Friday 26 de July, 2024

POLíTICA | 08-03-2024 07:46

Ignacio Torres: la historia desconocida del rebelde menos pensado

Se le plantó a Milei y encolumnó detrás suyo a los gobernadores. Amenazas, tuits violentos y cómo quisieron silenciarlo. La fallida mediación de Macri y la desilusión con Bullrich. Pareja K, carrera meteórica y la cábala del abuelo.

Ignacio Torres analizaba qué hacer con la información que le había llegado: el Gobierno nacional le había retenido 13.500 millones de pesos de coparticipación por una deuda de la provincia, a pesar de que habían intentado refinanciarla. “Si no tenemos una salida disruptiva, a lo Milei, no somos título en ningún lado. Hay que nacionalizar el conflicto”, le sugirió un asesor. Y el joven mandatario de Chubut se mandó: previa coordinación con los gobernadores, principalmente los de la Patagonia, y una inmensa lista de llamados que incluyó a Mauricio Macri y a Patricia Bullrich, publicó una carta avisando que, de no recibir los recursos correspondientes “Chubut no entregará su petróleo y su gas”. Era viernes por la tardecita: sería un fin de semana furioso.

En el equipo de Torres habían propuesto ir por el camino de la institucionalidad. Hacer una demanda judicial por la retención y mostrar las pruebas en Tribunales sobre la voluntad de pago de la provincia. Pero entendieron que había una vía más efectiva para un problema urgente: se metieron en las redes sociales, el terreno del Presidente. “Mira que en Twitter nos van a cagar a trompadas. No tenemos los fierros que tienen ellos”, le advirtió un asesor. “Ya está. Es a matar o morir. Sin visibilidad, ni la Justicia nos va a dar bola”, respondió el gobernador.

Tras el tuit de Torres, Javier Milei picó y el tema ganó centralidad en minutos. De repente, la conversación política nacional giraba alrededor del escándalo en Chubut.

Milei, fiel a su estilo, no frenó: según un reporte público de Twitter, el Presidente pasó 8 horas y 19 minutos de su fin de semana descargando su bronca en esa red social. Unos 1.500 likes y 754 retuits con mensajes, memes e insultos hacia Torres, los demás gobernadores, periodistas y legisladores.

El patagónico logró su cometido. A sus 35 años, se transformó en la referencia de la lucha federal contra Milei, demostró carácter para plantarse y le complicó los argumentos de ataque al Presidente: un joven que hace pocos años incursionó en la política y es del PRO no entra en la categoría “casta”.

Pelea.

“Esto nunca le hubiese pasado a Llaryora, Pullaro o Jorge Macri”, protestó “Nacho” Torres durante la semana de furia. Cree que el Gobierno se animó a recortarles la coparticipación porque es un político joven de la Patagonia. “Pensaron que no nos íbamos a plantar”, concluye. La idea final, entienden en Chubut, era silenciarlos: “Nos quisieron disciplinar”, dicen.

Pero Torres aceptó la discusión y se convirtió en un rival incómodo para el Presidente. Se le plantó usando sus mismos métodos y les enseñó a los demás gobernadores que ese era el camino: a loco, loco y medio. Si Milei unilateralmente le retacea los fondos, él responde amenazando con cortarle el petróleo y el gas.

Luego de la quita de fondos, todos los gobernadores (menos Osvaldo Jaldo) se solidarizaron con Torres. En el justicialismo lo vieron como una oportunidad para plantarse al Gobierno sin sufrir el desgaste político. Un caudillo del PJ, incluso, llamó a Torres y lo felicitó por haber ido al frente: “Tenía que aparecer un pibe que venga a renovar”, le dijo. Pero se lamentó: “Lástima que no seas peronista”.

En Juntos por el Cambio hubo apoyo unánime en el reclamo por la quita de coparticipación, pero en el comunicado nada se dijo de la medida de fuerza que planteó el chubutense: generó reparos la amenaza de cortarle al país el gas y el petróleo. Estuvieron de acuerdo con el fondo de la cuestión, pero no con las formas.

Donde mejor quedó parado es frente a la Liga Patagónica, que viene ganando volumen desde que los diputados se plantaron con éxito contra la Ley Ómnibus para que no introdujera cambios en el régimen federal pesquero. Torres se transformó en el líder indiscutido de los gobernadores del Sur y se transformó en el presidente del Tratado de la Región Patagónica. Durante la conferencia de prensa del 7 de marzo confirmó la creación del “Plan Regional de Desarrollo Productivo”. El Foro lo conforman  Gustavo Melella (Tierra del Fuego), Claudio Vidal (Santa Cruz), Sergio Zilotto (La Pampa), Rolando Figueroa (Neuquén) y Alberto Weretilnek (Río Negro). Invitaron al presidente Milei para que participe del cónclave, pero no fue. Le querían discutir, cara a cara, qué va a pasar con la concesión de las hidroeléctricas. Otra vez, la contienda federal sobre la explotación de los recursos: si son de las provincias o de Nación.

