Desde que aceptó la defensa de los diez jóvenes detenidos por el asesinato de Fernando Báez Sosa, a Hugo Tomei le cambió la vida. Dejó su casa en Zárate para instalarse en la costa y dedicarse de lleno a la causa. Desde que puso un pie allí, sus días son siempre iguales: se entrevista con los padres de los sospechosos, recorre las comisarías y hace malabares para esquivar a la prensa. “Yo no soy parte del show”, repite en un diálogo exclusivo con NOTICIAS. Para el abogado, fueron los medios los responsables de instalar que sus defendidos son unos salvajes y repite que, al menos seis de ellos, no tuvieron nada que ver con el asesinato.
Como buen penalista, sabe tirar la pelota afuera. Sugiere irregularidades por parte de la Policía Bonaerense, del equipo forense que analizó los celulares de los imputados y de la propia fiscalía. Y, mientras se las ingenia para elaborar la mejor defensa posible en un escenario adverso, prepara presentaciones contra los funcionarios judiciales. Después de veinte años en el fuero penal, se enfrenta al caso más mediático de su carrera. Pero no al más complicado. Una década atrás, su nombre -y el de su colega Horacio Henricot- quedó involucrado en la destitución del juez federal Federico Faggionato Márquez por manejos sospechosos de las prisiones preventivas, denuncia que lo persigue hasta el día de hoy. Amigos en el poder local, perfil bajo y extremados buenos modales. Quién es el hombre detrás de los rugbiers.
Antes de responder preguntas, quiere hacer una aclaración: “Henricot no es mi socio. Hacemos trabajos en conjunto pero en esta causa no. Se está comiendo un garrón porque yo estoy dentro”. En Zárate, son considerados uno solo. “Tomei pone la cara y Henricot es el pensante”, describe un abogado que los conoce. Además de haber aparecido juntos en la causa que destituyó al juez, defendieron al intendente Osvaldo Cáffaro en una investigación por malversación de fondos. De ahí el mote de “los abogados del poder”.
Pero esa no es la única fama de Tomei. NOTICIAS recorrió Zárate el 21 de enero y no hay quien no lo conozca. “Es un sacapresos”, “Tiene contactos en todos lados”, “Te pide la escritura ni bien pisás su estudio”. Con respecto a los rugbiers, también circulan rumores como honorarios altísimos y la condición de que si uno de los diez renuncia a su representación, deja la defensa de todos. El abogado niega rotundamente todas estas versiones y accede a una primera entrevista: “La verdad, tengo ganas de hablar. Lo que pasa es que necesito estar en confianza. Necesito que cuiden la palabra para que no traten a los chicos de salvajes.”
Antecedentes. “Cuando lo vi en la tele defendiendo a estos chicos, pensé: ‘Los padres van a quedar igual que yo, sin nada, en la ruina”, dice José Cerezales, un ex cliente. En 2004, la Justicia lo investigaba a él y a su hermano en la participación de un secuestro extorsivo. Según el hombre, Tomei y Henricot se aprovecharon de su falta de conocimiento en los procesos y los hicieron ceder la escritura de su campo a una tercera persona, Juan Ismael Laguzzi.
En 2006, los hermanos cambiaron de abogados y, con su nuevo defensor, Enrique Villareal, demandaron a Tomei y Henricot. Lejos de ser un malentendido entre abogados y clientes, la historia escaló y la denuncia terminó formando parte del fallo con el que se destituyó a Faggionato Márquez. Los Cerezales denunciaron que habían sido víctimas de “una maniobra perfectamente orquestada” por los letrados, por el escribano Carlos Enrique Barassi, por Laguzzi y no se descartó “la participación del Juzgado Federal de Campana y posiblemente de la Comisaría de Zárate”.
Ninguna de las partes aporta documentación para sostener sus versiones. “Cuando los contratamos nos pedían 200 mil dólares. No teníamos el dinero sino que teníamos el capital, que era el campo, que vale diez veces más. Entonces nos hizo firmar la escritura. Pensábamos que era para cobrar esa parte pero se quedaron con todo el campo”, cuenta Cerezales a NOTICIAS. Dice que conocieron al comprador, Laguzzi, a través de los abogados y que era un hombre que “vendía chatarra en la ruta”. En la denuncia se sostuvo que los abogados, en connivencia con el juez, consiguieron la falta de mérito de forma mágica cuando ellos firmaron los papeles y que, ni bien empezaron a sospechar, el magistrado volvió a ordenar su detención. Esa denuncia, según esta versión, prescribió.
