Agradece haber podido vivir durante muchos años de las novelas pero reconoce que, aun en esos momentos, tenía hambre de otras cosas y necesitaba explorar otras arenas. Hace poco más de diez años, Viviana Saccone se decidió a dedicarse de lleno al teatro y empezó a decir que no a lo de siempre. Desde entonces, no paró de probarse en nuevos desafíos: el año pasado, por ejemplo, fue parte de “ShowMatch, La Academia” y ahora hace la temporada de “Sex”, en Villa Carlos Paz. El primer paso para la transformación fue dejar de tener un representante y tomar las riendas de su carrera: al zambullirse en esa determinación, se encontró con que en la pileta había suficiente agua como para bucear(se).
Noticias: ¿Le dio vértigo?
Saccone: Sí, mucho, pero me parece que es casi indispensable atravesar esa zona que nos da temor porque ahí aparece el cambio. Y a veces los temores tienen que ver con esto de tomar las riendas de la propia vida y afrontar los riesgos. Ser responsables de todo lo que nos pasa. Y claro que da miedo, pero es la única manera.
Noticias: ¿Qué es lo que hoy la desafía?
Saccone: Muchas cosas. Estoy en un proceso de cambio constante porque para mí es lo esencial de la vida. Estoy con ganas de dirigir y de producir cosas y eso me da miedo, porque implica un riesgo pero estoy trabajando en eso. Y desde lo personal, esto del cambio constante que tiene que ver con autoevaluarse y sobre todo con ir aceptando los errores que uno va cometiendo en el camino. Yo me arrepiento de muchísimas cosas, si las pudiera hacer de nuevo, las haría de otra forma. Pero eso es aprendizaje.
Noticias: ¿Va con el pico y pala a romper prejuicios?
Saccone: (sonríe) No me lo propuse, pero sí me resuena y pienso que es algo que está sucediendo y me entusiasma porque realmente trato de hacer de la vida algo cada vez más disfrutable y me parece que parte del disfrute tiene que ver con esto de descomplejizar todo lo que uno ha ido aprendiendo a lo largo de los años.
Noticias: No es fácil desandar lo aprendido.
Saccone: Es una tarea desafiante y para tomársela en serio, además. Se te va agudizando la percepción detectando a cuánta gente le cuesta mucho, cuántos se incomodan con el desprejuicio del otro.
Noticias: ¿Tuvo que vencer algo en usted misma para sumarse a Sex?
Saccone: Lo que más me atrae de esta propuesta, y en un punto también me desafía, es que nunca hice del cuerpo un culto, ni vendí mi trabajo a partir de ahí, de la sensualidad. Y en Sex la propuesta es esa básicamente, y rompe con lo del cuerpo perfecto, es el cuerpo en sí. Atravesar esa zona y mostrar toda mi parte más sensual es algo nuevo que me gusta. Me hace descubrir cuánto prejuicio hay, cuánta gente está muy cerrada a vivir y disfrutar la sexualidad como algo natural de todos y, a su vez, lo sexual es algo que nos atraviesa a todos. Yo subo historias de la obra y, si bien muchos dicen qué buena esta nueva faceta, también hay otros de “¡Ay, qué horror!”, y me vuelve a mí para conmigo esto de derribar el prejuicio de lo que puede generar una situación erótica y sensual. Como que el erotismo fuese sinónimo de vulgaridad, como que si uno es una actriz seria, es de otro nivel y esto no tiene nivel. ¡Como si la actriz seria no cogiera! Sex es un show no solo cargado de erotismo, sino también de alegría, de desprejuicio, de la belleza más allá del estereotipo, de disfrutar de la sexualidad, de que todos podamos atrevernos a ser quiénes somos.
Noticias: ¿Algo de este cuestionamiento de su público ya le había empezado a pasar con La Academia?
Saccone: La gente que me sigue y a la que le gusto me entiende y valora mi manera de encarar el trabajo. Pero sabía que la propuesta de ShowMatch me iba a enfrentar a una crítica que no es para nada constructiva, esto típico de: “¡Ay, pobrecita, debe estar haciendo eso porque no tiene trabajo!”… y si yo le explicara a cada uno las cosas que rechazo, soy una actriz realmente afortunada porque nunca me ha faltado oferta laboral. Lo que he estado haciendo es porque lo elegí, porque de alguna manera me enfrenta al miedo.
Dice que el haber nacido en Jeppener, a 100 km. de Buenos Aires y con unos 2 mil habitantes, la obligó a bancarse el dolor de lo que decían las malas lenguas. Recuerda, por ejemplo, que cuando a los 18 años se radicó en la Capital para empezar a trabajar en “Clave de Sol”, allí se decía que se había ido porque estaba embarazada, que iba a ir a tener al bebé lejos para entregarlo en adopción. Ahora se ríe del culebrón pueblerino y piensa que la moldeó como una rompe prejuicios.
Noticias: En una nota reciente, decía: “Se anima a posar en traje de baño a los 50 y pico”. ¿Todavía queda el prejuicio de la edad en la mujer?
Saccone: (se ríe) Sí, a mí también me impresionó el título, ¡por qué no me podría atrever! Y, además, teniendo el cuerpo que se tenga, uno debería posar como se le dé la gana.
Noticias: Dice que trabaja internamente para ser cada vez más feliz, muy distinto a quien se queda en la tiranía del espejo y de la balanza.
Saccone: Hay que hacer un gran trabajo constante y difícil de atreverse a pesar del prejuicio y del mensaje que se baja todo el tiempo en todos lados, donde el ideal de belleza es uno, la mejor edad es otra, el amor llega en determinado momento. En la vorágine de la vida, no siempre te podés permitir el tiempo de parar y preguntarte quién soy, qué quiero, qué me gusta, qué puedo hacer sin joder al otro y cagarte además en todo, incluso en la mirada del otro, en ser criticada, en no ser aceptada. Entonces terminás consumiendo o creyendo que eso que te venden es lo que vos tenés que hacer. Y lo de que la mejor edad es a los 30, es una patraña. Cuando tenés 20, creés que esa es la mejor edad pero, una vez que la pasaste, te das cuenta de que no, que con suerte recién ahí empieza lo mejor. Es importante que cuando tenés 60, no te creas o te instales en la cómoda del “ya se me pasó”, no, no se te pasó nada. Si te cayó la ficha a los 60, si tomaste consciencia a los 60, es ahora.
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