En un giro inesperado, el presidente Javier Milei anticipó cambios en el Gabinete nacional, lo que sembró dudas sobre el posible ascenso de Santiago Caputo, su asesor presidencial y pieza clave en su estrategia política. Caputo, quien actualmente figura como monotributista categoría B y está contratado por la Secretaría General de la Presidencia mediante un convenio de prestación de servicios profesionales, podría estar en el radar para un rol más relevante, según declaraciones recientes del mandatario.
El anuncio llegó tras una entrevista en la que Milei ratificó que habrá modificaciones en el Gabinete en la segunda parte de su mandato, adjudicándole a Caputo un rol central. La afirmación generó especulaciones, especialmente porque, a pesar de ser una figura clave en el entorno presidencial, Caputo ha mantenido un perfil bajo en términos de responsabilidades formales. Su condición de monotributista y su contrato como asesor, que le otorga honorarios mensuales por 3.750 unidades retributivas (equivalentes a unos $2,3 millones en 2024), lo ubican en una posición atípica dentro del gobierno: no tiene funciones ejecutivas directas ni firma oficial.
Esta situación no ha estado exenta de tensiones internas. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, habría manifestado su descontento con la influencia de Caputo, subrayando la diferencia de roles y responsabilidades. La frase “Es fácil cuando no tenés firma ni tenés responsabilidades” reflejó el malestar dentro del equipo presidencial y la tensión entre Francos, quien ejerce un rol con atribuciones constitucionales, y Caputo, cuya autoridad se sustenta en su cercanía con Milei.
Caputo, que declaró un patrimonio de 1.178.000 dólares en 2023 —incluyendo propiedades en Buenos Aires y activos en efectivo—, se ha convertido en una figura polémica desde su nombramiento. Su declaración jurada, difundida recientemente, reveló un patrimonio considerable para alguien que opera bajo un régimen de monotributo, lo que alimentó debates sobre su verdadera influencia dentro del gobierno. A pesar de que su contrato venció el 31 de diciembre de 2024 y fue prorrogado, continúa ejerciendo como asesor sin atribuciones formales, lo que plantea interrogantes sobre su posible ascenso a un cargo con mayor peso institucional.
El anuncio de Milei no solo reaviva las especulaciones sobre el futuro de Caputo, sino que también expone las dinámicas de poder dentro del Ejecutivo. Mientras algunos lo consideran un estratega indispensable, otros cuestionan su falta de responsabilidades formales y el alcance real de su influencia. En un contexto de cambios anunciados, su rol podría redefinirse, marcando un nuevo capítulo en la relación entre el poder político y los asesores más cercanos al presidente.














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