La versión de Tomeí es radicalmente diferente: dice que en esa denuncia fue sobreseído y que Laguzzi era una persona conocida de los Cerezales. “Ellos estuvieron un año detenidos, que fue cuando los defendí. Después apareció un abogado que vaya a saber qué les dijo. El campo nunca lo tuve”. Los hermanos Cerezales sostuvieron que pasaron una noche en el velero de Tomei ni bien les otorgaron la falta de mérito. “No tengo velero. No sé navegar”, refuta. A cada pregunta, el abogado insiste con que detrás de todo esto hubo un manejo político en pos de destituir a Faggionato. “Me tengo que hacer cargo de que me denunciaron. Creo que son gajes del oficio. Una vez que sacaron al juez, nada avanzó”.
Poder. La historia de los Cerezales y Faggionato sólo alimenta los rumores acerca de los vínculos poderosos de Tomei. Antes de dedicarse al derecho de forma privada, desde 1996 hasta el 2000 trabajó en la Fiscalía General de Campana: “Hay mucho mito en el pueblo. A mí me conoce todo el mundo, dudo que alguien te pueda decir una barbaridad como que me quedo con la casa de alguien. Que cobro caro, puede ser”.
Tomei se mueve con comodidad en los pasillos del poder local pero aclara, una y otra vez, que muchos de sus vínculos tienen que ver con que Zárate es un lugar chico. Eso dice sobre el intendente, por ejemplo: “Tomé trabajos profesionales de él como de cualquier otro”, advierte.
Rosalía Zárate es la madre de Máximo Thomsen, uno de los diez rugbiers detenidos y, según la información que deja trascender la fiscalía, el más complicado. La mujer se desempeñaba como secretaria de Obras Públicas en el municipio y más de uno en Zárate entendió que fue a través de ella y Cáffaro que Tomei llegó a la defensa. Él lo niega.
“Llegué a pedido de los papás. Me llamaron por la confianza que me tienen desde lo profesional y, también, desde lo personal. Trabajé con algunos de los padres de los detenidos, no doy detalles por el secreto profesional. Pero mi relación viene desde antes, me conocen”, cuenta.
Además de tenerlo como cliente, Tomei y Cáffaro comparten espacios sociales. Cuando se inauguró la Fundación del Centro de Gestión del Conocimiento, una institución que financia los fondos de un centro educativo, el intendente fue designado presidente del organismo y Hugo Tomei, vocal. Durante algunos años, el abogado fue el presidente del Club Independiente de Zárate, otro de los espacios donde se vinculó con referentes de la zona.
No le gustan los comentarios sobre el poder y, tampoco, cuando se destacan sus habilidades para sacar a delincuentes de la cárcel: “Camino tranquilo por la calle. Lo que pasa es que el abogado que hace Penal es siempre mirado con ojos distintos. Lo reconozco y lo acepto porque forma parte del trabajo que me gusta hacer y siempre trato de ser respetuoso. Manejás material muy sensible”, relata.
Esa mirada “distinta”, en general, aparece cuando el abogado defiende al victimario. Para determinar la eficacia de un penalista hay que ver cuánto consigue bajarle la pena a un delincuente. Hace relativamente poco, en junio de 2017, Tomei y Henricot lograron un buen resultado para el oficial de policía Elio Daniel Pintos. El hombre llegó a un juicio por jurados en el Tribunal de Campana por haber asesinado en una persecución a un ladrón de 15 años. La pena fue de dos años de ejecución en suspenso y, aunque Pintos fue apartado de la fuerza, no fue preso.
“Sacapresos, qué feo. No me siento identificado para nada. Creo que tengo mucha pasión por lo que hago, me dedico mucho a los temas porque son cuestiones que involucran a la libertad de las personas”, responde.
