Ser periodista la constituye. El periodismo es un modo de vida que la atraviesa las veinticuatro horas. También la define ser madre. “Pero no lo pongo en primer lugar, porque si bien amo a mis hijos, la maternidad no me define como mujer y como ser humano. Mi profesión de periodista, sí”, cuenta Débora Plager.
Hija de un médico y de la reconocida escritora Silvia Plager, Débora siempre se sintió atraída por la palabra. Cursó comunicación en la Universidad Internacional de Florida, USA, y en la Universidad de Buenos Aires, donde se recibió de Licenciada en Comunicación Social. Rigurosa y profesional, lleva más de dos décadas de trabajo ininterrumpido en los medios. Se destaca en Intratables (América TV), tiene su programa en radio Rivadavia (Modo Plager, lunes a viernes de 19 a 21) y escribe columnas de opinión en El Cronista. A su recargada agenda, este año suma su participación en La Academia, el nuevo programa de Marcelo Tinelli. Un desafío impensable para quienes la ven como una mujer solemne.
Feminista de otros tiempos, bella y siempre impecable, está en pareja hace más de diez años —“Creo que son trece”, aclara— con el periodista José Luis Pagano, hoy gerente de prensa de Banco Macro. Y es madre de los mellizos Tomás y Maximiliano (19) Burlet.
Noticias: ¿Qué características la definen?
Plager: Soy bastante estructurada, metódica y controladora. Esos son los aspectos más negativos. Y en cuanto a lo positivo, soy super responsable, muy profesional, muy honesta, muy sincera.
Noticias: ¿Cómo maneja esos aspectos negativos?
Plager: No me afecta en el trabajo, me sirve a la hora de trabajar. Sí le afecta a mis seres queridos. Tienen a alguien siempre marcando el ritmo, siempre conectada con lo que están haciendo y pensando. Trato de suavizarlo, pero está.
Noticias: ¿Por qué eligió el periodismo?
Plager: Desde el secundario supe que iba a dedicarme a la comunicación. Siempre me gustó mucho la palabra, pero en ese momento y hasta hace muy poco que empecé a escribir para El Cronista, sentía que la palabra escrita estaba monopolizada por mi madre, que es una gran escritora. Entonces, pensé en el traductorado, siempre me gustaron los idiomas y hablaba fluidamente inglés y francés. También en la locución, pero finalmente encontré que en el periodismo podía conjugar todo. Empecé a trabajar de chica, en radio Rivadavia, y no paré más.
Noticias: ¿Cómo es su manera de ser periodista?
Plager: Ser periodista es comunicar, entender la realidad, encontrarle los matices a lo que contamos. El periodista necesita sus fuentes y nutrirse de la información y de las distintas voces que la conforman para transmitir lo verdadero, lo real, lo tangible. Y, cuando cabe, dar la opinión personal o la interpretación de los hechos.
Noticias: ¿Hay un exceso de opinión?
Plager: Sí, sobre todo en estos últimos años de periodismo militante. Se perdió la transmisión de los hechos y hay hechos que son incontrastables y así deben ser contados. Hay un exceso de opinión en detrimento de la verdad.
Noticias: ¿La grieta política terminó afectando al periodismo?
Plager: No sólo al periodismo. La grieta es un gran negocio para un sector de la política, del periodismo y del empresariado. Y es un gran problema para el deterioro de todas esas actividades. Tendríamos que poder salir de esas posiciones extremas y encontrar un equilibrio.
Noticias: ¿Disfruta su trabajo?
Plager: Sí, mucho, me constituye como persona. Me es difícil pensarme a mí misma fuera de mi actividad profesional.
Noticias: ¿En América tiene la libertad que necesita para trabajar?
Plager: Sí. Las empresas periodísticas privadas tienen sus líneas editoriales y todos los periodistas que trabajamos en ellas las conocemos. Y en ese camino transitamos nuestra actividad profesional.
Noticias: ¿Puede expresar sus opiniones libremente o tiene algún tipo de condicionamiento?
Plager: Puedo expresar mis ideas y la información con libertad. Pero no lo agradezco, porque la libertad debe ser constitutiva de nuestra actividad profesional. Lo mismo me sucede en radio Rivadavia y en El Cronista. Entiendo la línea editorial de cada medio y me siento libre en esos contextos.
Noticias: ¿Cuáles de sus tantas coberturas la conmovieron más?
