dijo él–. Pero si lo que quieres es saber si me he acostado con alguien, hace años me advertiste que no lo quieres saber.
Más aún: cuando se casaron le había dicho que no le importaría si se acostaba con otra, a condición de que no fuera siempre la misma, o si era sólo por una vez. Pero a la hora de la verdad lo borró con el codo.
–Ésas son cosas que uno dice por ahí –dijo–, pero no para que las tomen tan al pie de la letra.
–Si te digo que no, estoy seguro de que no lo crees –dijo él–, y si te digo que sí no lo soportarás. ¿Cómo hacemos?”.
 

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Adriana Lorusso

Adriana Lorusso

Editora de Cultura y columnista de Radio Perfil.

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