Laura Vigliarolo. Autoexigencia en rehabilitación. De la obsesión por controlar… al único control que realmente te hace libre

¿Delegás una tarea y dejás que fluya? ¡Jamás! Necesitás confirmar que se haga correctamente, porque nadie lo hará tan bien como vos. Si no lo supervisás, algo podría salir muy mal y causar terribles consecuencias.

Por eso, estás encima, respirando en la nuca del encargado, lista para corregir errores o hasta quitarle la tarea con un “Dejá, yo lo hago”.

Pero, ¿te detuviste a pensar cómo se siente esa persona (tu empleado, pareja o hijo) cuando ponés en duda su capacidad? ¿Cómo afecta esa relación la falta de confianza? ¿Y si, por enfocarte en un detalle, estás perdiendo de vista un todo valioso o amoroso?

¿Qué es lo peor que podría pasar si das indicaciones claras y confiás en que hará su mejor esfuerzo? Probalo. El mundo no se vendrá abajo si el trabajo no es perfecto. Incluso podrías sorprenderte con resultados mejores que los tuyos.

Pretender controlar todo es una ilusión.

Mi madre es muy anciana y ya casi no la reconozco. Desearía que no fuera así, pero no puedo cambiarlo.
Amabas a alguien y querías una vida juntos, pero se fue.
Ella quisiera que su jefe fuera más justo, que su hijo eligiera otro deporte, que su hermana lograra su sueño.

Resistirse a la realidad sólo agota y frustra. La sabiduría está en aceptar lo que es. No hablo de resignación, sino de reconocer y entender.

Pero hoy vengo a reivindicar el CONTROL, es otro, es un valor personal, donde sí tenés poder:

Control sobre tus propias palabras, pensamientos y emociones. No para reprimirlas, sino para gestionarlas con inteligencia.
Control sobre tus intenciones, decisiones y resultados.

Se trata del control sobre tu vida.

Paradójicamente, el control te hace libre. Libre de preocupaciones, miedos, culpas y excusas. Te da la capacidad de elegir dónde querés estar, con quiénes, haciendo qué.

Es una habilidad que se desarrolla: mirarte en cada situación y elegir tu respuesta. La que te acerque a quien querés ser, a tus objetivos y a tu bienestar. Sin que uno aplaste al otro, sino en ese delicado equilibrio que te traerá la tranquilidad que estás buscando. Como todo nuevo hábito, requiere práctica, primero con consciencia, hasta que se vuelva natural.