Alberto Fernández tiene una familia que no conoce. Es una historia que dice ignorar absolutamente, o por lo menos de la que no sabía nada hasta que NOTICIAS se lo contó en la noche del domingo 27. Lo que esta revista descubrió es que el papá biológico del Presidente, Alberto Oscar Pío, tuvo una hija antes de concebirlo a él y a su hermana mayor. Es decir: el mandatario tiene, ahora, una “nueva” hermana mayor.
Es una historia compleja, de la cual nadie ataba los cabos hasta abril de este año. Fue en aquel momento, ya con la pandemia azotando el país, cuando Marta Sara Fernández descubrió su verdadera identidad: su padre, Alberto Oscar Pío, había tenido dos hijos después de tenerla a ella. Al menor, incluso, Marta Sara lo conocía: lo había votado en agosto y octubre del 2019 y antes lo había admirado como jefe de Gabinete de su ídolo, Néstor Kirchner.
La familia desconocida de Alberto Fernández
Hay que hacer un poco de historia. Marta Sara nació como la primera hija de Alberto Oscar Pío, un 2 de octubre de 1952, siete años antes que el Presidente. Aunque los detalles son poco claros, hay una triste paradoja que une a los hermanos: a Marta Sara también la abandonó su padre. Tal es así que menos de tres años después nació otra Sara, Valentina, la hija de Alberto Oscar Pío y Celia Pérez. Esa pareja, formada como tarde a mediados de 1954, duró hasta los cuatro años del mandatario, es decir 1963.
Por lo que cuenta el Presidente, ni él ni su hermana supieron jamás que su padre biológico había formado su familia ya con otra encima. De ahí nace una duda de él: “¿Se habrá enterado mamá de esto y por eso se habrán peleado tan fuerte?”. Alberto recuerda que la separación fue en “muy malos términos”. Acá la historia vuelve a ser poco clara: en algún momento entre que lo abandonó en 1963 y su muerte, 17 años después, Alberto Oscar Pío Fernández volvió al hogar de Basilia Rodríguez y de su primera hija, Marta Sara. Con ellas estuvo hasta su último aliento.
Alberto Fernández: la historia familiar del presidente electo
Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en otros casos de personas que descubren su verdadera identidad –desde nietos de desaparecidos durante la última dictadura hasta a Fabiola Yáñez, la Primera Dama que conoció a su padre recién cuando tenía 23 años–, Marta Sara se enteró de su verdad no en la adolescencia ni en la temprana madurez, sino cuando ya tenía más otoños en su espalda que hacia adelante. Fue en este abril, con ella a meses de cumplir 69 años, cuando descubrió por una genealogista quién era su hermano.
Esta es la primera de una serie de notas que se publicarán en esta web sobre la verdadera historia de la familia presidencial, tapa de la última edición de NOTICIAS. En la edición impresa está la investigación entera.
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