Plager: Todos los viajes fueron muy enriquecedores. Creo que hubiese elegido ser corresponsal. Podría nombrarte la liberación de Ingrid Betancourt en Colombia, la liberación de Clara Rojas en Venezuela, la asunción de Benedicto XVI, el golpe de estado en Honduras, el huracán Rita. Experiencias de una adrenalina única.
Noticias: ¿Qué es lo que más le preocupa del país?
Plager: La pobreza, la falta de progreso, entendiendo el progreso como un motor de superación de los individuos. La imposibilidad de pensar en un futuro mejor como nos enseñaron que podía suceder si nos esforzábamos, estudiábamos y trabajábamos. Ese cercenamiento del proyecto de vida es tremendo. Argentina no ofrece hoy una perspectiva, es el cortoplacismo puro, el subdesarrollo sustentable, el pobrismo. Ahí estamos y no nos damos cuenta. Cada vez un poquito peor, un poquito más pobres, un poquito menos conectados con el mundo, un poco más aislados. Esa decadencia es fatal.
Noticias: ¿Hay algo que le genere un poco de optimismo con respecto al futuro de Argentina?
Plager: Sí, ese sector de la ciudadanía empoderada que sale a hacer valer cosas tan intangibles como los valores republicanos y la independencia de los poderes. También un sector del periodismo y de la Justicia que siguen trabajando de manera seria e independiente. Y que tengamos una industria del conocimiento y una capacidad científica, cultural y creativa muy interesante.
Noticias: ¿Se considera feminista?
Plager: Sí, desde hace muchos años. El feminismo es un modo de encarar la vida. Soy feminista porque soy solidaria con las otras mujeres y porque eduqué a mis hijos igual que si hubiese tenido hijas, con las mismas responsabilidades, ideas y obligaciones. Soy feminista porque busqué siempre mi independencia económica y porque elegí lo que quería hacer en mi profesión y en la vida.
Noticias: ¿Por qué eligió participar en La Academia?
Plager: Lo pensé mucho, me costó tomar la decisión. Entendía que iba a estar siempre atravesada por el prejuicio ajeno. Lo tomo como un desafío, como una manera de mostrar que se puede hacer periodismo con rigurosidad y también tomarse un recreo, jugar y participar en un reality. Y eso no me quita nada ni pone en juego mi trabajo. Me pareció interesante esa dualidad, porque esa soy yo también. Fuera de mi profesión, soy una mujer divertida, me gusta pasarla bien, bailar, salir. Mucha gente cree que soy solemne y ese aura de solemnidad me resulta insoportable. No soy solemne para nada y me parece divertido mostrarlo.
Noticias: ¿Ya sabe qué va a hacer? ¿Empezó a ensayar?
Plager: Los primeros días de abril. Lo interesante de este año, y por eso también acepté, es que el programa busca ser más creativo, desafiante. No todo es bailar o ponerse una ropa impactante. Hay desafíos físicos, acrobáticos, imitaciones, máscaras.
Noticias: ¿Qué dice su familia?
Plager: Mis hijos son muy compañeros y mi marido entiende todo y nunca pone ninguna objeción a algo relacionado con mi actividad. Les cuesta más a mis padres, pero igual me apoyan.
Noticias: ¿Qué clase de mamá es?
Plager: Intensa, muy exigente. Lo más jodido para mis hijos debe ser lo que yo soy profesionalmente, lo que ven en mí, porque la vara es un poco alta. Estoy muy orgullosa de ellos, son muy buenas personas y siempre me apoyaron mucho.
Noticias: ¿Y qué clase de pareja es?
Plager: Soy una mujer que acompaña bien. Está bueno vivir conmigo. Trato de comprender al hombre que está conmigo, soy super compañera, divertida y creo que soy atractiva. Sé que mi marido disfruta mucho de esa combinación de atracción física e inteligencia. Es lo que lo tiene enganchado y trato de no defraudarlo.
Noticias: Siempre se la ve impecable. ¿Cuánto le importa la imagen?
Plager: Mucho, pero no es una obsesión. Aprendí a ser muy expeditiva para verme bien. Es algo relevante porque hago televisión y, además, porque me gusta. Lo heredé de mi madre, mi abuela y mis tías. Lo siento como algo propio de la condición femenina, no como una frivolidad. Y tampoco se contradice con el hecho de ser feminista.
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