Si Gardel despertara de su eterno descanso, podría entonar uno de sus tangos más conocidos con la letra cambiada: Mi Buenos Aires Querido, por Mi Buenos Aires “envejecido”. La ciudad enfrenta uno de los principales problemas demográficos de la región: el envejecimiento poblacional avanzado.
“El término no tiene una connotación negativa desde el estudio estadístico; más bien todo lo contrario: intenta incorporar a esta población cada vez más activa y presente”, sostiene Adela Tisnés, Doctora en Demografía e investigadora del CONICET.
Un estudio de 2019 de las Naciones Unidas (ONU) arrojó como resultado que, a mitad de este siglo, América Latina llegará a tener 200 millones de pobladores adultos mayores de 60 años. Los datos concluyen que en la actualidad, una de cada diez personas se ubica en esta franja, mientras que para el 2050, las personas mayores de 65 años en la región serán seis de cada diez.
Según los datos del Global Age Watch Index de 2015, Argentina tiene un 15,1% de población mayor adulta. Se ubica dentro de los cuatro países con mayor envejecimiento poblacional de Latinoamérica detrás de Cuba (19,4%), Uruguay (19,1%) y Chile (15,7%).
Buenos Aires está inmersa en este contexto global de envejecimiento. Con una esperanza de vida de 75,9 años, un 10,2% de su población tiene 65 años o más. Los datos del Censo 2010 arrojaron un total de 4,1 millones de personas adultas mayores viviendo en CABA, lo que significa un porcentaje superior al diez por ciento del total. Si se cuentan los residentes mayores de 60, los números suben a un 21,7 %.
“Hoy un adulto mayor es una persona súper activa e inserta en la sociedad. Desde el Estado acompañamos desde el envejecimiento activo. Se trata de no poner al individuo en un lugar asistencial, sino ver cómo aportan y siguen siendo productivos”, expresa María Migliore, ministra de Desarrollo Humano y Hábitat de CABA.
El ministerio lleva adelante programas que van desde ofrecer acompañamiento a adultos mayores víctimas de violencia, pasando por planes de vacunación gratuitos hasta centros de jubilados, que hoy permanecen cerrados debido al Covid.
Otro ejemplo es “Mayores Cuidados” un programa del Gobierno de la Ciudad que reclutó voluntarios para asistir a las personas mayores que no tienen a alguien que los ayude a realizar sus tareas cotidianas durante la pandemia.
La inserción en el ámbito laboral juega un papel fundamental. Según datos de la consultora ADECCO, de cada 10 ofertas laborales que hay en el país, tan sólo dos son dirigidas a personas mayores de 45 años. Esta franja se achica al máximo a medida que va subiendo la edad.
Camila Naveira es socióloga y co-fundadora de Ethnos Strategy, una consultora con foco en longevidad. “Estamos trabajando en conjunto con programas del GCBA para reinsertar a los adultos en empresas. Damos charlas para que los privados tomen conciencia de la importancia de tomar personal de más de 60 y dejar de marginar a personas por su edad, porque son gente que tiene grandes capacidades de aprendizaje y productividad”, señala.
Desde el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) se realizó una proyección basada en el último Censo del año 2010 que arrojó como resultado que los mayores de 60 años en CABA serán más de 800 mil para el 2040.
María Eugenia Lago, subdirectora general de Estadísticas Sociodemográficas del INDEC, explicó que estos cálculos “permiten analizar la estructura demográfica de una población y los cambios a través del tiempo, que tienen consecuencias en las demandas sociales como educación, salud, pensiones y jubilaciones”.
Coronavirus: el riesgo mayor
Según datos actualizados al 26 de agosto en la página del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA), los fallecidos por coronavirus mayores de 60 años representan el 84,8% de la cifra total de muertos. Y el promedio de edad de los decesos por la enfermedad es de 76,3. Esa condición especial de la ciudad respecto al componente etario de su población, le juega en contra en este circunstancia. Situación que el gobierno trató de manejar imponiendo normas que causaron un gran rechazo en su población.
“Los adultos mayores saben cuidarse solos; el Estado debe generar una comunicación responsable que no provoque miedo ni angustia en este segmento de la población”, asegura el Dr. Diego Bernardini, especialista en gerontología por la Universidad de Salamanca.
“No hay que prohibirle la salida a la calle a los adultos mayores; al contrario: es muy positivo para su mente que salgan a caminar manteniendo los cuidados de distanciamiento y medidas de higiene”, concluye.
*Integrante del Equipo de Investigación de Perfil Educación.
por Mariano Cervini*
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