Wednesday 17 de December, 2025

SOCIEDAD | 20-11-2025 17:49

Rockstars en clave argenta: las estrellas que vienen a Buenos Aires

Artistas de nivel internacional vienen a hacer sus shows, pero matchean con íconos como Evita, Boca Juniors, la carne y el tango. 

Buenos Aires se convirtió, casi sin quererlo, en un destino recurrente para estrellas globales que aterrizan por compromisos profesionales, pero no pueden evitar dejarse seducir por el sabor, la pasión y la atmósfera de la ciudad. En su paso por la capital porteña, figuras como Dua Lipa, Noel Gallagher, Johnny Depp, Rod Stewart, Katy Perry, John Travolta y Chris Martin han tejido pequeños capítulos de turismo íntimo que se tradujeron en cenas memorables, paseos por barrios emblemáticos, visitas culturales y hasta apariciones en estadios de fútbol. No son solo artistas de gira, sino viajeros curiosos, ávidos de experimentar la autenticidad porteña y matcheando con íconos argentinos como Evita, Boca Juniors, la carne y el tango.

Rockstars in BA. Cuando Dua Lipa vino para sus shows en el Estadio Monumental, no se limitó a encender el escenario, sino que bajó al suelo y se dejó llevar por el pulso porteño. Se la vio en bodegones clásicos y en restaurantes de barrio, disfrutando de sabores locales con la espontaneidad de una turista entusiasta. El Preferido de Palermo fue una de sus escalas predilectas, un lugar con historia, milanesas, embutidos artesanales, pastas, vinos y un ambiente nostálgico. Esa velada no fue solo un homenaje a la gastronomía, sino una declaración de amor a la tradición porteña. También visitó parrillas emblemáticas, conversó con cocineros, y se acercó a la Bombonera para impregnarse del fervor xeneize. Para ella, Buenos Aires no fue solo otro destino de concierto, fue un paisaje íntimo al que quiso asomarse con curiosidad y así lo patentó en sus redes sociales.

Noel Gallagher, por su parte, dio una muestra más contemplativa de su vínculo con la ciudad. Llegó con su hija, recorrió el Cementerio de la Recoleta, se emocionó frente a la tumba de Eva Perón y respiró historia. No fue un paseo exprés sino un gesto consciente de conexión con la memoria argentina. Luego, se dejó atrapar por la pasión futbolera y visitó La Bombonera, caminó por sus pasillos, posó junto a símbolos del club y, en un gesto muy humano, se fotografió frente a la estatua de Diego Maradona. Esa introspección se combinó con una cena íntima en Puerto Madero, en Cabaña Las Lilas, donde pidió un ojo de bife con hongos y disfrutó de un Malbec profundo, acompañado de empanadas al comienzo, en una velada que conjugó rock, familia y tradición. Mientras él hacía su itinerario tradicional, su hija Anais Gallagher, se hizo un tiempo para ir a una reconocida peluquería de Palermo Hollywood para cambiarse el look.

Manos de tijera. Johnny Depp, con su aura de artista errante, mostró un costado íntimo de su personalidad al dejarse llevar por noches de gastronomía de lujo, vino, música y charla. Durante su estadía porteña, vinculada al estreno de la película “Modigliani, tres días en Montparnasse” que él mismo dirigió y su amigo Corcho Rodríguez distribuye; se hospedó en el Faena Hotel, donde degustó un asado a la leña preparado especialmente para él, junto con corte de vacío, costillas y ojo de bife, maridados con vinos del Valle de Uco. Más espectacular aún fue su decisión de tomar la guitarra y sumarse a una zapada improvisada en el living de uno de los salones del hotel con músicos locales. Sin duda, un gesto de conexión con el sentir argentino. También caminó por San Telmo, visitó un taller de orfebrería y se dejó seducir por la tradición artística porteña. Su mirada era la de un viajero auténtico, no la de una estrella distante.

