Aunque el tabaquismo tradicional en Argentina ha disminuido en los últimos años, preocupa el crecimiento sostenido del uso de cigarrillos electrónicos entre adolescentes y adultos jóvenes. Una nueva tendencia que implica riesgos para la salud y genera preocupación.
Desde 2011, la importación y comercialización de cigarrillos electrónicos, también conocidos como vapeadores, está prohibida en el país. Sin embargo, recientemente se ha visto un incremento en el consumo en adolescentes y adultos jóvenes. Según encuestas poblacionales, más del 7% de los jóvenes los consume, en un escenario donde la percepción de menor daño convive con la falta de información.
“Aunque todavía no podemos afirmar si el vapeo es más o menos perjudicial que fumar cigarrillos tradicionales, sí sabemos que no es seguro”, afirmó el Dr. Guillermo Espinosa, médico de familia y autor del libro Tratamiento del tabaquismo publicado por la editorial de la Universidad y Hospital Italiano. “Los vapeadores contienen nicotina, la misma sustancia adictiva del tabaco, además de compuestos químicos que pueden dañar gravemente el sistema respiratorio, incluso en personas que solo están expuestas al vapor de segunda mano”, aclaró.
La popularidad de estos productos entre los más jóvenes no es casual. Según el también coordinador del Programa de Control de Tabaco del Hospital Italiano, en el intento de atraer a una nueva generación de consumidores, el acceso a la publicidad a través de redes sociales e influencers, el diseño atractivo de los dispositivos, los sabores atrayentes y la falsa sensación de inocuidad los convierten en una peligrosa puerta de entrada al tabaquismo.
“Muchos creen que los vapeadores ayudan a dejar de fumar, pero no hay evidencia suficiente que respalde esta teoría. Además, esta falsa percepción puede fomentar su uso y ser el inicio de consumidores de nicotina que luego de un tiempo inician el consumo de tabaco, por costos y accesibilidad”, destacó Espinosa.
El especialista señaló que fumar desde temprana edad puede generar síntomas inmediatos en la salud, como dolor o ardor en la garganta y en los pulmones. Si el hábito se mantiene en el tiempo puede evolucionar en complicaciones más graves como enfermedades cardíacas o cerebrovasculares, daños en los pulmones e incluso diferentes tipos de cáncer como el de garganta, estómago, vejiga, boca, etc. El consumo de nicotina también puede afectar la salud sexual, bucal, ocular, ósea y dermatológica, además de aumentar el riesgo de infecciones virales respiratorias.
El experto recomienda empezar por reducir el consumo y construir nuevos hábitos que reemplacen el acto de fumar. También destaca la importancia de celebrar cada logro, apoyarse en familiares y amigos, y recurrir a medicamentos como el bupropión o terapias con nicotina, como parches o chicles, siempre bajo control médico. Dejar de fumar puede cambiar radicalmente los niveles de salud, aunque al principio no es fácil, nunca es tarde para empezar.
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