Axel Kicillof llegó a la Gobernación bonaerense en el asiento trasero de un Ford Mondeo y al bajar, se encontró con su vocera, Jésica Rey, que lo esperaba en la calle junto a los cuatro elegidos para la transición: Carlos Bianco, Augusto Costa, Federico Thea y Agustina Vila.
A la vuelta del edificio, donde María Eugenia Vidal esperaba a Kicillof para la primera reunión de traspaso de mando, Bianco estacionó el Renault Clío con el que recorrieron la provincia durante la campaña. Y cuando el encuentro a solas ya había comenzado, “Carli”, como le dicen sus allegados, salió de Gobernación para mover su “Kicimóvil”.
El auto salió de 6 y 53, donde descansaba a la sombra, y recorrió varias cuadras hasta aparecer en la avenida 51, uno de los laterales de la Casa de Gobierno de La Plata. Al llegar a la puerta del lugar, al que soñaron entrar triunfantes durante meses, el chofer y dueño del “Kicimóvil” no pudo evitar sonreír y luego Bianco mantuvo un breve diálogo con una agente de la Policía bonaerense que custodiaba el ingreso.
Con el OK de la seguridad oficial, el portón de rejas negro se abrió lentamente y Bianco puso primera y entró. De visitante (hasta el 10 de diciembre), el Clío quedó estacionado durante las dos horas que duró la reunión entre Kicillof y Vidal. Pero seguramente volverá pronto, porque su dueño es uno de los hombres de mayor confianza del gobernador electo y quien suena para ocupar el cargo de Jefe de Gabinete. Parafraseando la canción de Piero, que Kicillof usó para uno de sus últimos spots de campaña, llegando, llegaron.
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