Que la risa es sanadora ya se dijo muchas veces, pero, si bien Malena Guinzburg reivindica esa frase y ha hecho del humor su modo de vida, sabe también que tiene sus límites a la hora de resolver todos los problemas. Es que la cómica que integró el grupo de humoristas que explotó boom del stand up hace varios años y aún hace de los monólogos una forma de canalizar lo que le pasa, no tiene miedo de hablar seriamente sobre otras heridas e inseguridades. Por otro lado, también admite que muchas veces el perdedor genera más empatía y que el fracaso provoca más risa que el éxito.
De todos modos, Malena, quien tuvo su debut televisivo en 1990 en “Peor es nada”, de la mano de su padre, el recordado Jorge, puede sumar muchos más éxitos que fracasos en su vida profesional: participó como comediante en diferentes programas como “Periodismo para todos”, “Morfi” —participación que le valió dos premios “Tato”—, el programa de Susana Giménez y varios especiales de humor para Comedy Central. Además, hizo radio y se subió al escenario en siete espectáculos de stand up. Su vida personal también le sonríe, si bien no se anima a confirmar una relación, cuenta que está conociendo a alguien: “Es bastante reciente”, confiesa.
Actualmente, su mayor orgullo es “Las chicas de la culpa”, donde junto a Connie Ballarini, Natalia Carulias y Fernanda Metilli, combinan la presencialidad todos los viernes en el Paseo La Plaza, junto al streaming. Con ellas trabaja desde el 2017, son su familia y su red de contención. Las cuatro luchan juntas, se defienden y se abren camino en el mundo de la comedia.
Noticias: ¿Cómo se sostiene la fórmula durante tantos años?
Malena Guinzburg: Creo que se sostiene y crece porque somos un grupo de minas que somos muy amigas, somos familia. La gente que labura con nosotras dice que somos un bloque, hay una unión. Nos respetamos y nos admiramos mucho. No hay una competencia, no hay una necesidad de querer ser más graciosa que la otra, nos potenciamos. Ninguna va a quedar pagando cuando otra propone un juego, sabemos que si la otra brilla, brillamos todas.
Noticias: ¿Se dejan llevar por la improvisación?
Guinzburg: Nos conocemos mucho y nos podemos decir cualquier cosa y sabemos que viene desde un lado de amor y de humor. Cuanto más nos conocemos, es más lindo trabajar. Hay confianza. Los lunes tenemos una reunión de producción con todo el equipo. Nosotras pensamos de qué va a ser el show que viene: mentira, familia, orgasmos, citas. Sabemos de qué vamos a hablar pero no lo que vamos a decir.
Noticias: ¿Cuáles son los límites?
Guinzburg: Creo que no hay (ríe). El límite tiene que ver con saber que todo es en pos del humor y que no haya mala leche. Hay otros límites que implica la pandemia, por el tema de la interacción con el público. Con respecto al humor puede pasar cualquier cosa. Nos miramos y sabemos que le damos para adelante. Sabemos que ninguna va a dejar sola a la otra.
Noticias: ¿Es más complicado hacer humor en un año tan duro?
Guinzburg: No, al contrario, creo que hay una necesidad muy grande de reírse. Hay una sensación de necesidad de fiesta, de pasarla bien.
Noticias: ¿Cree que con el éxito de “Las chicas de la culpa” hay una revalorización de la mujer en la comedia?
Guinzburg: Espero que sí. Todavía sigue habiendo prejuicio con esto de que el humor hecho por mujeres es solo para mujeres. Hay como una cosa de juntada con amigas y de espiar como es una previa con amigas, pero para los hombres también es divertido y se cagan de risa. Hemos vivido toda una etapa en la que escuchábamos a productores decir: “las mujeres no son graciosas” o dejar que haya mujeres en un espectáculo, pero con la figura de un conductor para que “nos maneje”. Todavía existe ese prejuicio. Nosotras vamos contra eso y estamos muy seguras de que lo que hacemos funciona.
Noticias: ¿Cuál es su mirada sobre cómo los movimientos feministas ayudan a destrabar esos prejuicios?
