Friday 19 de April, 2024

SOCIEDAD | 02-01-2023 13:06

Un año de la ley travesti trans: las deudas sin cumplir

A pesar de la medida, todavía más del 90% de la población travesti-trans ejerce el trabajo sexual como forma de trabajo. Los problemas sin solucionar.

Más del 90 % de la población travesti-trans ejerce el trabajo sexual o la prostitución para sobrevivir con todos los riesgos que ello implica y sin soslayar que en el año 2021 hubo 53 travesticidios. Es que las dificultades sobran para esa minoría, al menos 100 a 150 personas al día, se presentan en la Avenida Jujuy 1343 para solicitar ayuda porque allí se ubica la CASA TRANS, uno de los espacios de contención, sociabilidad y protección de los derechos de los travestis-trans que fue fundado en junio del 2017  por Marcela Romero. Melina, la recepcionista, explica que “muchas de las personas que  reciben asistencia están culminando el nivel primario, y la otra mitad el nivel secundario, esto complica y condiciona su inserción laboral”. A la falta de nivel académico se suma la discriminación social. Según los datos que ofrece la Casa Trans, el 79% abandonó los estudios por miedo y por plata, pero el motivo principal fue la discriminación.

En lo que respecta a la oferta laboral  para esta minoría, en el ámbito privado es muy poca o casi nula. Si bien las empresas que contraten a personas Trans tendrían beneficios, el interés es bajísimo. La Ley de Cupo e Inclusión laboral Travesti Trans Diana Sacayán- Lohana Berkins que se promulgó en junio de 2021 intentó menguar esa brecha de desigualdad que vulnera el “todos somos iguales ante la ley” de la Constitución Nacional y para resolver la problemática instauró un 1% de vacancia de empleo en los tres poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Todavía resuenan en la Casa Rosada las palabras del Presidente Alberto Fernández, en ese momento no tan devaluado como al presente, cuando dijo que “una sociedad que descarta a su gente, es una horrible sociedad”.

“Hace 3 años, en busca de un cambio para mi vida me animé a buscar un empleo digno y mejor, la dueña del lugar me dijo que sólo servía para estar en Constitución. Hoy gracias a la lucha y la Ley estoy acá ayudando a generar un cambio”, cuenta Melina. Belén Ferreyra, de 51 años, que se reconoce como una mujer trans, es alumna del Bachillerato Travesti-Trans Mocha Celis y confiesa que terminar sus estudios es una asignatura que tenía pendiente y que lo hace muy entusiasmada desde la aparición de la ley de cupo. Confiesa que se se siente privilegiada porque a sus 51 años ingresará a Aerolíneas Argentinas en  el área de atención al público.” Antes de esta ley era imposible soñar con un trabajo formal” dice. 

Tacones cercanos. El día en que se debatió la ley en el Senado, en plena pandemia de Covid 19, había sólo diez personas que pudieron estar en el palco, habían sido escoltadas por personal de ceremonial y protocolo. Cuando estuvieron los resultados de la votación se abrazaron las presentes evocando a Lohana Berkins y Diana Sacayán a quienes la vida no les alcanzó para presenciar el momento. Sai Sacayán recuerda conmovido a su hermana Diana y cuenta que lo que está pendiente es lograr la figura penal de “travesticidio” y el tratamiento del Proyecto de Ley Integral para  medidas reparadoras hacia las chicas a las que considera sobrevivientes de una agresión social sistemática e histórica.

En la Casa Trans aseguran que, a pesar de las leyes de Cupo y de   identidad de género, avances innegables para el colectivo travesti-trans, la  discriminación hacia las personas Trans no cesa y  la inserción laboral es ínfima porque la mayoría sigue en condiciones  laborales precarias o se dedica a la prostitución. Esas condiciones se ven reflejadas por ejemplo en el acceso a la vivienda, la mayoría de los travestis alquila piezas en hoteles y casas particulares. El 69% vive hacinado, compartiendo el cuarto con dos o tres personas más. El alquiler actual oscila entre 17mil y 35mil pesos, pero muy pocos pueden sustentarlo y conviven desde 5 a 7 personas en espacios reducidos.  Pe les aumentan el precio o te lo niegan", resume Melina.

Manu Mirelles, secretaria académica del Bachillerato Mocha Celis se refiere al tema y dice que “en la Ciudad de Buenos Aires, a una persona travesti-trans o no binaria se le cobra 3 veces más el alquiler”. Esas conductas como otros tantos prejuicios abonan la teoría de que con las leyes no alcanza para transformar  la mirada de la sociedad, que lo que se necesita es una transformación cultural, sin embargo en la Casa Trans reconocen que el intento de suicidio descendió  1.3% respecto de la época anterior al surgimiento de las leyes de identidad de género y de cupo. Sin embargo, no podría decirse que el número es significativo.

 

Leyes. A Mirelles no sólo le preocupa el ingreso en los puestos laborales sino la permanencia de las personas en ellos. Afirma que hay que cambiar la perspectiva del análisis porque “cuando una empresa, una organización suma a una persona Travesti-Trans no le está haciendo un favor a la persona Trans, está sumando valor a la institución o a la empresa. 

