Sunday 14 de December, 2025

PERSONAJES | 16-07-2025 05:42

Sara Fleming: “Si la remas, los sueños se cumplen”

Spinto soprano y counselor especializada en dislexia, desafió el rechazo hasta poder encontrar su verdadera voz.

Imponente y vibrante, Sara Fleming ejerce un magnetismo único a través de su voz y su figura. Cada actuación de esta soprano y artista, en espacios tan diversos y poco convencionales como el altar de una Iglesia, la cubierta de un rompehielos o un museo de arte, tiene la extraña virtud de conmover y electrizar a ese público, también tan ecléctico y variopinto que se hipnotiza ante su presencia. Su secreto quizás sea ese modo de cascabel jubiloso y efusivo, la alegría expresiva que demuestra alguien que, a pesar de los obstáculos y los tiempos, logró convertir su pasión en acción. Una vocación con gusto a perseverancia de una voz salvaje que pocos se animaban a domar. Cosmopolita y ciudadana del mundo, nacida en Lenox Hill, Manhattan, por el trabajo de su padre, el diplomático Juan Eduardo Fleming, su primer hogar durante su infancia fue la embajada argentina en Londres, un lugar donde vivió en contacto con personalidades de la cultura y el arte y donde pudo encontrar su veta artística. Sin embargo, nadie confiaba en el poder de su voz, y lo suyo fue un arduo recorrido que tardó más de una década para llegar a cumplir ese sueño temprano de convertirse en la cantante lírica que hoy emociona en cada presentación. En diálogo con NOTICIAS, la soprano relata el difícil camino recorrido para poder encontrar su voz.

Noticias: ¿Cuándo fue la primera vez que se escuchó cantar? 

Sara Fleming: Cuando vivía en Inglaterra y tenía seis años, en el colegio siempre me pedían hacer cosas con la voz, desde leer en los actos, actuar o cantar en el coro o como solista. 

Noticias: ¿Por qué cantaba?

Fleming: Vengo de una familia amante de la cultura y el arte. Mi bisabuela paterna era la dueña de la radio clásica en Chile, mamá que es fotógrafa, siempre tuvo fascinación por la pintura y los pianistas sinfónicos, y por otro lado, papá, que uso su rol en la diplomacia y tenía las puertas de la embajada siempre abiertas para difundir el arte y la cultura, es un fanático de la ópera. Aterricé en Londres con cuatro años, y mis padres enseguida me llevaron al Covent Garden a ver “Las Bodas de Fígaro”, era todavía muy chiquita, así que obviamente me quedé dormida. Pero a mis nueve años, cuando se estrenó la película ”La Traviata”, de Franco Zeffirelli, me llevaron al cine y esta vez me impactó tanto que cuando volví a casa escribí en mi diario que lo único que quería en la vida era ser como Violetta Valéry, la protagonista, que la interpretaba Teresa Stratas. 

Noticias: Pasó toda su infancia en Inglaterra, del 80 al 88, durante parte de esos años fue la guerra de Malvinas, ¿cómo lo vivió?

Fleming: Cuando comenzó la guerra nos mudamos al campo, porque mi papá quería mantener un perfil bajo. Yo era chiquita, y la verdad es que no me di cuenta de nada. En el 82 se rompieron las relaciones diplomáticas, y el embajador Carlos Ortiz de Rozas se tuvo que ir y mi papá quedó a cargo de la embajada. Él, que siempre fue un gran impulsor de la cultura como herramienta para unir a los pueblos, no se atrincheró, sino que abrió sus puertas, por las que pasaron desde Mario Vargas Llosa hasta Jorge Luis Borges, desde la actriz Maggie Smith al pianista Bruno Gelber. 

Noticias: Adolescencia en Argentina, ¿qué pasó con el canto?

Fleming: A los 18 años tuve que decidir qué iba a hacer de mi vida, y yo sólo quería cantar, aunque mis padres querían que estudiara una carrera más tradicional. En ese momento, mi padre vino a verme desde Alemania, donde estaba destinado, y le preguntó a mi profesor de comedia musical si yo podía ser cantante de ópera, porque esa era mi pasión, a lo que él, que era un barítono frustrado del Colón, le respondió: “Lo máximo que va a poder hacer su hija es cantar para sus amigos”. Fue horrible, y apenas lo dijo se me cerró la garganta.

Noticias: ¿Qué significó ese “no” en su vida? 

Fleming: Siete años de mi vida pululando por tres carreras distintas, en tres universidades distintas, sin terminar ninguna. Hice un año de Relaciones Internacionales porque quería ser diplomática como papá. Pero como tenía que hacer otra carrera más para ejercer, pasé a Relaciones Públicas. Ahí me fui a vivir a París por un año, porque quería terminar en la Sorbona, pero volví y cambié a Administración de Empresas en la UBA. En el fondo me daba cuenta de que no era lo mío, y a escondidas me escapaba a cantar, a lo de Gianni Siccardi, un músico que vivía en Guardia Vieja y Gascón. Cuando me escuchó me dijo “Sara vos tenés una voz muy grande que es como un diamante en bruto, tenés que pulirlo para darte cuenta de la belleza que tiene.” Él era el único que creía en mí. Pero falleció, y yo me quedé como huérfana.