Guinzburg: Todo ayuda, como ayudó la campaña por la legalización del aborto. Hay temas que ya se ven de otra manera, es una deconstrucción que nos lleva tiempo a todos, crecimos en una sociedad machista en donde una en muchas cosas compró ese discurso, sí me parece que las nuevas generaciones vienen con otra cabeza. Con el cuerpo, las chicas más jóvenes se visten con lo que quieren, con ropa que yo nunca hubiese usado por los complejos. Ahora existe menos presión sobre si la mujer por no ser madre no está realizada. Ojalá se siga por ese camino.
Noticias: Usted contó en varias oportunidades historias de bullying que sufrió, ¿lo pudo canalizar en el humor?
Guinzburg: Me han titulado alguna nota diciendo “el humor salva”, creo que sí, que el humor de alguna manera salva, pero eso no quiere decir que porque uno le haya podido poner humor ya tenga el tema resuelto. Hay heridas que quedan, que me marcaron mucho. Sí creo que el humor es fundamental y ayuda en todo.
Noticias: ¿Cómo vivió su lucha por alcanzar el cuerpo hegemónicamente esperado?
Guinzburg: Siempre fue un tema para mi. Lo viví con mucho padecimiento. Sufrí mucho el tema del peso, los complejos, el bullying, sentir que era menos por pesar más. Ahora tengo otra mirada, pero lamentablemente, si bien me gustaría dar el discurso de que el peso no me importa, sí me doy cuenta que todavía cuando veo que peso más me siento más insegura. Ahora me preocupa menos, sé que no pasa por ahí lo importante. Pero lamentablemente todavía no lo superé.
Noticias: Otro prejuicio que tuvo que atravesar además de ser una mujer en el mundo de la comedia, fue el peso del apellido, ¿cómo lo superó?
Guinzburg: Se va llevando. Cuanto más segura me empecé a sentir conmigo misma, menos me importaron esos prejuicios. Siempre va a haber gente a la que no le guste. Siempre va a haber gente que me compare con mi viejo, eso va a estar. Eso sí ya no me afecta. Fui ganando confianza. Si hasta Messi tiene haters, sé que no le puedo gustar a todo el mundo.
Noticias: ¿Qué es lo que más destaca de su padre como padre y, por otro lado, como profesional?
Guinzburg: A nivel padre lo extraño como papá, con todo lo bueno y lo malo, lo amé así. En lo profesional me parece que fue de las personas más completas que hubo en los medios. Hay pocos como mi viejo. La tele y el mundo del periodismo lo extraña también y con razón.
Noticias: ¿Se pregunta qué pensaría su padre sobre la actualidad argentina?
Guinzburg: No puedo ponerme en su lugar, pero sí puedo imaginar qué postura tendría. Me da lástima que no pueda dar su visión sobre algunos temas porque seguramente sería muy acertada.
Noticias: En la bio de su Instagram dice: “Quiero ser influencer de la luna”, ¿esa inquietud por la luna surgió en este año de cuarentena?
Guinzburg: Siempre tuve una fascinación con el cielo. No sé por qué. Me apasiona. Cuando era chica fui de campamento a la Patagonia y ese cielo me hipnotizó. Mi amigo Pablo Fábregas me regaló un telescopio, pero este último año me compré uno más grande y también una cámara de fotos profesional con un buen teleobjetivo y le empecé a sacar fotos a la luna. Fue un viaje de ida, puedo estar horas colgada mirando el cielo.
Noticias: ¿Cómo vivió la pandemia?
Guinzburg: El primer año fue muy duro. Durante el 2020 no estuve en mi casa porque estaba en obra, anduve deambulando, la pasé muy mal, en este segundo cierre que estuve en mi casa sentí una diferencia. Además no salía a trabajar porque hacía radio desde donde estaba, en el 2021 pude empezar a salir, hice radio, teatro, fue mucho mejor.
Noticias: ¿Cuál es el futuro de “Las chicas de la culpa”?
Guinzburg: Tenemos mil proyectos, hasta estamos pensando en hacer una serie, es imparable. Por otro lado, con Connie Ballarini estamos haciendo un podcast para Spotify que se llama "Correo no deseado".
Noticias: ¿Tiene otros proyectos pendientes?
Guinzburg: Hay un montón de proyectos dando vueltas y cada vez me voy dando cuenta de que tengo más ganas de hacer solo las cosas que me gustan y no cosas por compromiso. Hacer ficción es una deuda pendiente.
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