Thursday 2 de May, 2024

PERSONAJES | 18-08-2023 17:15

Gerry Cea: “Siento que cumplí el sueño americano”

Emprendedor gastronómico, abrió hace 30 años un local en Miami al que van todas las celebrities. Emmy y expansión.

Cuando se le pregunta a Gerardo Cea por su edad, cuenta que acaba de cumplir 57 y desliza una anécdota que lo pinta de cuerpo entero: tenía organizado un festejo, pero decidió suspenderlo porque le avisaron que esa misma noche quería ir Lionel Messi con su familia a comer a Prima Pasta, su restaurante éxito en Miami Beach. Y como desde hace 30 años, quería estar presente para dar la bienvenida y brindar el servicio más cálido posible a sus clientes. “Así que festejé al día siguiente, e igual estuvo muy bien”, sonríe. Ese hincapié en la atención es uno de los secretos del éxito de este emprendedor argentino que se fue del país a los 18 años y se abrió camino en Estados Unidos a fuerza de trabajo y también mucho carisma. 

Noticias: Muchos argentinos que se van ponen restaurantes de cocina argentina. ¿Por qué eligió que fuera de cocina italiana?

Gerardo Cea: Cuando llegué a Estados Unidos, supuestamente íbamos a ir a Miami con mi abuela y mis primos. Pero llegué a las 10 de la mañana y a las 11 de la noche me pusieron en un avión y me mandaron a Nueva York. Es que llamó un tío diciendo que tenía un trabajo muy importante, y al otro día me pusieron la chaqueta amarilla y empecé a trabajar en uno de los restaurantes más famosos de la familia Gambino, la de la mafia. Empecé sin saber nada, me hicieron un documento falso con el apellido de mi mamá, Barletta, y comencé a moverme en la gastronomía italiana, en todos los restaurantes que tenían estos personajes, incluidos clubes privados también. Así me convertí en un fanático de esta comida italiana. Cuando al tiempo nos fuimos a Miami con mis padres, quienes se habían venido a vivir conmigo, papá empezó a trabajar también en restaurantes italianos, así que de alguna forma fue decantando. Para mí lo más importante era hacer lo que nos gustaba, no solamente una parrillada, sino una buena pasta, una buena salsa. Eso nos apasionaba. 

Noticias: ¿Qué historias recuerda de los capos de la mafia de esa primera experiencia?

Cea: Pude ver a las personas que veía en las películas y la TV, desde Yoko Ono a Cindy Lauper o John Travolta. Eso era de día, hasta las 10 de la noche. Y cuando cerraba el lugar, a las 12, el manager venía y elegía quién se iba a quedar, porque llegaba Paul Castellano y todos sus aliados a comer. Había un pianista que tocaba y un bartender, que incluso salió en la película “Buenos Muchachos”. Ellos me enseñaban un poco de inglés, porque llegué sin saber una palabra. 

Noticias: ¿Cambió algo en estos 30 años de Prima Pasta?

Cea: Siempre vuelvo al principio y recuerdo qué fue lo que nos hizo ser tan reconocidos. Son cosas simples: saludar cuando alguien llega, tener un buen corazón, no buscar la manera de que gaste más, sino menos. Tener esa velita, esa música que no molesta, que la comida sea fresca. Siempre puse el servicio primero. Después está la comida, porque uno no le pone un raviol en la boca a la gente apenas entra. Y desde el primer día siempre hicimos una reunión de equipo antes de abrir la puerta. ¿Cambió? Sí, empezamos con 28 sillas y servilletas de papel, hoy es un lugar enorme y lindísimo. 

Noticias: Poner el propio restaurante requiere una inversión. ¿Cómo hizo?

Cea: Pensaba que lo más importante para poder hacer algo era el dinero, y en un momento se dio vuelta todo, y me di cuenta de que no era eso, sino la cabeza. Que había oportunidades. Miami estaba recién en pleno crecimiento, entonces empecé a buscar locales que no trabajaran mucho o estuvieran cerrados. Hasta que empecé a buscar y encontré este, que me estaba esperando… Yo trabajaba de camarero en un restaurante y le había pedido al dueño si me podía dar libre los lunes, martes y miércoles. Trabajaba los otros días y en esos tres me iba a Argentina y llevaba valijas llenas de ropa de Victoria’s Secret. Se las daba a mi hermana, que las vendía en el hospital donde trabajaba, y con eso juntaba plata. Hasta que una semana, el dueño del restaurante me dijo que me daba esos días pero que después no volviera. Me echó. Me fui a casa, me miré al espejo y me largué a llorar. Llamé por teléfono a un primo y le pregunté si quería ir al cine, porque estaba triste. Fui en auto, y cuando estacioné y empecé a caminar, en la mitad de la cuadra me encontré con un local que decía “para alquilar”. Y pensé que ese era el lugar que necesitaba para que se me terminaran los problemas. Ahí empezó todo. Después le fui a agradecer al que me echó, y terminamos amigos… 

Noticias: ¿Cuál es el plato estrella?

Cea: Algunos que estuvieron desde el primer día. El carpaccio de manzo, que es un filet mignon cortado bien finito con aceite de oliva, limón y parmesano hecho en el momento. Unos linguini negros con mariscos y una salsa de crema a base de langosta que nunca pudimos sacar del menú e hizo mi papá. Y las milanesas a la parmigiana. 

