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CULTURA | 13-02-2020 16:13

Qué significa ser “Patrimonio de la humanidad”

Así califica Unesco a monumentos o sitios naturales de gran valor para el mundo. Ventajas y desventajas de la designación, requisitos y la lista argentina.

Todos escuchamos algunas vez la expresión “patrimonio de la humanidad” o “patrimonio mundial”. En los viajes turísticos, por ejemplo, se menciona en forma recurrente que determinado monumento o paisaje recibieron esa distinción de la Unesco, el organismo de las Naciones Unidas que se ocupa de la educación, la ciencia y la cultura. Pero más allá de una vaga idea de lo que esa denominación puede aparejar, pocos conocen la definición exacta de la expresión, su finalidad y los méritos que debe tener un sitio para ser destacado con ella.

La idea de “valor universal excepcional” está detrás de esta definición que se aplica tanto al patrimonio natural como al histórico en todas partes del planeta.

Un hecho sucedido en 1959 alertó a la comunidad de Naciones Unidas sobre la necesidad de establecer algún tipo de acuerdo internacional para proteger lugares que, más allá de estar dentro del límite político de un país, eran de algún modo patrimonio de toda la humanidad. Ese hecho fue el proyecto de construcción de la represa de Asuán en Egipto. Para realizarla, se inundaría el valle donde se encontraban los templos de Abú Simbel. Un campaña internacional lanzada por Unesco permitió trasladarlos y salvarlos. Trece años después y tras varios sucesos históricos similares, el 16 de noviembre de 1972 se aprobó la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, en la Conferencia General de Unesco. En 1978 se inscribieron los primeros 12 sitios en la Lista de Patrimonio Mundial.

A partir de allí, todos los países que adhieren a la Convención se comprometen a conservar no sólo los bienes del Patrimonio Mundial que se encuentran en su territorio sino también a prestar colaboración (financiera, técnica, etc) para la preservación de lugares similares en otros puntos del planeta, diferentes a su propio país. Actualmente, son 193 estados, entre ellos la Argentina que se sumó en 1978.

Elegidos. ¿Cómo se seleccionan los lugares que formarán parte de “la lista” tal como se llama al catálogo de sitios que son Patrimonio Mundial? En primer lugar, los países proponen los monumentos históricos o naturales propios en una selección denominada “lista indicativa” que se envía para la consideración del Comité de Patrimonio Mundial, encargado de la decisión. Los criterios para incluir sitios en esa lista son variados, pero los une la característica de excepcionalidad: obras de arte geniales, testimonios de culturas particulares, conjuntos arquitectónicos, fenómenos naturales. La variedad posible puede comprobarse en el inventario de lugares de la Argentina que hoy tienen esta calificación; por ejemplo, el Parque Los Glaciares, pero también la Cueva de las Manos, testimonio de la cultura prehistórica (ver en las imágenes de esta nota la lista completa).

La elección final de un monumento o maravilla natural supone ventajas y obligaciones para el país que los contiene. “La protección y conservación de los sitios patrimoniales es responsabilidad del país y no de Unesco”, explica el arquitecto Alfredo Conti, director del Posgrado internacional en Patrimonio y Turismo Sostenible en el marco de la Cátedra Unesco (ver recuadro) de la Untref. “Hay informes regulares (llamados informes periódicos), en los que los países dan cuenta de aspectos generales relacionados a la protección del patrimonio cultural y natural y, específicamente, sobre cada uno de los sitios declarados Patrimonio Mundial. En base a esos informes, Unesco puede expresar recomendaciones; los países son invitados a tenerlas en cuenta y a informar sobre cómo las han implementado. Unesco recomienda, pero no puede pasar sobre la soberanía de un país; es responsabilidad de cada país, en base al compromiso de haber aceptado una Convención, dar cumplimiento a las recomendaciones”.

