Toti, Tota, To, a Antonia Bengoechea le acortaron el nombre a su medida, el de la más chiquita de la familia. Desde que tiene memoria, así la llaman e, igual que a un garabato infantil, lo acepta con ternura. Pero lo que más la representa es su potente firma. Ni el apellido famoso de la madre ni el inventado por el padre: el del documento, vasco y contundente.
“De chica, no me gustaba mi nombre, me parecía muy fuerte. Mis amigas se llamaban Micaela, Belén, Martina y yo me quería llamar como ellas, hasta que me identifiqué con el mío y ahora me encanta. Es mi nombre y me representa, no iba usar otro”, dice Antonia Bengoechea, hija de Alejandra Darín (“mi segundo apellido”) y de Alex Benn (“ese collage que hizo mi papá”), ambos actores al igual que el tío Ricardo, el primo “Chino”, el hermano mayor Fausto Bengoechea y la abuela Reneé Roxana. No es obligatorio acatar la herencia —Clara, hermana del Chino, se dedica a la indumentaria— pero la influencia fue poderosa.
“Es una búsqueda que lograron transmitirme, que llamó mi atención. Elijo ser actriz porque así se dieron las circunstancias. Pero estoy abierta a todo, somos infinitos en nuestros intereses, me gusta hacer de todo, no creo ser solo actriz”, dice Antonia, abierta al flujo del Universo. “Soy pisciana, ascendente en Leo y luna en Sagitario: me encanta la Astrología”, agrega con voz siempre entusiasta, acelerada, devorándose las pausas, confiada en que “si las cosas tienen que salir, todo se alinea y aparece lo que se necesita”: a ese ritmo las piezas se acomodaron para que los fines de semana, en la sala La mueca, de Palermo, sea una de las protagonistas de “El cuarto de Verónica”, la obra de suspenso de Ira Levin (el autor de la novela “El bebé de Rosemary”), que dirige Virginia Magnago, con Silvia Kutika, Fabio Aste y Adrián Lázare, también productor y quien la llamó después de verla en “Mucho ruido y pocas nueces”, la comedia shakespeariana que dirigió Jorge Azurmendi en 2019. “En medio de esta situación rara, aprendés a vivir el momento, no sabés dónde vas a estar ni qué va a ser de nosotros, es aprender a adaptarse con lo que se tenga al alcance de las manos. Yo sigo descubriendo cosas de la obra, es un género, el de suspenso y terror, que no me solía gustar tanto hasta ahora y estoy aprendiendo a verlo desde otra lugar y me encanta”, dice Antonia frente a un enjundioso tostado en el bar del teatro Gargantúa, en Colegiales, donde elige hacer la nota por, además del bocado, otras razones: porque vive a una cuadra con la mamá y el hermano, porque en ese espacio ensayaron “El cuarto de Verónica” durante enero y porque es un lugar que quiere y está ligado a su historia: “Mis viejos trabajaban acá, son amigos, desde chiquita venía y me comía los alfajorcitos que daban con el café. Lo primero que hice fue justamente acá, a los 6 o 7 años, ‘Robin Hood y la flecha mágica’, yo era un duende, la dirigía mi papá”, recuerda. Desde entonces, la mayor parte de sus trabajos han sido en el teatro off: “Creo en un solo Dios”, la obra de Stefano Massini, en el Payró y en Nün; “Moscú”, versión de Mario Diament de “Tres hermanas”, de Anton Chéjov, dirigida por Daniel Marcove, en el Tinglado; y preparaba antes de la pandemia “Israfel”, de Abelardo Castillo, también con Marcove, en el Centro Cultural de la Cooperación, y “La importancia de llamarse Ernesto”, el clásico de Oscar Wilde, dirigida por Manuel González Gil, con sus dos hijos actores, Sofía y Francisco.
Noticias: En “Moscú” trabajó con su mamá, Alejandra Darín. ¿Cómo fue esa experiencia?
Antonia Bengoechea: Trabajar con mi mamá fue de un aprendizaje enorme, la escuela más amorosa del mundo, la admiro, es bueno estar cerca de quienes nos hacen expandirnos, no me inhibía, somos muy cómplices, yo soy como soy por ella, estoy criada así, con mucha charla en búsqueda de mejorar las cosas, de ayudar, estaba en modo esponja absorbiendo todo lo que podía.
Noticias: En cine, trabajó en “El clan”, de Pablo Trapero, como una de las hijas del clan Puccio. Una gran producción, todo lo contrario al off teatral. ¿Cómo la pasó?
Bengoechea: Siempre estoy atenta para observar todo, era chica, me hice muchos amigos como Franco Masini, Peter Lanzani, Gastón Cocchiarale, Giselle Motta, el grupo de los hermanos.
