No hay historias lineales y la de Axt es de trazo hegeliano. Porque se parece bastante a un proceso dialéctico, donde las ideas y fenómenos se enfrentan en una contradicción -tesis y antítesis- que finalmente se resuelve en una síntesis superior, impulsando el avance. Entre casualidades, causalidades, corsi e ricorsi la vida de este músico sigue un curso ascendente. Nacido en Villa Ballester, de manera autodidacta comenzó a componer y orquestar, fue pianista del Teatro Colón, vivió aventuras cordobesas en el inmenso hotel El Castillo de Valle Hermoso, recorrió peñas en Salta y Jujuy, y terminó viviendo en Viena, hace casi 13 años. Ahora está en Buenos Aires; viajó para acompañar la interpretación de su obra Camino a la peña por la Orquesta Juvenil Nacional Libertador San Martín, bajo la dirección de Erik Luján Berman. En julio se presentó en el ciclo de Grandes Conciertos de la Facultad de Derecho y en el Auditorio Nacional del Palacio Libertad. “Camino a la peña es importante porque a través de esta obra se establece mi lenguaje musical en el ámbito de la música sinfónica” dice Cristian. Luego de escuchar el concierto, en la charla posterior, fue medular su historia de vida.
Noticias: Del conurbano bonaerense a la cuna de Schubert y Strauss. Empecemos con su abuelo italiano, Beniamino (Benjamín) Santo Napolitano.
Cristian Axt: Él era calabrés y tenía el sueño de ser músico. Imposible, dadas las condiciones económicas familiares. Pero me tocó a mí cumplirlo. El abuelo hizo hasta cuarto grado, se hacía la rata y con los amigos se iban a nadar. Eran del Paese, de la montaña. Aprendió a nadar en el mar. Eso le salvaría la vida. Porque en la Segunda Guerra, le tocó marina y lo destinaron a un submarino torpedeado por los aliados que se hundió en el Mediterráneo. Nadó durante toda la noche, se salvó y también a un compañero que no sabía nadar. Le dio un golpe en la nuca, lo desmayó, y lo llevó a tierra. Allí estaban los americanos -que los habían torpedeado- y los tomaron prisioneros. Estuvieron en África presos mucho tiempo, al punto que el que él salvó, se suicidó y al otro día terminó la guerra. De mi abuelo aprendí que no sabés si lo que hacés, burlando la norma, alguna vez te va a salvar la vida. Con esto también me enseñó “Nunca te des por vencido, jamás. No sabés cuándo se va a acabar la guerra -me decía- pero vos tenés que estar vivo”.
Noticias: Su apellido es alemán y en Villa Ballester la colectividad es numerosa…
Axt: Sí. Pero mi apellido es de alemanes que emigraron a Rusia, engañados, hacia el Volga, a fines del siglo XVIII. Allí murieron de frío miles, tenían que construir viviendas bajo la tierra. Los atacaban los mongoles, tártaros… al final construyeron una nación, eran luteranos o católicos y con la revolución comunista se tuvieron que ir porque no querían vivir bajo el régimen… Mis abuelos por ese lado nacieron en Rusia, pero después, al emigrar, hicieron su patria en Entre Ríos.
Noticias: Imagino que estos ancestros, con vidas tan dramáticas, dejan huellas genéticas y exacerban la sensibilidad. Usted me dijo que eso no se estudia…
Axt: Tal cual, viene con uno. Cuando arraigaron en la Argentina, a mi abuelo italiano le funcionaba un solo pulmón y el otro estuvo siempre enfermo, aunque hacía casas prefabricadas. El médico le dijo al tano que no podía hacer esfuerzos. Que se comprara un quiosco. Lo hizo. Pero pronto se compró la esquina de enfrente, construyó una casa de dos plantas para la familia, otra más en Ingeniero Maschwitz… tan generoso era. Y el quiosco se convirtió en un almacén de ramos generales en Ballester, que para mí era el paraíso. Me la pasaba jugando ahí.
Noticias: ¿Por qué abandonó el colegio secundario?
Axt: Empecé a estudiar música recién a los 14 y a esa edad había chicos que ya daban conciertos. Un inmigrante de Calabria me enseñó solfeo; él había sido cornista. Después tomé algunas clases de piano. Pero seguí solo porque nunca fui un buen estudiante bajo la tutela de un profesor. Soy mejor por mi cuenta. Empecé con una banda de rock con mis amigos de Ballester. Yo escuchaba música clásica desde muy chiquito. También discos de Queen, Beatles, Cacho Tirao. Cuando mi abuelo cobró la jubilación italiana, compró un radio grabador. Yo quería ser técnico, armaba radios, transmisores… En el test vocacional contesté todo para que me saliera técnico. Pero mi papá sabía que yo iba a ser músico.
