Acaba de terminar las funciones de “Desnudos” después de cuatro años a sala llena. Espera la llegada a Netflix de “Elena sabe”, la película dirigida por Anahí Berneri basada en la novela de Claudia Piñeyro, donde comparte elenco con Érica Rivas y con su madre, Mercedes Morán. Es una espectadora teatral voraz junto a Andy Kusnetzoff en “Perros de la calle”. Por estos días dirige “Las cosas maravillosas” en el Teatro Comafi, la obra que fue un suceso con Peter Lanzani, mientras enfrenta el desafío de hacerla suya y de cambiar al protagonista cada ocho semanas.
Empezó con Lali González, seguirá con Franco Masini, intentará desmenuzar con encanto, sentimiento y cercanía una lista de cosas por las que vale la pena vivir. Lo logrará en esta charla con NOTICIAS. Este es el año de Mey Scapola y recién estamos en mayo.
Noticias: “Las cosas maravillosas” es un éxito a nivel global y viene de una temporada protagonizada por Peter Lanzani que la rompió. ¿Cómo enfrentó el desafío de dirigirla en esta nueva puesta con Lali González?
Mey Scápola: Traté de estar sin miedo, porque eso claramente te paraliza. Cuando la producción me llamó me dio la posibilidad de hacer lo que quisiera, una curaduría de duplas con directores y actores como se hace en “Teatro x la Identidad”, por ejemplo, pero me parecía que parte del desafío era soltar lo que se había hecho. Así que decidí involucrarme en una nueva puesta.
Noticias: Y en otra sala. ¿Incide el lugar en lo que se quiere contar?
Scápola: Totalmente, sí hay una platea y un escenario, pero yo también quiero poner sillas sobre el escenario y romper eso, todo forma parte de la propuesta. Como actriz aprendí que los lugares también cuentan y en este caso Lali se mueve por todo el teatro pero sin poner incómodo al espectador. Yo, como espectadora, quiero que el asiento sea mullido, poder mirar, escuchar, ver bien, que a la actriz se la perciba bella de acuerdo a lo que cuenta. Porque también como directora me parece que la estética es parte del hecho teatral, desde que la cortina esté planchadita hasta que el texto esté bien dicho. Me estoy nutriendo de cada actor que va a protagonizar la obra, es muy generoso de parte suya y me doy cuenta de que como directora tengo una obsesión insoportable (se ríe).
Noticias: ¿El cambio es lo que más cuesta porque siempre existe el riesgo de la comparación?
Scápola: Mirá, lo estoy pensando recién ahora, pero acabo de terminar una obra como “Desnudos”, en la que actué durante cuatro años y que sufrió muchísimos cambios. De lugar, de espacio, de actores…y hay algo que yo siempre decía y es: “No se puede comparar nunca”. En este caso, cada persona es distinta y para mí, el gran reto era cambiar de actor o actriz cada ocho semanas. Ahora estoy trabajando con tres actores que protagonizarán “Las cosas maravillosas” al mismo tiempo, Lali González, Franco Masini y alguien más que todavía no puedo contar. Es un monólogo muy particular porque el público es parte de la experiencia sin ser teatro participativo, concepto que detesto…
Noticias: ¿Hay algo peor que el llamado teatro participativo? Está cabeza a cabeza con esas reuniones de padres donde te obligan a hacer manualidades…
Scápola: (risas) Lo detesto de verdad, como espectadora teatral que soy no me gusta nada, pero en este caso creo que el público hace otra cosa y es terminar de completar la obra porque el narrador cuenta la historia con el público. Así que como directora intenté en un punto desenamorarme de todo lo que vi, volver a tomar el texto de cero y acompañar la manera de contar de cada intérprete. En el caso de Lali no puedo ir en contra de la naturaleza de su acento, de su instrumento, de su brillo, sino todo lo contrario, aprovechar lo hermoso que tiene para dar. Ella tiene humor, profundidad y una verdad enorme.
Noticias: Además es mujer. Si bien la obra fue escrita por dos hombres, Duncan Macmillan y Jonny Donahoe, ¿la historia cambia contada por una actriz?
Scápola: Sí, necesariamente cambia, además Lali tiene mucha gracia y a mí me gusta cuando las cosas más difíciles se cuentan con humor, funciona como un antídoto en los peores momentos. Su personaje se siente una genia cuando comienza la lista de cosas maravillosas mientras su madre está en el hospital. Sin caer en el lugar común, en la solemnidad, se habla de temas dolorosos de una manera super esperanzadora. Hay algo de esa subida y bajada que la narradora cuenta que sufre su madre, algo de ese pulso que está reflejado en la obra, la vida es así, con sus momentos oscuros y otros más luminosos. Cuando te pasa una tragedia al otro día te levantás, tu hijo te da un beso y ya cambió el mundo.
Noticias: ¿Es distinto trabajar la relación entre madre e hija que la de madre e hijo?
Scápola: Creo que siempre las relaciones con las madres son muy especiales. Tanto la producción como yo quisimos elegir de entrada a una mujer porque necesitábamos mostrar que no era un reemplazo sino una nueva puesta. No cambia sustancialmente el texto, pero la relación entre una madre y su hija es otra cosa. Se ve de una manera diferente a esa hija con una madre con problemas de salud mental que a pesar de eso tuvo una infancia con momentos hermosos, un padre espectacular y un profesor que le cambió la vida gracias a su amor por la literatura, es una historia de amor más allá del género, pero que en cada persona encuentra otras identificaciones y matices.
Noticias: Ahora se habla de salud mental, algo que siempre fue silenciado. Pero por un lado a veces se siente como una incomodidad en la manera de comunicar y por otro una cierta liviandad. ¿Cómo abordó el tema?
Scápola: Justamente evitando esos dos lugares. Cuando uno atraviesa procesos creativos, si estás atento, a esas cosas las tenés cerca, podés verlas más sensiblemente. Mi hermana es terapeuta, en el verano pasó algo con una persona cercana y ella me dijo: “Cuando los temas de salud mental empiezan a interferir en tu vida ya son un problema“, uno siente que puede manejarlos hasta cierto punto. Entender que todos esos asuntos están más cerca de lo que uno quiere admitir y que pueden ser propios, de un hijo, de un pariente o de una pareja es fundamental.
Noticias: ¿Dirigir una obra como esta conduce a repensar las propias preguntas?
Scápola: Sí, porque no podés dirigir algo como “Las cosas maravillosas” sin empatía, necesitás amor, cercanía, falta de prejuicios. Cuando te enterás de que a algún compañero le pasa algo o tuvo un brote, te das cuenta de que mucha gente está padeciendo eso. Hay que convivir con eso y no tenerle miedo. Porque no por eso la vida es una mierda, hay que hacerse cargo y reconocer que los problemas mentales también son parte nuestra. Justamente en la obra hay una frase que dice: “Si viviste una larga vida y no te deprimiste una vez como corresponde es que no prestaste demasiada atención”.
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