Por otra parte, existe la denominación Patrimonio en Peligro que indica que un sitio natural o histórico se encuentra en riesgo inminente por causas naturales (terremotos, inundaciones, etc) o sociales (guerras, atentados, etc). En ese caso, cuando las acciones necesarias para protegerlo exceden las posibilidades de un país, Unesco lanza una campaña mundial y articula todos los recursos para encontrar fondos y tecnología que protejan la zona.

Y esto nos lleva al tema económico y a la pregunta por cómo se financia esta ayuda. Básicamente, con un fondo al que aportan anualmente los países miembro y con recursos extraordinarios de países particulares e instituciones como el Banco Mundial. Esta es una de las ventajas de adherir a la Convención, la posibilidad de recibir capacitación, información y financiación de parte de Unesco y los países involucrados.

En la actualidad, 1121 sitios son Patrimonio de la Humanidad en 167 países. Uno de los objetivos que se ha propuesto el Comité en los últimos años es que la lista sea integrada por mayor cantidad de maravillas naturales y también, que las distintas culturas del mundo estén representadas en forma equitativa en los listados. Hoy 869 lugares son bienes culturales, 213 naturales y 39 mixtos. También hay monumentos transfronterizos, es decir, que están ubicados en distintos países. Argentina tiene dos casos. Por ejemplo, la Casa Curuchet diseñada por Le Corbusier, cuya obra completa es Patrimonio Mundial. También el Sistema Vial Andino, construido por la cultura incaica, compartido con Chile, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia.

Italia y China son los países con más cantidad de sitios en la lista: 55. Quién quiera conocer el listado completo, detalles y estado de los diferentes lugares distinguidos, puede visitar la página: whc.unesco.org.

Turismo. La elección de un sitio como Patrimonio de la Humanidad lo destaca y despierta los deseos de conocerlo. Estas designaciones son muy importantes porque promueven el turismo, que es una fuente de ingresos valiosísima para todos los países. Sin embargo hoy, las grandes movilizaciones de personas en ciertos paisajes o lugares históricos es casi una catástrofe.

“Lo común es que la designación como Patrimonio Mundial aumente el número de visitantes -explica Alfredo Conti-. Esto en realidad es un arma de doble filo, porque si el turismo no es adecuadamente planificado, puede convertirse en un factor negativo para la conservación de los sitios. Hay un aspecto esencial a tener en cuenta; cuando se postula un sitio a la Lista del Patrimonio Mundial, el objetivo debe ser su protección, conservación y transmisión a las generaciones futuras, y no el aumento de visitantes”.

Argentina tiene 11 lugares designados. Y otras 10 postulaciones esperan su turno en la Lista Indicativa, entre ellos el Museo de la Esma, las rutas sanmartinianas, la localidad de Moisés Ville y el Valle Calchaquí (aquí puede consultarse el listado completo whc.unesco.org/en/tentativelists). Protegerlos es una acción esencial en la construcción de un legado que merecen recibir intacto las nuevas generaciones.

Cátedra Unesco. “La Cátedra UNESCO de Turismo Cultural es una iniciativa conjunta de la Universidad Nacional de Tres de Febrero y la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes”, explica Carmen María Ramos, directora ejecutiva de la Cátedra. Fue creada en marzo de 2007 y dicta anualmente un Posgrado Internacional en Patrimonio y Turismo Sostenible. También organiza workshops, seminarios y conferencias internacionales para colaborar en la sostenibilidad del turismo cultural. “De una concepción material y monumental del patrimonio en los últimos decenios ha ido ganando terreno una visión más antropológica, que toma en cuenta los patrimonios de proximidad, los paisajes culturales y las comunidades locales con sus saberes y practicas tradicionales”, explica Ramos respecto de la labor de Unesco. El cambio climático, la urbanización descontrolada, el turismo de masas y las catástrofes naturales son las amenazas que impulsan la labor de la Cátedra en la concientización y adquisición de herramientas para la gestión de sitios de valor excepcional.


 

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Adriana Lorusso

Adriana Lorusso

Editora de Cultura y columnista de Radio Perfil.

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