Friday 26 de April, 2024

POLíTICA | 24-02-2023 07:52

Marcelo Figoli: el socio de todos a ambos lados de la grieta

Empezó con una productora de shows musicales y ahora es dueño de medios.

Marcelo Fabio Fígoli descubrió el mundo de los negocios gracias a la militancia política. Fue en la década del ‘80 cuando, desde el comité radical de Floresta organizó un concierto con Sandra Mihanovich que salió más o menos bien. Apenas tenía 18 años. Lo recaudado fue para hacer política en el barrio de Floresta. En esos años, el fervor democrático del alfonsinismo lo hizo interesarse por la política e incluso tuvo algún cargo en la intervención de la obra social del sindicato de gastronómicos. Es decir que desde su temprana juventud comenzó a transitar el arte de relacionarse con el poder.

En los últimos años se expandió como empresario de medios, con una particularidad: sus radios están a un lado y del otro de la grieta política que atraviesa a la Argentina. Es dueño de Radio Rivadavia, donde hay una fuerte programación anti K y también tiene la AM La 990 (Ex Esplendid), que tiene conductores más oficialistas. Él se define plural, aunque sus radios distan de serlo. En las últimas semanas su nombre estuvo asociado al Grupo América porque, hasta fines de diciembre, estuvo negociando con Daniel Vila la compra del 50% del grupo. Al final Vila se arrepintió y la operación no se concretó. Detrás de esa compra, uno de los inversores iban a ser Adrián y Darío Werthein, los dueños de DirecTV Argentina. Entre Fígoli y los Werthein ya existe una alianza pequeña en D Sports Radio, la FM deportiva de DirecTV, que se emite por la frecuencia 103.1 que está en manos de Fígoli.

Este mes, el empresario avanzó con la compra de Canal 7 de Neuquén, una de las repetidoras de Telefe, que se están vendiendo a lo largo y ancho del país. En las últimas semanas estuvo negociando para sumar como inversores al empresario mediático de Mar del Plata, Raúl Pérez y a Gustavo “Turco” Elías, dueño del diario La Nueva Provincia de Mar del Plata.

La compra del Canal 7 de Neuquén, desde el punto de vista empresarial y político, es estratégica porque es un medio que le interesa al Movimiento Popular Neuquino, el partido del Gobierno provincial, y también a los empresarios que operan en Vaca Muerta. Es decir que Fígoli queda como interlocutor social entre los inversores de Vaca Muerta y el Gobierno. A la hora de invertir, la política siempre es una variable que se pone sobre la mesa.

Millones

Fígoli descubrió que tenía facilidad para los negocios en 1985, a los 19 años. Junto con sus correligionarios del comité de Floresta organizaron un recital de rock en el Estadio Obras que fue un éxito. Luego de aquella experiencia habló con su referente político, Quique Benedetti, para pedirle permiso para trabajar por su cuenta organizando eventos. En ese entonces, con cierta ingenuidad, consideraba desleal usufructuar los contactos que había hecho a partir de su militancia. Los creía un activo de la UCR. Con el tiempo fue perdiendo esos reparos.

A los pocos años ya conocía a David Lebon, Los Enanitos Verdes, Andrés Calamaro y Soda Stereo. El primer recitar que organizó fue una fecha en Mar de Ajó para Soda. Pero este fue un fracaso absoluto de público. Ese golpe le sirvió de experiencia para prever pérdidas económicas en el futuro. A partir de ahí, su camino fue en subida.

Hijo de italianos inmigrantes, con aptitudes para comerciar, fue creciendo en contactos y dinero. Organizó shows de bandas famosas: Sumo, Redonditos de Ricota, Memphis la Blusera, Virus, Abuelos de la Nada, Vox Dei y Mercedes Sosa. De algunos, incluso, llegó a ser su manager. Así transitó la década de los 90 con su marca Fénix, una referencia en shows musicales. En esos años convivió con otros actores del mercado del entretenimiento con quienes luego terminaría distanciado, como Daniel Grinbank o Mario Pergolini. También, durante el período menemista, conoció a uno de sus socios más importantes: Diego Finkelstein, a quien sumó a Fénix Entertainment Group.

