Wednesday 1 de May, 2024

POLíTICA | 09-04-2023 07:20

María Eugenia Vidal, la tercera en discordia

La furiosa agenda de abril para instalarse como precandidata del PRO, donde ya juegan Larreta y Bullrich. La contención familiar.

Tras el casamiento con el periodista Enrique Sacco y una mini luna de miel en Mendoza, María Eugenia Vidal inició el que puede ser el mes más intenso del año: en agenda hay una gira por el interior del país y la provincia de Buenos Aires previo a determinar si será o no precandidata a presidenta en este 2023.

La decisión de Mauricio Macri de ratificar que no jugará le dio aire. Si el ex presidente se lanzaba, la ex gobernadora estaba convencida de bajarse y acompañar. Pero ahora tiene las pilas cargadas: “Está con ganas. Hoy quiere jugar, aunque en todo momento lo está analizando”, dice uno de sus colaboradores que la acompaña en la gira que empezó por Entre Ríos. Y agrega: “Es que es el único lugar en el que se ve. Tiene la experiencia de la provincia y tiene energía. Nos pidió que no la visualicemos en otro rol”.

Vidal evaluará a fin de mes cómo se siente, analizará qué le conviene a Juntos por el Cambio y mirará encuestas. Por ahora, cree que es capaz de saltar la grieta del PRO entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Es la tercera en discordia.

Aire. El sábado 25 de marzo, durante su casamiento, Vidal recibió una noticia que resignificó la campaña que ya tenía programada. En una charla descontracturada con Mauricio Macri, de la que también participaron Sacco y Juliana Awada, el ex presidente le dijo que en las siguientes horas, en la mañana del domingo, saldría con un video en redes ratificando que no participaría de las elecciones.

El ex presidente ya le había dado indicios de que no jugaría. La confirmación fue un alivio para ella: si participaba, su candidatura hubiese carecido de sentido. De hecho, parte de su equipo había empezado a trabajar bajo la misma condición: si Macri se lanzaba, volvían con él. “Celebro que hayas hecho lo que sentías de verdad”, lo arengó en medio de la fiesta.

Desde ese momento, Vidal empezó a recargar energía para empezar su propia carrera que la llevará a una gira furiosa durante abril, que comprende provincias del interior como Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba. Cada uno de esos viajes alternado con visitas al Conurbano y al Buenos Aires más profundo. A fin de mes está su deadline: allí decidirá si se convierte en precandidata o acompaña a otro dirigente.

Por ahora se mueve con un pequeño grupo de colaboradores: Darío Nieto, ex secretario de Macri; María Laura Fragueiro, quien le organiza la agenda en el territorio; Agustín Bavio, su jefe de prensa; Alejandro “Conejo” Gómez, ex funcionario de la Provincia; más un fotógrafo y un community manager. Siempre se mueven en aviones de línea, sin vuelos charter, y le piden a los referentes locales del PRO que les pongan vehículos a disposición para las recorridas. Una campaña austera.

“Yo me puse un plazo a mí misma. Los cierres de lista son el 24 de junio, pero creo que dentro de un mes va a ser un plazo razonable para tomar una decisión”, dijo en una entrevista en LN+. Y agregó sobre la interna: “No me voy a correr de lo que para mí es más importante: que haya un plan serio y reglas claras. Que la gente nos vea competir pero que, gane quien gane, al otro día nos encuentre trabajando juntos”.

Si la campaña furiosa de abril la lleva a tomar la decisión de no participar, Vidal tiene dónde refugiarse: Horacio Rodríguez Larreta fue su mentor y por eso es su preferido en la interna con Bullrich. De hecho, el jefe de Gobierno porteño fue el único de los precandidatos del PRO invitado a su fiesta íntima de bodas, donde hubo menos de un centenar de personas. “Horacio me dio mi primer trabajo en lo público en el año ’98, lo conozco hace 25 años. Tengo un vínculo personal y no hice mi lista pensando en lo político”, explicó. Y agregó: “A Patricia yo la respeto mucho, pero no me une una cuestión personal. No me importa nada si no estaban todos los que la gente esperaba, era un casamiento”.