Mary Anne Letieri, que es tesorera de la  Asociación Civil Mocha Celis y también coordina el área de empleabilidad, está preocupada por aquellas personas travesti-trans que, aunque exista la ley, no cuentan con las herramientas de conocimiento para poder insertarse en un ámbito laboral y poniéndose en el lugar del empleador se plantea “¿qué hago yo como empleador, no incorporo o sigo incorporando a las mismas personas que son el 6% del colectivo que  tienen formación?”

Se refiere a su experiencia en “la Mocha” y dice que aparecen empresas con voluntad de aplicar la Ley de Cupo y solicitan una persona trans que hable dos idiomas y que tenga diez años de experiencia. “No, no existe esa persona y si existe, seguramente ya está empleada”, dice.

Se refiere a que hay una realidad que el sector que debería aplicar la ley no la logra ver, que es la falta de preparación, fruto de la deserción escolar por causa de discriminación y, en muchísimos casos porque cuando se reconocen como travestis y se lo dicen a sus familias, muchos son expulsados de su casa. Explica Letieri que si bien hace un año que existe la ley de cupo, la realidad de la minoría travesti- trans no cambió demasiado y “son los propios travesti-trans que están reclamando la correcta implementación” agrega refiriéndose a que hay acompañar y formar a quienes no cuentan con lo necesario para poder incorporarse al mundo del trabajo.

Letieri insiste en que la mayoría de la población escolar de la escuela Mocha vive del trabajo sexual o la prostitución, admite que hay quienes viven de micro-emprendimientos o de emprendimientos que les genera la creatividad y su deseo de decir no quiero que mi vida sea la noche y otro tanto viven de subsidios que les otorga el Estado “pero no viven, subsisten”.

Estadísticas. Tanto la Casa Trans como las autoridades del Bachillerato Mocha Celis coinciden en que no existen cifras oficiales respecto del índice de  personas travesti-trans incorporadas al mundo del empleo formal a partir de la sanción de la Ley de Cupo. Letieri puede hablar de lo que ocurrió en la Mocha y afirma que vienen haciendo inserciones ya desde el 2015 pero que en el 2022 hicieron alrededor de 25 inserciones laborales más y reitera que “es el colectivo trans el que está reclamando la correcta implementación de la ley de Cupo. ¿Por qué? Porque termina beneficiando a un sector muy joven que cuenta con otras herramientas No está mal que a partir de la ley se quiera incorporar a una persona trans de dieciocho años pero qué pasa con las personas de treinta y cinco o cuarenta años”.

Para Greta Pena, Subsecretaria de Políticas de Diversidad en el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad de la Nación, el saldo es muy positivo y dice que “ a sólo un año de la sanción de la ley tienen contabilizadas 427 personas travesti-trans contratadas”. Asegura que el Ministerio  realiza monitoreos cada 90 días comprobando que la curva es ascendente.”También contamos con un registro únicos de aspirantes al empleo público que cuenta con 6000 personas inscriptas en todo el país” agrega. Sin embargo, admite que aún no se puede decir que se esté cumpliendo con el 1% del cupo. Se refiere a que no se trata sólo de la implementación de la ley sino también a una estrategia integral para el cumplimiento que tiene que ver con otorgarles herramientas de capacitación. “Lo que primero trabajamos es con la terminalidad educativa” dice Grata Pena y admite que no puede ser un obstáculo para su contratación. También aclara que hacen educación financiera porque hay que tener en cuenta que esas personas” puede que por primera vez accedan a una caja de ahorro o a una tarjeta de crédito y por qué no decir a una obra social”.

 

Excepciones. Claudia Falcón, cuyo nombre artístico es Demir Hannah no sólo se hizo conocer como cantante solista de chamamé sino que es creadora de la movida a nivel nacional “Unides per la Musique”, dice que fue testigo directo de la estigmatización de sus pares pero que ella se siente una privilegiada y manifiesta que ya desde la década de los ’90 pudo ejercer el periodismo radial en la Ciudad de Corrientes con el nombre de su identidad autopercibida: Claudia Falcón. Dice “después de mí, mucho más no hubo, es decir, una mujer trans trabajando en los medios de comunicación, en los carnavales.Yo lo logré en los años ’96, `97 y `98 porque fui la primera mujer trans en el Carnaval Nacional de Corrientes, que era uno solo en ese entonces, de hecho tengo recortes de diario de esa época”. Claudia no se sintió maltratada por su condición de trans y agrega “de hecho, yo fui “la Falcón” y eso a mí me otorgó mucha seguridad, yo soy Demir Hannah o soy Claudia Falcón, vaya donde vaya, eso está muy construido”.

 

*Gabriela Fernández y Milagros Picoy fueron alumnas de la Escuela de Comunicación de Perfil. Esta nota fue el trabajo final de la materia "Periodismo de investigación".

 

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por Gabriela Fernández y Milagros Picoy

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