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CULTURA | 10-11-2021 18:07

Hugo del Carril: Mucho más que una estrella

Una investigación reciente revaloriza su obra como director de cine y analiza su trayectoria como actor y cantante. Sus enfrentamientos políticos

Hugo del Carril es una figura única. Artista versátil, empezó como locutor en la radio, se hizo conocido como cantor de tangos y, luego de la muerte de Carlos Gardel en 1935, se instaló como su sucesor. Su primera aparición en la pantalla fue en 1937, en la película Los muchachos de antes no usaban gomina, de Manuel Romero. Rápidamente llegó a ser una gran estrella de cine y en 1949 se volcó a la dirección. No era usual en el mundo del espectáculo argentino de la primera mitad del siglo XX que una estrella dirigiera sus propias películas. Del Carril desarrolló gran parte de su carrera como director en un período que coincidió con el fin del cine clásico-industrial y la transición hacia el cine moderno. Como realizador elegía temas simples y géneros populares que tenían buena repercusión en el público masivo, pero su mirada autoral trascendió las convenciones de los géneros clásicos para forjar un estilo propio. También fue un pionero de la producción independiente —produjo o coprodujo él mismo diez de sus quince largometrajes— antes de que esa modalidad se extendiera en los años sesenta.

Como cantor de tangos y galán de cine tuvo un amplio reconocimiento y con el paso del tiempo su filmografía como director fue recuperada y valorada por los críticos e historiadores del cine argentino. Aun así, su relación con la crítica tuvo luces y sombras y su importancia como realizador no ha sido suficientemente reconocida: se lo recuerda sobre todo por su obra más célebre, Las aguas bajan turbias (1952), pero hay grandes títulos que permanecen prácticamente desconocidos, entre otros motivos por la dificultad que hubo durante muchos años para verlos en buenas copias.

Del Carril fue, además, un hombre políticamente comprometido. Desde que en 1949 grabó la famosa versión de la marcha Los muchachos peronistas, quedó fuertemente identificado con ese movimiento. Y si bien asumió una clara identidad política, nunca dejó de lado sus ideas e independencia de criterio. Eso le valió enfrentamientos con el poder y dificultades para trabajar tanto durante el gobierno peronista —cuando padeció al poderoso subsecretario de Informaciones y Prensa, Raúl Alejandro Apold— como luego del derrocamiento de Juan Domingo Perón en 1955, en el marco de la persecución y proscripción del peronismo. En una época marcada por fuertes antagonismos políticos, Del Carril fue una figura llena de matices, imposible de encasillar en categorías rígidas y absolutas.

El libro Más allá de la estrella aporta algunas claves para pensar su obra y su trayectoria de manera integral, en tanto figura fundamental del campo político-cultural argentino del siglo XX. No ofrece un recorrido biográfico, sino que explora sus facetas como estrella popular y como director de cine, así como su relación con la política, cuya complejidad trascendió el rol de ícono peronista. Los ensayos reflejan la variedad de estilos y perspectivas de distintos autores que investigan la historia del cine argentino. Además, el libro ofrece un recorrido por el trabajo de rescate y preservación en fílmico de su obra completa como director, una tarea que llevó más de veinte años y permitió que sus películas pudieran volver a verse en condiciones cercanas a las del momento del estreno.

 

por Florencia Calzón Flores y Daniela Kozak

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