En el larretismo aseguran que más allá del juego personal de Vidal, “la relación entre ellos está intacta”. “María Eugenia tiene en su entorno a mucha gente cercana a Horacio, por lo que siempre se la espera. Sería disruptivo que juegue para otro lado que no sea con nosotros”, agregan.

Vidal corre de atrás al binomio que polariza la interna del PRO, pero cree que puede dar pelea. A quienes dudan, les muestra una encuesta de la consultora Aresco que la ubicaba en febrero a tres puntos de Larreta y siete de Bullrich, cuando aún no había empezado su recorrida más furiosa por los medios y el interior. Se tiene fe.

Campaña. Más allá del momento edulcorado que vive íntimamente, está dispuesta a pegar y que le peguen. La ex gobernadora entiende que exponerse a una candidatura es meterse en el barro más profundo de la política y ya empezó a transitar ese camino.

Por su gestión en la Provincia, suma constantemente cruces con Axel Kicillof. El último, a raíz del asesinato del colectivero Daniel Barrientos que concluyó en una marcha en la que fue agredido el ministro de Seguridad, Sergio Berni.

“Sería un gran retroceso para la provincia (si Kicillof es reelecto). En estos tres años lo único que pudo mostrar fueron críticas a mi persona”, dijo Vidal sobre el gobernador. Y concluyó: “Al que le roban o al que perdió el trabajo no le importa lo que Axel piense de mí”.

Luego, se metió en la política: “Lo que Kicillof no puede explicar es por qué yo dejé 760 cargos políticos y él tiene 1800, que no son policías ni médicos. Son las Victorias Donda de esta vida, que tiene un cargo tan largo e inexplicable que no se puede ni nombrar”.

Pero la campaña también tiene lugar para los reveses. De hecho, en su recorrida inicial por el interior ya encontró el primer escrache: fue al llegar a la Universidad Autónoma de Entre Ríos, en Paraná, donde una veintena de personas la esperó en la puerta, a pesar de la lluvia, para manifestarse en contra de su visita. “Sorprende que quienes despreciaron y desfinanciaron la educación ahora puedan dar cátedra de lo imprescindible que resulta para el desarrollo”, dijo la vicegobernadora Laura Stratta.

En el equipo de Vidal le restan importancia a lo sucedido: “Eran pocos y se fueron antes de que empiece la clase magistral, donde había un auditorio repleto de unas doscientas personas”, aseguran. Están preparados para que haya resistencia: todos los territorios que caminarán este mes están gobernados por el peronismo.

Contención. A la ex gobernadora, este momento de definición la encuentra en un lugar especial desde lo personal. “A mí me tocó divorciarme apenas empecé la gobernación y mudarme a una base militar. Era difícil dar batallas y volver a tu casa para estar sola con tus hijos, que además necesitan una mamá que se ocupe de ellos. Tus hijos no pueden ser tu sostén”, contó en una entrevista.

“Voy a cumplir 50 y a esta edad me pone muy feliz”, agrega sobre la apuesta a la nueva familia. Y en cuanto al ámbito político, dice: “Todo lo que me pasó fue un aprendizaje para traerme adonde estoy. Aprendí de los aciertos, pero más de los errores. La gente te enseña mucho. Cuando te votan no te dan un cheque en blanco, y cuando no te votan, algún error cometiste. La política te aleja de la gente, te hace indiferente al dolor y yo no quiero que me pase eso”.

Días antes de su casamiento con Sacco, sus padres cumplieron 50 años juntos. “Al final de cuentas eso es lo importante: la familia. No podés sacar eso de eje”, aconseja a quienes le preguntan sobre su situación actual. Vidal hará lo posible por subirse a una candidatura, pero si no sale convencida de la gira de abril buscará un nuevo rumbo. Lo único que no quiere es que la apuren. Cuando algún dirigente provincial la interroga, lo evita de manera automática: “No es tiempo de definiciones”, sostiene. Y completa: “Con la economía destrozada que tenemos, mejor no hablemos de eso hoy”.

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Carlos Claá

Carlos Claá

Periodista político

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