“A Finkelstein lo conozco de casualidad en algún momento de 1999, porque nosotros hicimos un concierto muy importante con Luciano Pavarotti. Un gran amigo, Sergio Grofskopf, que me auspiciaba con los shoppings Alto Palermo, me dice de sumar a este evento de Pavarotti a una familia que yo quiero mucho que son los Werthein, porque estaban vendiendo la empresa de seguros La Caja al grupo italiano Generali, se estaban fusionando. Hicimos un concierto maravilloso con Pavarotti en la cancha de Boca con la negra (Mercedes) Sosa, auspiciados por Generali, La Caja y Alto Palermo. Ese día me presentaron a Diego Finkelstein, que yo lo había conocido porque él estaba saliendo con la hija de Alfredo Coto, y en algún evento, que fui a venderle a Coto él venía como futuro yerno, o trabajaba ahí, y lo conocí. Él se quería meter en el negocio y terminamos de hacer lo de Pavarotti y nos asociamos”, recuerda Fígoli.

Con Finkelstein, en 2012, se sumaron a la aventura de comprar la parte de La Rural que era de Francisco De Narváez. El predio ferial de la Rural era 50% de la Sociedad Rural y 50% de De Narváez. Cuando se enteran que De Narváez quería vender, salieron a buscar un grupo que los financie. Allí aparecen los hermanos Adrián y Darío Werthein como potenciales socios para comprar la parte de De Narváez. A último momento, los Werthein desistieron de la operación y tuvieron que salir a buscar otro socio, que pusiera el dinero. Aquí entra en juego la empres Irsa, de Eduardo Elsztain.

“Me parece que Irsa surgió de casualidad porque Diego (Finkelstein) tenía un tipo de relación, no sé si por el templo, con alguno de la familia Elsztain, y ahí se contactó”, cuenta Fígoli. Al final la operación se cerró con la creación de la empresa Ogden, de la que Irsa tuvo el 50% y el Grupo Fénix (Figoli-Finkelstein), la otra mitad. Al poco tiempo, la relación entre Fígoli y Finkelstein comenzó a deteriorarse. Peleas, discusiones, desconfianza. Ya no era lo mismo y la convivencia se había desgastado al punto de la intolerancia, por lo que Fígoli decidió acordar una salida, ya que la amistad con Elsztain era de Finkelstein. “Nosotros nos separamos después de 15 años, se deterioró la relación. Ganamos mucho dinero, muy bien juntos, y después en un momento se deterioró la relación, y bueno... No íbamos a ser más socios, yo no me fui, pero me quedé con Fénix”, afirma Fígoli.

A fines de enero del 2016 le pagaron 66.5 millones de pesos, según informó IRSA a la Securities and Exchange Commission (SEC), por cotizar en la bolsa de Nueva York. En aquellos años, el valor del dólar rondaba los 14 pesos, por lo que fue un poco menos de 5 millones de dólares. Con ese dinero en el banco, habló con el empresario kirchnerista Sergio Szpolski y le compró la FM Rock and Pop y la AM Splendid 990. 

La intención de Fígoli era seguir potenciando su negocio de los shows musicales, sumando ahora una marca emblemática del rock como la FM que fundaron Daniel Grinbank y Mario Pergolini. Pero comprar un medio traería otros beneficios, que luego se convertirían en parte de un modelo de negocios: explotar la grieta.

Durante el macrismo hizo su mayor expansión. En 2018 sumó Radio Colonia, FM Blue en sociedad con el Grupo América y también la agencia de noticias NA. En 2019, se presentó en el juzgado que llevaba adelante la quiebra de Radio Rivadavia y presentó un plan de negocios para mantenerla en pie. La histórica radio de los Cetrá tenía una deuda muy difícil de afrontar con Sadaic y también con la AFIP. Fígoli, que por su actividad conocía a los sindicatos que pesan en el mundo de la música y la radio, pudo llegar a un arreglo para afrontar esa deuda y también acceder a una moratoria de la AFIP. Una particularidad del caso fue que se había decretado la quiebra de la radio y luego se retrotrajo para permitir el ingreso de Figoli, quien además de las frecuencias se quedó con el edificio de la calle Arenales y Pueyrredón, donde funcionaba la emisora. La familia Cetrá conservó el terreno donde estaba montada la antena en Villa Tesei, proyectado ahora para armar un barrio privado. Todos ganaron.

