En los últimos meses, se han publicado varios artículos sobre la transformación digital y los modelos híbridos, no obstante sólo algunas compañías lograron adaptarse a estos modelos de manera exitosa, mientras que otras fallaron en el intento. Uno de los problemas principales, es pensar en el modelo híbrido como dos modelos de negocio diferentes, el físico y el digital, y no como un todo.
Pero, ¿a qué llamamos modelo híbrido?
Cuando se hace referencia al modelo híbrido no solo hablamos de tecnología, también de la cultura organizacional de la empresa, sus procesos, sus intereses y sus empleados. Por eso, es importante entender a la compañía como un todo y ser conscientes de los riesgos que se asumen al hacer una planificación sin contemplar el contexto y los procesos internos de la organización, por lo que hay que tener en cuenta a todos los participantes del proceso y su interacción entre sí.
Anteriormente, la información de los distintos procesos y áreas estaba aislada y se analizaba por separado. Ahora, con la aceleración de la transformación digital y la implementación de nuevas tecnologías, las empresas se ven frente a un abanico de herramientas e información disponible que exceden hoy en día su capacidad de análisis y procesamiento dado que no ven de manera integral la compañía.
Las empresas deberían funcionar como un médico clínico y no como un especialista, ya que deben tener una visión integral de sus pacientes y determinar, en consecuencia, el mejor diagnóstico en función del cuerpo entero y cada uno de sus componentes. A partir de esta analogía, consideramos que las empresas deben evaluar de manera integrada cada situación permitiéndole tomar decisiones más acertadas, manteniendo la planificación estratégica como principal objetivo.
Volviendo sobre la transformación digital es preciso ubicar que muchas compañías fracasaron, ya que al momento de implementarla, decidieron cambiar de rumbo sin ajustar su planificación, con el objetivo de adaptarse a los cambios urgentes impulsados por la pandemia. Así invirtieron en herramientas que generaron un exceso de datos que resultó difícil de interpretar, quedando en evidencia la carencia del pensamiento estratégico en el equipo de liderazgo a la hora de planificar y tomar decisiones.
¿Cómo enfrentamos las debilidades y la saturación de información al momento de la planificación en el marco del pensamiento estratégico?
Una de las principales debilidades que detectamos dentro de las empresas es la desorganización que se gestó en esta transición y su capacidad de adaptación al contexto, dejando en evidencia la falta de flexibilidad interna para adaptarse rápida y eficientemente a los cambios. La sobreinformación es un ejemplo de la incapacidad de implementar esta información, no pudiendo aprovechar sus beneficios a la hora de planificar y ejecutar la estrategia.
Es por esto que el pensamiento estratégico es clave a la hora de planificar ya que ante cualquier imprevisto, es necesario contar con un abanico de posibilidades de acción, sobretodo en contextos cambiantes como los de ahora. El error más común es no ver los distintos escenarios y sesgar las acciones a un modelo tradicional en un contexto determinado, pero no flexible a los cambios del entorno.
Ahora bien, ¿cómo impulsamos el pensamiento estratégico?
Existen varias formas de desarrollar el pensamiento estratégico, pero una de las principales es fijar un objetivo, definir el camino a seguir y tener en claro qué es lo que la empresa quiere conseguir. Pero para definir esto es necesario resolver el problema de la desorganización y construir una visión integral entre el modelo tradicional y el digital, que pueda dar respuesta a las necesidades de cada compañía teniendo en cuenta a sus clientes.
Redactado por SLG, consultoría boutique de estrategia. Contacto: Av. Juramento 2059, Oficina 404, CABA - Tel.: (+54911) 4199-9098 - Mail: [email protected]
Comentarios