Rod Stewart, uno de los nombres históricos del rock, aprovechó su gira para tejer una experiencia gourmet antes de sus conciertos en el Movistar Arena. Celebró una cena de nueve pasos en un restaurante exclusivo de Palermo, rodeado por su esposa Penny Lancaster y su banda. En una atmósfera cálida y sin grandilocuencias, disfrutó de un “asado braseado” como plato principal, acompañado de un malbec, mientras observaba el fuego y conversaba como un viejo amigo con los cocineros. La velada era más que un capricho gastronómico, era un tributo a la cultura argentina, una celebración de sabores y de vínculos. Esa noche, lejos del bullicio del escenario y las cámaras, el cantante pareció encontrarse con una ciudad que conoce, respeta y ama.

Chris Martin, siempre fiel a un perfil más modesto, se dejó seducir por la vida de barrio. Durante su estadía en Buenos Aires, que incluyó su presencia en el show de su amiga Tini Stoessel, se aventuró hasta Villa Crespo para cenar en Chuí, un restaurante recomendado por la Guía Michelin. Se sentó en una mesa corriente, como cualquiera, con un grupo de doce personas, sin exigencias ni privilegios. Su elección fue fiel a su esencia, una cena vegetariana con pizza Margarita, focaccia, polenta grillada, palta con kimchi, leche de tigre vegetal, queso y papas al horno. En un momento, se levantó y saludó con reverencia al pizzero ante el horno de leña, reconociendo la maestría del oficio. Antes de irse, se puso una remera y una gorra que le obsequiaron, sonrió y dijo en un español cordial: “Me encanta venir a Chuí cuando estoy en Buenos Aires. Realmente comí muy bien”.

Peronismo para todos. Katy Perry, en su paso reciente por la ciudad, demostró que la conexión con su público va más allá del escenario. Después de uno de sus shows, visitó la parrilla Don Julio en Palermo, un clásico de carne argentina. Allí, sin esconder su alegría, salió al exterior con una bandeja cargada de empanadas y comenzó a repartírselas a los fanáticos que la esperaban. Las imágenes de una figura pop sirviendo empanadas con sencillez, se viralizaron y se transformaron en un gesto simbólico. Ella no solo celebra con su voz, sino que comparte con su gente lo más auténtico de la cultura local. También se mostró conmovida por la historia argentina cuando le regalaron un cuadro de Eva Perón, que ella levantó con gratitud frente a sus seguidores, en una noche que combinó pop, historia y humanidad.

Pero Buenos Aires no solo seduce a las estrellas por la gastronomía, el fútbol o la historia. El tango es otro ícono de atracción y por ellos, muchas celebridades reservan una de sus noches para las tanguerías, esos templos donde el bandoneón cuenta lo que las palabras callan. En agosto del año pasado, John Travolta tras vacacionar en Bariloche, aterrizó en Señor Tango. El actor de “Contracara” terminó emocionado y abrazando al elenco y prometiendo volver “por un buen bife y más tango”. Por su parte, Benedict Cumberbatch, estuvo acompañando a su mujer Sophie Hunter, quien estaba a cargo de la escenografía de dos óperas en el Teatro Colón, pero escapó a Rojo Tango, donde quedó fascinado con los 21 bailarines y terminó charlando con el bandoneonista hasta altas horas de la noche. Quien también sucumbió bajo el 2x4 fue Katheryn Winnick (“Vikings”), quien tomó clases privadas en La Viruta y Esquina Homero Manzi durante su paso promocional de la serie y tuiteó: “El tango es vino y alma argentina”.

El fenómeno es muy claro y evidente, Buenos Aires seduce a las superestrellas, no solo como punto de destino profesional. Para ellos, el objetivo no es llenar estadios o vender entradas, sino aprovechar la estadía saborear una auténtica gastronomía, vinos de etiquetas regionales, caminar por barrios históricos y visitar templos futbolísticos como La Bombonera. Una fusión que hace que la estadía en Buenos Aires se convierta en una experiencia inolvidable.

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Mariano Casas Di Nardo

Mariano Casas Di Nardo

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