La programación de Radio Rivadavia se convirtió en un emblema del periodismo anti K, donde alimentar la grieta es parte del negocio. Él, con más elegancia, lo llama “formar audiencia”. En paralelo, también ganó una licitación para explotar el Ecoparque de la Ciudad de Buenos Aires, en pleno barrio de Palermo, donde antes funcionaba el zoológico.

Marcelo Figoli

Peronismo

Durante la presidencia de Alberto Fernández, se quedó con otro negocio que estaba en baja, el Parque de la Costa, ubicado en la localidad de Tigre, tierra del massismo. En marzo del 2021, en un acto con el gobernador bonaerense Axel Kicillof y el entonces Presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, se anunció la compra del Parque de la Costa, otro negocio en crisis y que la pandemia terminó de detonar. 

Tras una negociación con la empresa Comercial Del Plata se llegó a un acuerdo para adquirir el paquete accionario por 1 peso y saldar la deuda de unos 12 millones de dólares. Las voces del mercado sostienen que el dinero para la operación habría sido prestado por la propia Sociedad Comercial Del Plata y una vez dentro de la empresa, Fígoli saldó la deuda con sus acreedores. Antes de eso, tanto la provincia como el municipio de Tigre, en cabeza de Julio Zamora, le otorgaron beneficios impositivos que ayudaron a que el negocio tenga mejor rendimiento. Fue un juego a tres bandas: Figoli le hacía un favor a la política; el Gobierno se evitaba un conflicto sindical por los despidos y el empresario se quedaba con una empresa por poca plata.

Su última inversión es el Grupo Vía, una empresa especializada en publicidad en la vía pública. Este es otro negocio que está atado a la política, pero que también le sirve para la promoción de sus espectáculos musicales. Dos actores importantes de este sector son peronistas relevantes en el ecosistema porteño: Enrique “Pepe” Albistur y el sindicalista Víctor Santa María, también adepto a la compra de medios.

Una relación política que Fígoli construyó hace mucho tiempo es con Mauricio Macri, a quien conoce desde los ‘90 cuando hacía shows en la cancha de Boca y Macri presidía el club. Traer artistas internacionales le dio poder ya que personajes importantes le pedían entradas para pasar gratis al VIP a conocer a sus artistas preferidos.

Durante el gobierno de Cristina Kirchner comenzó a recibir sponsors también de la política que veía con simpatía promocionarse en los recitales. Ese fue su primer contacto con la pauta oficial. La ciudad de Buenos Aires también comenzó a ser anunciante de sus shows. Así aprendió a construir audiencias y a armar recitales a la carta para la política.

Figoli tiene mala fama en el universo mediático y también en el mundo del entretenimiento. Algunos de sus colegas lo resisten. Se peleó con Grinbank, según fuentes del espectáculo, y el desprecio es recíproco; lo mismo con Mario Pergolini y con su ex socio Finkelstein también se acabó la estima. Es un empresario que entró al mundo de los medios a toda velocidad y que creció en pocos años en cantidad de audiencia.Su fuerte son las radios, aunque ahora quiere poner un pie en la televisión. Intentó comprar America TV y NET TV, aunque no pudo lograrlo. Por ahora se tendrá que conformar sólo con un canal en la patagonia y un acuerdo con el sindicato de la UOCRA para explotar su señal de televisión. Quiere más. Y la política, tanto del oficialismo como de la oposición, está dispuesta a ayudarlo. Su forma de construir audiencias le sirve a las partes porque Fígoli es el socio de todos.

Galería de imágenes

En esta Nota

Rodis Recalt

Rodis Recalt

Periodista de política y columnista de Radio Perfil.

Comentarios