Noticias: ¿Con qué maestros se formó? Seguramente la familia cumplió un rol fundamental
Bengoechea: Sí, claro. Con mi mamá, acá al lado (de Gargantúa) estaba La guarida, el taller donde daba clases con Adriana Ferrer, estaba en la primaria, venían mis amigos, era hermoso compartir un espacio de creatividad. Después hice muchos talleres, soy muy inquieta, no me cierro solo en uno. Nací en una familia donde casi todos son actores. El mejor plan del mundo cuando era chica era acompañar a mi mamá a la función y eso te queda dando vueltas en el cuerpo. Dormía en el camarín pero escuchaba de fondo todo.
Noticias: ¿Tiene recuerdos de sus abuelos maternos?
Bengoechea: A mi abuelo Ricardo no lo conocí, me hubiera encantado, nos conocemos pero de otra manera, estamos conectados por el aire. A mi abuela René (Roxana), sí, compartí mucho con ella pero no la vi actuar. Con todo lo que ella hacía te quedabas hipnotizado, era un personaje increíble.
Noticias: Su papá, el actor y director Alex Benn, vive y trabaja en Bariloche, ¿suelen tener contacto fluido?
Bengoechea: Siempre que puedo, viajo y nos vemos. Dirige obras y da clases desde que se radicó, en 2010, con su pareja, tuvo tres hijos, así que también voy a ver a mis hermanos más chiquitos y a mis abuelos y tíos, toda la familia de mi papá está allá. Vivieron en Brasil, en los Estados Unidos, Mar del Plata, en Buenos Aires y ahora terminaron en el sur.
Noticias: ¿Cómo su papá, le gustaría probar suerte en Hollywood?
Bengoechea: No sé, siento que mi lugar está acá, es lo que conozco. Si bien estoy abierta a todo, tengo el mundo por delante, no tengo metas, soy muy sencilla y simple, mi meta es hacer lo que me gusta y rodearme de gente buena. No tengo otra meta más que la vida misma.
Noticias: ¿Hay reuniones familiares con todos los Darín?
Bengoechea: Ha habido aunque ahora no tanto, somos muy familieros pero cada uno tiene mucho trabajo y con sus vidas y cosas se complica. Pero si estamos todos en el mismo tiempo y espacio, sí, hay asados. De chicos hemos ido de vacaciones juntos, pasamos fines de semana, soy la más chica, tengo flashes, pero me acuerdo de mucho pijama party en los livings de nuestras casas haciendo quilombo.
Noticias: ¿Qué película le gusta más de su tío Ricardo?
Bengoechea: ¿Estás dando por sentado que las vi todas?
Noticias: No, pero algo habrá visto
Bengoechea: “Nueve reinas” es la que más me gusta, la volví a ver hace poco y es un peliculón.
Noticias: ¿Y él va a ver las obras cuando usted trabaja?
Bengoechea: Sí, vienen mi tío y mi tía. Pero El Chino y Clara no vinieron nunca, me parece (risas).
Noticias: ¿Los mayores les dan consejos sobre su trabajo?
Bengoechea: Sí, siempre hay devoluciones, muy amorosas, constructivas, me gusta aprender de ellos.
Noticias: ¿Qué lugar ocupa la política en su vida?
Bengoechea: Me interesa, me interpela, me atraviesa porque creo que los actos que hacemos son políticos. Pero me aburre un poco, la verdad, me aburren los personajes políticos. Me gusta informarme y preguntar, tomo partido por luchas que me parecen valen la pena, como el feminismo, todo lo demás me parece un circo, como un mundo lejano.
Noticias: Su mamá es presidenta del sindicato de Actores. ¿Se metería en esa lucha?
Bengoechea: No, ni en pedo. Me da mucha curiosidad, aprendo mucho, lo hablo, todas las decisiones que tomamos son políticas también. Desde ese lugar me importa, pero no es lo que más me llama la atención. Me creo incapaz de etiquetarme, soy infinita en todas las posibilidades y susceptible de transformación constante, siempre hay un uno por ciento que dejo a la duda, nadie sabe nada.
El tostado sigue casi intacto a la espera de su momento. Igual que el novio de Antonia, el músico JuJu Ares, hijo del periodista Carlos Ares, que aguarda en otra mesa con mucha paciencia. Con una seña, interpreta que falta muy poco.
Noticias: ¿Cuándo va a trabajar todo el clan Darín junto?
Bengoechea: ¡Cómo a nadie se le ocurrió juntarlos, a mi tía y mi mamá, en una obra, una película! Tendremos que hacerlo nosotros, algo que estemos todos. Lo que sí está pendiente es ir a Laggio di Cadore, provincia de Belluno, al norte de Italia, de donde viene el apellido Darín y más de la mitad del pueblo se llama así, hay un día, 23 de julio que se festeja el día de los Darin y queremos ir todos y documentar ese viaje. Algún día lo haremos.
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