Mediático. Ahora Tomei deberá poner todas las habilidades aprendidas al servicio de los diez rugbiers. Si bien prefiere no confirmar si su estrategia intentará sostener la hipótesis de “homicidio en riña”, sí adelanta que no todos están tan complicados: “Hay seis pibes que se tienen que ir. Por lo menos”.
“A mí me duele como ser humano lo que veo en la televisión. Lo poco que veo, porque ya no quiero ver porque me duele, porque la paso mal, porque no puedo entender que hay un chico fallecido y se hace un show sobre los diez detenidos y gran parte no tienen que ver”, asegura. Además, Tomei sostiene que no hubo intención de asesinar: “La agresión o la pelea, como quieras llamarlo, duró 13 segundos, según dicen los testigos. Se fueron. Algunos se pusieron ropa de playa, se fueron a desayunar y a dormir. Además, a Thomsen no hay ningún video que lo muestre, por ahora, o al menos yo no he visto ninguno si lo tiene la Fiscalía. Ya no me sorprendo de nada".
Tomei no teme cuestionar la versión que ubica a Fernando y sus amigos como víctimas pasivas de la situación y sostiene: “No hay posibilidad de que diez pibes le peguen a uno. No entran alrededor”.
Noticias: Lo que se reconstruyó es que, mientras unos pegaban, otros impedían que los amigos defendieran. Esto lo contaron los mismos amigos de Fernando.
Tomei: Pero los amigos de Fernando fueron modificando el relato. Primero fue “lo cagaron a palos” y después uno dijo: “No me dejaron ir a defender a Fernando”. Y el que te pegó no tenía idea lo que pasaba con Fernando. A Fernando lo sacaron tres patovicas, está en el video, lo vi yo, pero nadie dice eso. A Thomsen lo sacaron dos. Fernando estaba haciendo ademanes en la puerta diciendo “por qué me sacás” y ahí no tenía más la camisa.
Noticias: ¿Está preocupado por sus defendidos?
Tomei: Estoy preocupado porque los medios de comunicación sembraron odio. Es una violencia, tras violencia, tras violencia. Se hace un show sobre los diez detenidos y gran parte no tienen que ver.
Noticias: Por lo que trascendió parece haber muchas pruebas contundentes que incriminan a sus defendidos.
Tomei: ¿Si yo te digo que en el expediente no hay nadie que diga que los chicos dijeron “matalo, matalo”? Un grupo de personas que organiza matar a alguien, ¿qué dice el criterio común? Agarrá todo y andate. Limpiá todo, bañate, tirá la ropa con sangre. Estaba todo ahí. Los despertó la Policía. Hay seis pibes que se tienen que ir. Por lo menos. Fernando no tiene ninguna fractura. Si no tiene fractura, ¿cómo fue la patada que le dieron como si fuera una pelota de rugby?
Noticias: ¿Y la marca de zapatilla que tenía el cuerpo de Fernando?
Tomei: Sí, en el cuello. La marca está. Pero no dice que la presión de esa marca fue la causante de la muerte.
Noticias: ¿Qué puede decir de la información que hallaron en los celulares de los imputados?
Tomei: ¿Cómo estamos hablando de lo que pasó en los celulares si los celulares no fueron abiertos por la fiscal? El dolor de cabeza que van a tener los especialistas de Policía Federal. O alguien está mintiendo, y espero que así sea, o va a haber un grave problema acá. Otro más. ¿Qué tipo de proceso es este?, ¿dónde está el proceso?, ¿en el expediente?
Noticias: ¿Cree que deberían estar en libertad?
Tomei: Todas las personas tienen que estar libres hasta una sentencia. No es lo mismo defender a una persona en libertad que estando presa.
Es la primera vez que habla Tomei. La recomendación a sus clientes es que no den entrevistas: “Es para que no los traten como salvajes para que cualquier ciudadano tenga el derecho de ejercer venganza. En vez de hacer el coliseo romano, ahora lo hacen con la televisión y las redes sociales para armar un show donde los chicos forman parte de algo tremendo”, subraya el abogado. Ni una sola vez reconoce que, al menos, alguno de sus clientes haya cometido un crimen bestial. Es lógico. Es su profesión y ya lleva varios años ejerciéndola.
por Giselle Leclercq y Marcos Teijeiro
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