Es que Chubut tiene pesca, petróleo y minería. Por eso, la presión de Nación sobre la provincia no es inocente. Buscan, además, que Torres sancione la ley de minería, para permitir la actividad, hecho que tanto exaspera a la población. De esa manera, el Gobierno central ganaría en derechos de exportación.

Durante la semana de furia, el gobernador se sentó en la Legislatura local, en una sesión extraordinaria, para contar a su provincia lo que había sucedido en esas últimas horas. “Porque gobernar es explicar. Y en momentos de embates tan fuertes, surge lo mejor y las peores miserias de las personas”, dijo. Y luego se refirió directamente a la avanzada tuitera del Presidente: “¿Cuánto odio puede haber en una persona que con sorna tuitea riéndose de un chico con síndrome de Down?”, dijo en referencia a un like que Milei había dado en la red social X a una publicación donde aparecía una foto de él con la cara modificada con los rasgos de un joven con trastornos genéticos.

“Lamentamos profundamente todo lo que ocurrió. Milei no fue partícipe de semejante aberración”, lo defendió de manera confusa el vocero, Manuel Adorni, aduciendo que no había existido el “me gusta” presidencial. Embarró la cancha. Y agregó: “Nos sentimos tan dolidos que esa publicación después desapareció. Y apelamos a que esas cuestiones no vuelvan a ocurrir en ninguna parte”.

Adorni ocupó gran parte de sus conferencias para cruzar a Torres: “En febrero mandamos 22 mil millones a Chubut de coparticipación y en ese lapso realizó 25 festivales, cuando hablamos de recortar gastos superfluos”, lo reprendió.

En términos políticos, una consultora privada que trabaja con el gobernador de Chubut vio un balance positivo en la pelea con el Presidente. Es que, a principios de febrero, su imagen daba un 61% de desconocimiento: todavía no fue medido tras el escándalo, pero están seguros que el porcentaje se reducirá drásticamente. “No sabemos si eso significa que creció en positiva o negativa, pero no hay dudas de que se hizo absolutamente conocido”, analiza un asesor.

Con el paso de los días, cuando se fueron enfriando los ánimos, empezó a retomarse el contacto entre Chubut y la Nación. Se reabriron los canales de diálogo con el ministro del Interior, Guillermo Francos, por ejemplo. De hecho, empezaron a pensar en la posibilidad de que, finalmente, se refinanciara la deuda que la provincia patagónica tiene con Nación, por la cual sufrió la retención de coparticipación. Mientras tanto, un fallo del juez federal de Rawson, Hugo Sastre, le dio la razón a Chubut: el Gobierno se disponía a apelar.

La relación que le costará más tiempo recomponer al joven gobernador es con Santiago Caputo, el asesor estrella del Presidente. Hasta el conflicto, tenían cierta camaradería anclada en una cuestión generacional: los había acercado Ramiro Marra, amigo en común, y tenían contacto fluido por WhatsApp. Pero la furia tuitera que Casa Rosada descargó contra él los puso en veredas enfrentadas. De hecho, un tercero imparcial buscó que se encontraran de forma privada a charlar: “Si lo veo ahora, lo voy a querer recagar a trompadas”, le contestó el gobernador. Los decibeles de la discusión política estuvieron demasiado altos.

Disputa interna.

El debate furioso con Milei trajo consecuencias también en el PRO. El primero que intentó interceder fue Mauricio Macri, quien entendió las razones del enojo de Torres, pero le pidió negociar de manera pacífica. Le sugería que no fuera por el “ojo por ojo”, con el argumento de cortar los recursos, si el Gobierno no cumplía. El joven dirigente lo desoyó.

“Hablé con Mauricio, hizo todos los esfuerzos habidos y por haber para poder generar un canal de diálogo, el problema es que no se sabe con quién hablar”, contó Torres en una entrevista radial. Lo que le valoran en el Sur al ex presidente es que fue leal: dio su consejo, intentó mediar de forma infructuosa y aceptó que el gobernador decidiera ir en contra de su propuesta. Todo eso, contrapuesto a la actitud de Patricia Bullrich, que quiso dejarlos en offside.

“Ningún miembro del PRO puede estar de acuerdo ni validar la amenaza de confiscar propiedad privada”, los contraatacó la ministra de Seguridad y presidenta actual del partido. Y agregó: “No solo es obsceno hacer esa amenaza, sino que son afirmaciones que ahuyentan inversiones, la creación de empleo y el progreso de nuestro país. El dilema es simple: o todo sigue igual o abrazamos la libertad y cambiamos”, aseguró.

Torres, por su parte, asegura que le había avisado a Bullrich lo que iba a hacer y que, en off, la funcionaria lo entendió. “Sé que coincide conmigo. Lo hablé con ella antes por teléfono. Le expliqué y ella me dijo: 'Pensé que no lo ibas a hacer'. También entiendo que es ministra de Milei”, aseguró el gobernador en una entrevista.

