Pilar Fernández: La cerámica nos enseña a evaluar y mejorar - Brand

Pilar, ¿cuál es tu definición de ser un buen ceramista?

La cerámica es una de las artes más antiguas y, aunque en la actualidad se han desarrollado muchas técnicas nuevas, el trabajo fundamental sigue siendo el mismo. Para ser ceramista se necesita paciencia, técnica y sobre todo una sensibilidad especial.

La creatividad y la singularidad son fundamentales, así como la experiencia aporta control y comprensión del materia. Ser un buen ceramista implica tener una idea y la capacidad de ejecutarla. Considero fundamental aprender sobre todo el proceso cerámico, desde los distintos tipos de cerámica, las temperaturas de cocción, la extracción de materiales, la formulación de pastas y esmaltes, y las diversas técnicas de trabajo. Comprar un paquete de pasta y unos esmaltes comerciales, no te hacen ceramista.

¿Hay rasgos personales esenciales o cualidades que se pueden desarrollar en la cerámica?

La cerámica es una gran maestra, enseña la importancia del desapego y la paciencia. Al principio se tiende a aferrarse a cada pieza, pero con la práctica, se aprende que el desapego es parte del proceso y ser capaces de ver los errores, y entenderlos como un aprendizaje. Yo recomiendo a mis alumnos o artistas con los que colaboro que no guarden todas las piezas, sino que las observen, analicen y que vuelvan a intentarlo. La cerámica no ofrece garantías, y aprender a trabajar con los errores es crucial. La paciencia y el desapego son lecciones valiosas que la cerámica proporciona a lo largo del tiempo. La cerámica nos enseña a evaluar y mejorar continuamente, permitiendo aceptar los contratiempos con una perspectiva más relajada y humorística.

¿Cómo analizas el rol de la mujer dentro del ámbito del arte cerámica?

A lo largo de la historia, las mujeres han enfrentado desafíos en el reconocimiento de sus contribuciones al ámbito artístico, y la cerámica no ha sido una excepción. En tiempos más recientes, su presencia e influencia en este campo han crecido de manera notable. Su capacidad para fusionar la tradición con la innovación ha resultado en la creación de obras que no sólo son estéticamente impactantes, sino que también abordan cuestiones culturales, sociales y personales con sensibilidad y profundidad.

La narrativa de la cerámica contemporánea se ha transformado gracias a la diversidad de enfoques que las mujeres aportan a la disciplina. Desde la reinvención de formas tradicionales hasta la introducción de nuevas técnicas y estilos, estas artistas han desafiado las expectativas preexistentes y han consolidado su posición como creadoras influyentes en el escenario artístico global.

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