Duermen cuando muchos están despiertos. Y se levantan temprano, en el momento que el resto descansa. Tienen una rutina de alimentación y entrenamientos determinada. Con frío, calor, lluvia, viento o humedad, sin importar las condiciones del clima, se visten, encienden el reloj y la música, y salen sin destino determinado, en un viaje de ida rumbo a la “felicidad”, como ellos mismos definen.
Son esos locos que corren, transpiran, se cansan y dejan hasta el último aliento por su pasión. Sin distinción de edad o género, hay cientos, miles. "Calculamos que solo en la Ciudad son más de 160.000 corredores", señala Gastón Busso, exsubsecretario de Deportes de la CABA. "Hay cada vez más personas, sobre todo jóvenes y del sexo femenino”, explica Sebastián Tagle, de Club de Corredores. Aquí surge un dato que marca tendencia: “Hace 15 años, la participación de las mujeres en las carreras era del 5%, mientras hoy es del 45%. Y estimo que en 5 años será el 60%, superando a los hombres", subraya Tagle. Gustavo Montes, director de Factor Running, coincide con el diagnóstico: “La curva de crecimiento de mujeres es asombrosa”.
Cuando nadie lo esperaba, la marea runner se potenció durante la pandemia. "Muchos jóvenes conocieron o empezaron a disfrutar de correr en ese momento. Todos recordarán cuando decían ‘los runners salieron a la calle…’ La realidad era que los que practican distintos deportes (fútbol, básquet, vóley, tenis, etc.) y no tenían actividad, salieron a moverse junto con quienes lo hacían tradicionalmente. Pero, después, continuaron practicándolo y adaptándolo a su vida cotidiana, en paralelo a su deporte habitual", asegura Tagle. Y redondea: "Cuando varios jóvenes empezaron a ver que sus amigos tenían el hábito de salir a correr, también acompañaron".
EN ACCIÓN
Salud, socialización y turismo son los aspectos que los diferentes referentes del running mencionan como claves de un fenómeno que no se detiene. "El mercado del running creció de manera exponencial en los últimos años. Como resultado de la pandemia, se incrementó aún más, debido a la necesidad de la gente de comenzar a realizar alguna actividad física. Muchísimas personas, sobre todo de más de 40 años, empezaron a correr, caminar o trotar", describe Rodolfo Giordano, director de Sportsfacilities. El organizador de carreras no duda que "definitivamente creció la cantidad de público”, y adjudica este fenómeno al impacto de “la pandemia".
“Hoy se le da más valor a todo lo que tiene que ver con la vida saludable. Eso hizo que muchos jóvenes le dieran importancia a correr. Le abrió un mercado al crecimiento”, indica Montes, quien organiza la llamada “Milla Urbana”, que se realizó el pasado 12 de diciembre. La competencia pasó de tener 2.000 personas antes de la pandemia a superar la barrera de las 3.000 en su última edición, con solo 45 días de inscripciones. “Por eso, vislumbro un horizonte favorable para la realización de eventos deportivos, el aumento de la cantidad de grupos y personas que salen a correr, porque hay hasta más ‘civiles’ que salen solos, para disfrutar y sentirse bien”, señala Montes.
Desde el punto de vista del negocio, el parate no pasó inadvertido para este rubro, como en otros sectores de la economía. El cierre de actividades incluyó la suspensión de las carreras previstas para 2020 y parte de 2021. "En cuanto al impacto económico, nos afectó, ya que nuestra actividad es masiva, con lo cual era inviable poder llevar adelante un evento", explica Giordano. En la actualidad, el panorama tiende a normalizarse.
"Hay muchísima oferta de competencias, con lo cual en algunos eventos disminuyó la cantidad de público", agrega Giordano.
CORRER Y VIAJAR
Busso también hace foco en el beneficio económico colateral del running para la industria del turismo. “La gente no sólo va a correr, sino también a pasear”, cuenta. Desde su visión, en los últimos años, el running está en un periodo de transformación. “Antes, en CABA se llevaban a cabo unos 100 eventos de participación masiva, entre running, rollers, y otros, mientras que hoy se realizan 45”, explica.
Los números son contundentes. En 2010, la cantidad de participantes de un 10k era de 2.200 corredores, con un punto de equilibrio en 1.400. En 2019, los inscriptos bajaron a un promedio de 2.000, pero se necesitaban 2.300 runners “para salir hechos”. “Hubo un aumento de los gastos de organización, que el costo de inscripción no acompañó”, admite Busso. En contrapartida, “la gente prefiere irse al interior o al exterior a participar de competencias que tienen otras distancias, terrenos y escenarios. No nos podemos olvidar del fenómeno del trail running, dado que Argentina es un referente de América latina de esta especialidad”, sostiene.
En esto tuvo mucho que ver el desembarco de los organizadores de carreras en el resto del país. “De Buenos Aires se fueron a trabajar al interior. Así, creció el número de competencias y de inscriptos, por cuanto mejoró la calidad de los eventos. No hay que olvidarse que hay maratones o los 21k en ciudades como Mar del Plata o Rosario con muchísimos participantes”, cierra Busso. La marea runner no se detiene. Correr ya es otra pasión de multitudes.
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por Marcelo Alfano
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