Los máximos referentes del PRO hicieron su negocio: a Bullrich le sirvió para consolidarse puertas adentro de Casa Rosada y empiojar el acuerdo que Macri podía ensayar con Milei. Ante todo, mostró lealtad al Gobierno.

El ex presidente quedó incómodo en su relación con Milei. Otra vez se sintió ninguneado por una gestión que no le responde a sus inquietudes. Pero reforzó su vínculo con el partido y se consolidó de cara a retomar la presidencia del espacio que fundó en el 2005.

Torres también consiguió el reconocimiento de los gobernadores del PRO. Rogelio Frigerio, de Entre Ríos, y Jorge Macri, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se expresaron junto a los radicales en un documento. Pero lo que consideraron como una verdadera victoria en el Sur fue que en pocas horas se convirtió en una figura federal de un espacio que siempre fue muy centralista. “Si bien muchos quedaron en una posición incómoda por los cruces partidarios que hubo con Patricia y Mauricio, en el interior vieron esto como una incipiente salida a esa hegemonía porteña del PRO”, dice un armador provincial.

Lo cierto es que tampoco Torres es un PRO puro. Si bien el joven dirigente fue el que llevó el partido a Chubut en plena expansión nacional de la franquicia, llegó a la gobernación con un armado transversal: sindicalistas del petróleo, radicales, peronistas y militantes de Chubut Somos Todos, el espacio provincial que fundó el ex mandatario Mario Das Neves. Una coalición exitosa que lo catapultó al poder en su primera experiencia en una elección a cargos ejecutivos.

Outsider.

El currículum de Torres en cargos electivos se remonta sólo a cuatro años atrás. Consiguió una banca en diputados en el 2019, en el Senado en el ’21 y la gobernación en el ’23.

Se metió en política en la secundaria. Como muchos, entró al centro de estudiantes por amor: siguiendo a la chica que le gustaba. En la Universidad, en Capital Federal, acompañó a Daniel Amoroso, del sindicato de Juegos de Azar, en su intento por llegar a la Cámara de Diputados, lo que sucedió en el 2009. Fue asesor del gremialista, pero interrumpió su carrera política para trabajar en la empresa de la familia y viajar por un año a Australia.

Luego retomó con el llamado de Graciela Ocaña, a quien ayudó a armar su partido, Confianza Pública. Y finalmente volvió a Chubut, recibido de licenciado en Administración de Empresas en la UADE y con la idea de llevar la Fundación Pensar a su provincia. Lo designaron director del PAMI, pero renunció un año después para ser candidato en el 2017, aunque su primer intento por participar de una elección fue fallido: Marcos Peña, entonces jefe de Gabinete de Macri, le sugirió que se bajara de la interna con el radicalismo. “Te vas a quemar, pibe”, le dijo. Él aceptó a regañadientes.

En el 2019 empezó su meteórica carrera a la gobernación. Se impuso en la interna y fue electo diputado, y dos años después ingresó al Senado, a sus 33 años, como el político más joven de la historia en ocupar una banca en la Cámara alta. Apenas dos años después, en el 2023, llegaría a la posición que ocupa hoy.

Por eso es que su papá, empresario de la industria petrolera, y su mamá, profesora de historia, no logran todavía asimilar el barro de la política. “Los viejos la sufren. Mi vieja me llamó llorando hace unos días porque le habían mandado una fake news que decía que el gobernador iba a ir preso y ella creyó que era verdad”, contó Torres en una reunión. “Para la familia todo esto es un desgaste de mierda”, completó. El que más lo banca es su abuelo Ricardo, con quien tiene una relación especial: por cábala siempre lo acompaña a votar. “Es el que tiene la cabeza más fría en medio de todo esto”, aseguró.

Poco acostumbrados a estar en el centro del debate nacional, los chubutenses se vieron movilizados por la pelea con Milei. “Cuando Bullrich dijo que acá no vivía nadie, que sólo hay un millón de guanacos, no sabás la reacción de la gente. ¡Querían ir a la guerra!”, cuentan en el entorno del gobernador.

En el Sur son muchos los que dicen que la irrupción de Torres les recuerda la aparición de Néstor Kirchner, el patagónico que pudo trascender y se convirtió en presidente. Él escucha y contesta que la que más disfruta con la comparación es su novia Ornella, que es oriunda de Santa Cruz: “Ella es kirchnerista de Néstor”, dice sobre su pareja, con quien está hace 12 años.

A pesar de las diferencias de colores políticos, el gobernador reconoce la mística que hay en la Patagonia alrededor de la figura del ex mandatario. Y, como todo cura sueña con ser Papa, él anhela repetir los pasos de Kirchner: llegar a presidente desde el lugar donde nadie estaba mirando.

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Carlos Claá

Carlos Claá

Periodista político

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