Noticias: ¿Y su preferido?

Cea: He perdido la cuenta de cuántas milanesas a la parmigiana comí. 

Noticias: ¿En qué momento llegaron las celebrities?

Cea: Pasó muy al principio. A la semana me marcaron que había una chica con pelo recogido comiendo una ensalada, y aunque yo le había tomado la orden, no me había dado cuenta de que era Madonna. A las dos semanas vino UB40, Cindy Crawford, los Bee Gees. Estamos entre South Beach, que ya había crecido, y Bal Harbour, otro lugar poderoso. Pero ahí nunca había habido nada, entonces se llenaba. Sin embargo, a nosotros nunca nos movió el piso el nombre y apellido que tengan. Todos pagan, y cuando tengo ganas de invitar, lo hago. Estoy cansado de recibir mensajes de influencers que quieren comer gratis, invito más a los que no tienen seguidores, pero sé que les gusta nuestra comida. También tengo experiencias lindas, como que vino Michael Jordan y pidió una botella de vino. Le pregunté si quería italiano, americano o argentino, pidió americano. Le llevé un pinot noir, que en la lista salía US$45. Y empezó a venir seguido y me dijo que le había encantado, porque muchas veces le cobraron US$1000 cosas que salían mucho menos, solo por ser quien es. 

Noticias: ¿Siente que cumplió el sueño americano?

Cea: Sí, y yo hablo del pro y el contra del sueño americano. Lo cumplí de una manera increíble, y también se lo hice cumplir a mis viejos, que era lo principal, y a muchos amigos, chicos de barrio a los que les hice la visa y trajimos la familia. Pero también pagué mis consecuencias, porque me esclavicé con 60 empleados y un negocio que nunca para. Mi cabeza nunca descansa, cosa que me juega en contra con mi vida y mi familia. 

Noticias: ¿Y está pensando en pasar el mando?

Cea: Para hacer esto completo, de la misma manera que lo soñé, pienso que no me quiero morir trabajando acá. Me gustaría que alguien con mucha fuerza venga a darle la vida que se puede llegar a merecer. Prima Pasta es re pedido, en Argentina, en Miami, en México. Lo que pasa es que solo no lo puedo hacer, necesito una estructura y un equipo. Quizás venga alguien bien fresco y pueda seguir con esto y hasta hacer una cadena de Prima Pasta, porque el nombre se hizo muy fuerte. 

Noticias: En el último tiempo también se empezó a dedicar a la música, ¿cómo comenzó? 

Cea: Lo primero que hice cuando llegué a Nueva York fue comprarme un walkman e ir a una disquería. Dije que quería un álbum con las letras escritas, y me dieron uno de Billy Joel. Empecé a escuchar la música y leer las letras, y usaba sus palabras para comunicarme. Eso fue en 1985. Pero yendo para atrás, en 1979, en sexto grado, tuve un compañero que un día me invitó a ver tocar a su tío, que tenía una banda y estaba ensayando ahí nomás del colegio. Resultó que estaban Charly García, David Lebón, Oscar Moro y Pedro Aznar, ¡era Serú Girán! Salíamos a las 5 del colegio, ellos estaban siempre en un bar a las 6 de la tarde y cruzaban al estudio de grabación, donde nos quedábamos hasta las 8 viéndolos. Con ellos aprendí a escuchar los discos de Pink Floyd y conocí muy buena música. Hace 10 años volví a juntarme con Charly en Prima Pasta… Y gracias a Diego Torres, gran amigo, también me reencontré con David, a quien le conté que era ese chico de guardapolvo que lo iba a escuchar. Siempre pensé que la música era para los grandes músicos. Pero cuando abrí Prima Pasta, empecé a comprarme guitarras y ponerlas en mi oficina. Un día llegó Lenny Kravitz con toda la banda y los invité a conocer atrás. Agarré una guitarra y se la di a Lenny, que me dijo que no, que él se iba a sentar en la batería y yo tenía que tocar. Con eso me entusiasmé y empecé a estudiar. Hasta que cumplí 50 años y me fui a lo de Rudy Pérez, un gran productor, y le conté que quería hacer algo en la música.

Noticias: ¿Hoy se dedica part time a eso?

Cea: Sí, y mejoró mucho mi vida y mi cabeza. Porque, a la larga, nunca supe realmente qué quería para mí. Siempre fui avanzando y haciendo, y cuando cumplí 50 me pregunté qué había hecho para mí. En un arranque me fui a una casita que tenemos en la playa, porque necesitaba tiempo para pensar. Ahí compuse una canción que se llama “Si pudieras”, para mi hijo, que se había ido a Nueva York a estudiar. Me di cuenta de que era bueno con lo que podía hacer, que tenía magia. Y si me gusta a mí, ¿por qué no le puede gustar a otro? Hoy puedo decir que hasta gané un premio Emmy con la colaboración de un tema llamado “Mil caminos” y que escribí junto a Diego Torres y Yadam González la canción que fue quedó nominada para los Grammys latinos de este año.

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Vicky Guazzone di Passalacqua

Vicky Guazzone di Passalacqua

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