La jura del nuevo ministro de Defensa tuvo una figura que pasó menos advertida en el acto formal pero que concentra buena parte de las señales políticas del recambio: Guillermo Madero. Confirmado como jefe de gabinete del flamante ministro Carlos Alberto Presti, Madero llega al corazón del Ministerio con un recorrido previo que lo convierte en una pieza clave para leer el rumbo que tendrá el área en la gestión de Javier Milei.
Su nombre no es nuevo en el circuito militar, proviene del equipo de Presti y deja detrás una estela de decisiones y gestos que lo ubican en el centro de las controversias vinculadas a las políticas de Memoria, Verdad y Justicia. Según publicó el diario Página/12, Madero fue uno de los funcionarios que, durante la gestión anterior, obstaculizó pedidos de información de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), visitó la Unidad 34 de Campo de Mayo —donde se alojan represores condenados— y celebró el cierre de los Equipos de Relevamiento y Análisis Documental, que aportaban pruebas clave a las causas judiciales por crímenes de lesa humanidad.

En ese contexto, Madero aparece como un garante político de una línea ya conocida. No sólo acompañó a Presti en la ceremonia de jura, sino que fue visto dialogando distendidamente con el embajador de Estados Unidos, Peter Lamelas, enviado de Donald Trump, con quien ya había coincidido días antes en el brindis de fin de año de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina. También mantiene un vínculo estrecho con el funcionamiento cotidiano del ministerio: su esposa, la abogada Verónica Beltramino, se desempeñó como asesora legal en la Subsecretaría de Defensa Civil.
El peso de su figura se proyecta además sobre el resto de las designaciones. El gabinete de Presti estará dominado por uniformados: cuatro de los seis cargos principales quedarán en manos de militares. El secretario de Estrategia y Asuntos Militares será Alberto Puebla, compañero de promoción de Presti, mientras que el general Carlos Martín y el coronel Ariel Mira Peña ocuparán subsecretarías clave. Entre los civiles, además de Madero, seguirá Mario Katzenell en la Secretaría de Investigación y Producción para la Defensa.
Por ese motivo, la designación de Madero adquiere mayor peso en el marco del gabinete que armó Presti. Si bien el flamante ministro se incorporó al Ejército en democracia, su historia familiar está atravesada por la dictadura: es hijo de Roque Presti, jefe del Regimiento de Infantería Mecanizada 7 de La Plata durante el terrorismo de Estado, responsable del Área 113, donde funcionaron centros clandestinos y se produjeron secuestros emblemáticos como los de la Noche de los Lápices y la apropiación de Clara Anahí Mariani Teruggi. Sobre esos crímenes, el actual titular de la cartera de Defensa nunca se pronunció públicamente.

Otra de las decisiones más sensibles fue la confirmación del teniente coronel retirado Daniel Martella al frente de la Secretaría de Asuntos Internacionales. Martella es hijo de Santiago Martella, represor condenado a prisión perpetua en el megajuicio de La Perla. Su llegada se inscribe dentro de una lógica, el de reivindicar a las Fuerzas Armadas como víctimas de una supuesta “demonización” y relativizar los procesos judiciales por delitos de lesa humanidad. En ese entramado, el rol de Madero aparece como un articulador de una agenda que excede lo estrictamente militar.
Quedan aún vacantes cargos particularmente delicados, como la conducción del IOSFA, con una deuda que supera los 200.000 millones de pesos, y las direcciones vinculadas a inteligencia estratégica y derechos humanos. La reciente salida de Joaquín Mogaburu hacia la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Nación refuerza la idea de continuidad de una misma línea discursiva, ahora trasladada desde los cuarteles al Estado nacional.
Con estas maniobras, el Ejército ganó centralidad y se siente cómodo en un nuevo esquema. La incógnita, señalan fuentes del propio ministerio, no es sólo cómo funcionará este gabinete militarizado, sino qué rol jugará Guillermo Madero como operador civil de un ministro con pasado y presente castrense.
















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