Noticias: Porque lo suyo era natural no había formación

Fleming: La voz se perfecciona, pero la música hay que estudiarla seriamente. Estudié y me formé por casi una década, pero tenía 28 años, recién casada (con Raúl González Llamazares) y estaba empantanada en una crisis vocacional porque el canto estaba relegado al lugar de hobby y seguía tomando clases de canto como una amateur. Hasta que un día le dije a mi terapeuta: “Quiero cantar”. Y ella me dijo: “Por fin, cada vez que hablás de canto, te empoderás”.  Mi marido me apoyó en mi sueño.

Noticias: Finalmente pudo desarrollar esa vocación escondida

Fleming: Sí, pero con mi voz grande, con muchos graves y agudos, algunos me decían que era mezzosoprano, otros, que era soprano. Así estuve varios años, hasta que gracias a un sacerdote viajé a Alta Gracia a conocer al tenor Luis Lima, mi gran mentor; el Plácido Domingo argentino. 

Noticias: Lo suyo fue una historia de pura perseverancia

Fleming: La típica historia de no y no, que al final es lo que tenía que ser. He llorado a mares escuchando a solas el aria de Turandot y pensando que algún día pueda ser para mí. Entre el anhelo y el deseo de que alguien finalmente me confirmara eso que yo venía deseando desde hacía tanto tiempo.

Noticias: ¿Sintió bronca por haber seguido con su vocación tarde?

Fleming: Sentí que perdí tiempo, pero sigo en carrera. Todavía hay tiempo para la ópera. Si está en vos y lo querés, nada te puede callar.  Aunque te pongan piedras en el camino, si la remas, los sueños se cumplen. 

Noticias: ¿La ópera es su gran sueño?

Fleming: Estamos en eso, sigo en carrera. Quiero llevar alegría y emoción a las personas, y si lo llegó a lograr con una ópera me va a encantar.  Si lo logro seré muy feliz, pero si lo hago en otro lugar y con otra música también soy feliz. Lo único que quiero es llegar al público, que después de escucharme se vayan distintos: si logro emocionar al que me escucha siento que el trabajo está hecho, sino no logré nada.  

Noticias: ¿Su último desafío sería el Colón?

Fleming: Sería un broche de oro espectacular. Estoy encaminada, pero antes tengo tres fechas en el Palacio Libertad con Víctor Laplace y Ricardo Cinalli

Noticias: Se la ve cantando en beneficios, fiestas, ritmos diversos y con personajes como el actor Víctor Laplace o el chef Donato di Santis. Le gusta salirse más allá de lo lírico…

Fleming: Me encanta el eclecticismo. Moriría por hacer algo como Pavarotti and Friends o con música electrónica. Me hubiese encantado ser como esos cantantes que iban a cantar a las tropas para levantarles el ánimo o ir a un estadio a cantar el himno antes de un partido. Canté en la cubierta del Irizar y quise ir a la Antártida, pero no se pudo porque hay que tener mucho cuidado con los sonidos allá. 

Noticias: ¿Cuánto sacrificó para lograr su sueño de cantar?

Fleming: Hice y hago un montón de sacrificios para cantar. Inversión en formación, en maestros, el tiempo de estudio, los cuidados que debo tener con la voz. Pero los hago con mucha felicidad, aunque a veces los sufre mi familia. 

Noticias: ¿Sigue una rutina de trabajo?

Fleming: Ensayo tres veces por semana y estudio canto y música en los otros dos días. Tres días antes de un concierto, me llamo a silencio, no salgo ni veo a nadie, dejo el celu. Dicen que cantar es un sacerdocio y hay algo de eso, pero con mi perseverancia ¡lo mío fue una peregrinación!

Noticias: A los 37 años empezó su carrera de counselor, ¿por qué? 

Fleming: Porque quería interpretar mejor a mis personajes, entenderlos, no quería juzgarlos sino empatizar y actuar desde ellos A mí siempre me interesó mucho el alma humana y soy buena “escuchadora”, así que cuando me recibí, me di cuenta de que no sólo quería estudiarlo para mejorar mi arte, sino también para ayudar a las personas. Así que comencé a trabajar con adolescentes disléxicos [su hijo Gabriel fue diagnosticado a los 14 años], y con el tiempo, junto a dos socios, creamos una capacitación en dislexia para counselors y damos cursos de acompañamiento y formación. Sigo ejerciendo, pero el canto tiene cada vez más espacio en mi vida.

Noticias: ¿Con quién le gustaría cantar?

Fleming: Si pudiera soñar locamente me gustaría cantar con Placido Domingo, y también me gustaría hacer el final de Turandot con el maestro Luis Lima. Pero como no me cierro a un estilo musical también me gustaría hacer algo con música tecno, con algún DJ o quien te dice con, el mismísimo Bizarrap. ¡Soy como Monserrat Caballé y estoy buscando a mi Freddy Mercury!

Noticias: ¿Se ve haciendo pop?

Fleming: ¿Por qué no? ¡Hace mucho tiempo yo quería ser Barbra Streisand A mi estilo, pero yo soñaba ser ella. Siempre me encantaron, ella, Tom Jones, Freddy Mercury y Whitney Houston. ¿Qué tienen estos cuatro en común? Todos tienen formación de ópera. Así que me formé en ópera y después veía adónde me llevaba, pero yo me quedé en la ópera. Creo que si no hubiese sido atrapada por la ópera hubiese sido una “show woman”.

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Gabriela Picasso

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