Noticias: ¡Qué certeza!
Axt: Un día, yo con tres años dando pasitos entre papá y mamá, pasamos frente a la puerta del Teatro Colón, la entrada de artistas por Cerrito, y papá le dijo a mamá “Acá va a trabajar Cristian porque él va a ser músico”. Mi mamá largó una carcajada… papá me lo contó cuando yo había empezado a estudiar música porque nunca quiso influenciarme.
Noticias: ¿Y cómo fue el pase del rock a la música clásica?
Axt: Ya con el radio grabador en casa, papá encontró en un contenedor de la calle, una bolsa con casetes de música clásica. La Traviata, Rigoletto, Concierto para violín de Paganini, para piano de Litz… había de todo. Me acuerdo de haber puesto play en el primer casete y entré en un estado de éxtasis tan grande que, al otro día, tiré toda la música que había en casa.
Noticias: ¿Cómo entró al Colón?
Axt: Conocí a una chica, primera concertino, primera violinista del Teatro Colón. Y yo que no me andaba con chiquitas, me puse a escribir una sonata para violín y piano, para que la tocáramos juntos. Con ella entraba infiltrado al teatro (risas) y empezamos un noviazgo.
Noticias: ¿Y cómo llega a ser pianista para ensayos de ballet?
Axt: Me encantaba ver ballet y busqué en la guía amarilla estudios de danza para ofrecerme como pianista. Llamé a un número por teléfono público y me atendió una chica, profesora de ballet, desde un celular. Le expliqué que quería acompañar, que no importaba hacerlo gratis, y se cortó la comunicación. Intenté llamar varias veces, se me acabaron las monedas y dije “ya fue”. Pasó el tiempo y le daba clases de piano a una familia pudiente. Me invitaron al casamiento de la hija y fuimos con mi novia; nos ubicaron en la mesa de los que no son parientes y allí estaba ¡La profesora de ballet! Casualidad, causalidad, me dijo “empezás el lunes”. Y comencé en esa escuela de San Andrés -cerca de Ballester- donde concurría gente del Colón, entre ellos, Edgardo Trabalón, primer bailarín del Ballet Estable del Teatro Colón. Con el tiempo comenzó a dar clases y muchas veces fui su pianista. ¡Quería retomar el contacto y ayer me lo encontré en la esquina de casa! Edgardo ahora es maestro del Colón. Y de una me invitó a tocar en una de sus clases.
Noticias: A sus treinta y pico decidió partir hacia Europa. ¿Por qué?
Axt: Quise probar ese escenario y pedí una licencia en el Colón. Primero fui a Italia y tuve una invitación para ser pianista de ballet en Viena. No fue fácil, el vienés alemán está siempre trabajando, siempre ocupado. No integra a los extranjeros.
Noticias: Pronto iba a iniciarse en el mundo de la producción musical, la ingeniería de audio, mezcla, masterización… ¿También fue autodidacta?
Axt: Cuando quise mejorar la calidad de mis propias obras, advertí que las condiciones no eran muy buenas. Y en Austria la situación económica me permitió comprarme instrumental profesional, los mejores softwares y computadoras para procesar audios. Con las cosas en casa, por prueba y error, investigando y con tutoriales fui aprendiendo. De aquí surgió la inquietud de producir otro tipo de música, el crossover, música transversal. Por ejemplo, sintetizar música de cine con armonías del pop. Para hacer eso, existen las orquestas virtuales que había que programar…
Noticias: Y así nació su sello discográfico Waves Affaire.
Axt: Decidí el nombre, el logo y empecé en mi habitación. Después me asocié con un top, un húngaro rumano que habla español. Le mostré todo lo que tenía hecho, supo enseguida que quería tener una compañía discográfica y firmamos contrato. Y empezamos a producir juntos.
Noticias: Como productor organizó el concierto más importante de la temporada de la Embajada de Italia en Viena, para presentar el álbum Piazzolla QR del Quinteto Revolucionario.
Axt: Conocí a Sebastián Pruzak, el violinista del Quinteto en Buenos Aires. Ellos habían ganado un Grammy latino por su álbum “Revolucionario” con un productor americano. Después de hablar con mi socio y de que aceptaran, grabamos en Buenos Aires y luego hicimos la mezcla y el arte de tapa en Viena. Los presentamos en la embajada, en el fabuloso Palacio Metternich. Estoy seguro que vamos a ganar el Grammy otra vez.
Noticias: Familia, amigos y patria, ¿se extrañan?
Axt: Todo lo que construí acá y todo lo que construí en Europa no tienen que estar divorciados. Allá estuve creando una plataforma que permite conectar con gente de acá, darle una oportunidad y dármela. Siempre supe que era argentino. ¡Pero nunca me había dado cuenta de que era tan argentino!
















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