En la Argentina de hoy, hablar de casa propia parece un sueño cada vez más lejano. Sin crédito hipotecario accesible, precios dolarizados e ingresos en pesos, muchos sienten que están destinados a alquilar de por vida. Sin embargo, después de acompañar a más de 4.000 familias a convertirse en dueñas, aprendí algo clave: no se trata de esperar el momento perfecto, sino de diseñar la estrategia correcta.
Esa estrategia existe, y la llamo propiedad puente. Uno de los errores más comunes al pensar en comprar una vivienda es apuntar directamente a la propiedad “definitiva”: el departamento ideal, amplio, en la zona perfecta, con amenities, cocheras y todos los detalles soñados. El problema es simple: no nos alcanza. Y el resultado también: postergar la decisión, renovar el contrato y seguir gastando en mudanzas, comisiones y depósitos. Es lo que llamo el “ciclo del alquiler continuo”, un círculo vicioso que consume tiempo y ahorros. La Propiedad Puente propone romper ese ciclo. Es un plan realista y escalonado cuyo objetivo es claro: dejar de alquilar lo antes posible y convertirse en dueño. No es una teoría ni una promesa vacía; más de mil familias ya lo lograron aplicando esta estrategia.
¿En qué consiste? En adquirir una propiedad intermedia, mucho más ajustada a las posibilidades actuales. Puede ser un departamento más chico (benditos los monoambientes), en una zona un poco más alejada (benditos los barrios emergentes) y con menos prestaciones que la casa soñada (benditos el SUM y la parrilla, los únicos amenities realmente necesarios).
La propiedad puente no es el destino final, pero cumple
-Brinda techo propio.tres funciones esenciales:
-Permite capitalizarse.
-Crea una base para proyectar el siguiente paso.
Una vez que se logra ese primer escalón, el gasto del alquiler desaparece y comienza el círculo virtuoso del dueño: el dinero empieza a generar valor propio y abre la puerta a futuras mejoras o a la compra de una segunda propiedad. Incluso, el proceso puede acelerarse realizando mejoras inteligentes que aumenten el valor del inmueble inicial.
En la Argentina, esta estrategia funciona especialmente bien con departamentos “al pozo”, por dos motivos: son más flexibles y tienen menores costos transaccionales. La flexibilidad radica en que el comprador puede moverse entre unidades con mayor facilidad si el desarrollador acompaña esta lógica. Y los costos transaccionales —honorarios, impuestos y gastos administrativos— suelen reducirse hasta un 70% respecto de una propiedad terminada.
El principal obstáculo, sin embargo, no es financiero sino cultural. Muchos siguen viendo la compra de una vivienda como un momento único e irrepetible, cuando en realidad debería pensarse como un proceso en etapas.
La propiedad puente propone justamente eso: un camino escalonado, predecible y seguro hacia la casa soñada. Porque entre esperar un milagro y diseñar una estrategia inteligente, siempre será mejor lo segundo.
*Director de Spazios y autor del libro “Cómo ser dueño en Argentina y no morir en el intento”
por Juan Manuel Tapiola















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